Leo Alvarado, el héroe de Círculo: "Quedate tranquilo que entro y hago el gol del ascenso"

Fue el último en sumarse al plantel "Papero". Con su madre internada gravemente enferma, viajó a Río Gallegos, ingresó faltando 4 minutos y vaticinó su gol ante el entrenador Alexis Matteo. Su testimonio ante 0223. 

10 de Junio de 2019 00:08

Como una paradoja del destino, Leonardo Alvarado fue el último jugador en incorporarse al plantel de Círculo Deportivo, diez días del inicio del Torneo Regional Amateur a fines de enero. Y también, fue el último en ingresar en la gran final ante Boxing Club de Río Gallegos. Cuatro minutos después de pisar el incómodo césped sintético visitante, corrió "como nunca", recibió de Enzo Vértiz, controló la pelota y definió para anotar el gol que le dio el ascenso al "Papero" al Torneo Federal "A".

Antes de ingresar a la cena con el plantel en el hotel donde se aloja la delegación otamendina, que volverá en avión a Buenos Aires, el polifuncional jugador de 27 años atendió telefónicamente a 0223. "Justo estaba viendo el gol con los chicos y no lo podíamos creer. Se me tilda el celular de mensajes por todas las redes sociales. Es una locura", cuenta con vívida emoción. "Piki me dijo ´pensar que fuiste el último jugador que llamé y me das el gol de mi carrera", agregó.

La película de Círculo Deportivo en la fría Río Gallegos tuvo un final digno y vibrante, acorde a los momentos épicos. Y el ingreso del héroe Alvarado, a los 41´ del complemento en lugar de Ramiro Rodríguez Acosta, tiene una rica e increíble anécdota: "Cuando estaba por entrar, ´Piki´ Matteo (entrenador) me decía que tenía que marcar a tal jugador. Y me salió decirle ´no me des más indicaciones, quedate tranquilo, andá al banco que ahora entro y hago el gol del ascenso´. Y me hizo caso. No me dijo más nada. Después se agarraba la cabeza", manifiesta entre risas. "Se lo está contando a todo el mundo. Era un momento muy tenso, pero yo le decía ´si soy delantero, no tengo que marcar a nadie´", agrega. 

Sobre el instante que recordará por el resto de su vida, el gol del ascenso, contó: "Hice una corrida tremenda. Nunca corrí tanto. Tenía tantas ganas de jugar y hacer algo, que lo pasé al ´Turbo´ (Vértiz) y ni cuenta me dí, se la pedí. La controlé, miré para el medio para dársela a Enzo (Astiz) o devolverla al ´Turbo´ y dije ´ya está, defino yo´", rememoró. "Era un pasaje duro el que vivíamos, nos peloteaban todo el tiempo, en una superficie no deseable para jugar. Con amigos jugás en sintético, pero no una instancia así. Se hacía muy difícil. Estamos disfrutando esto a pleno. Están todos felices, me alegro porque todos se lo merecen".

Alvarado y mamá Graciela, a fines del año pasado cuando jugaba para Argentinos del Sud

Esta felicidad para Alvarado llega en medio de un duro momento personal. Su madre, Graciela, está enferma de cáncer y se encuentra internada en grave estado en el Hospital Interzonal de Agudos luego de ser operada el martes pasado: "Personalmente estoy pasando un momento muy difícil en mi vida por lo de mamá. Le hicieron cinco operaciones en una, algo imposible, y está dormida. Esto es una caricia al alma, la verdad. Mañana (lunes) llego y directamente me voy al Regional a verla. Está muy grave en terapia intensiva. No podré festejar con los chicos hasta Otamendi, tal vez en otro momento. Son cosas muy difíciles", señaló con fortaleza pese al dolor. Pese a ello, el jugador de Círculo quiso estar tanto en la primera final, como en este largo viaje."´Piki´ me dijo ´decidí lo que vos quieras´. Y decidí venir para acá porque sé que mi vieja va a estar bien. Soy 100 % positivo y muy creyente. Ella va a estar muy bien. Y si Dios se la quiere llevar, voy a estar muy orgulloso de ella y de lo feliz que me hizo".

La carrera de Leonardo Alvarado comenzó en San Lorenzo y luego General Mitre, donde con 15 años debutó en la primera de la Liga Marplatense. De allí, pasó a Quilmes de Buenos Aires. Volvió a Unión de Mar del Plata con Gustavo Noto como entrenador para el plantel que disputó la B Nacional. Defensores de Villa Ramallo para el Federal, fue el siguiente destino. Retornó a Al Ver Verás. El año pasado pasó un mes en el ascenso del fútbol de Brasil, hasta recalar en Argentinos del Sud. Hoy, su pase pertenece a San Isidro. Ha jugado de lateral derecho, volante interno, externo, y delantero. "Tengo vocación ofensiva", reconoce. Esa vocación fue la que lo hizo  ir a fondo sin dudar para gritar el gol de su vida.