Brasil-Argentina: los riesgos de romper una relación estratégica
Argentina y Brasil lograron construir una relación duradera que está siendo amenazada por una retórica violenta. Los objetivos de Bolsonaro y los desafíos de Alberto.
Jair Bolsonaro se ha convertido en el más activo detractor del retorno del peronismo al poder. El presidente de Brasil hizo campaña por el presidente, Mauricio Macri, desde antes que el mandatario confirmara su intención de ir por la reelección y manifestó su rechazo al kirchnerismo en pleno proceso electoral brasileño cuando, una vez consumada la victoria contra el postulante del Partido de los Trabajadores Fernando Haddad, saludó a Macri por "derrotar a Dilma Kirchner" en alusión a Cristina Fernández de Kirchner. Desde entonces, si bien Argentina no fue el primer destino de Bolsonaro y Macri no asistió a su ceremonia de asunción, Jair y Mauricio tejieron un buen vínculo bilateral que no pudo ir más allá de la retórica.
En este marco, Bolsonaro viene azuzando que la vuelta del peronismo traerá muchos males a la Argentina y advierte que es el camino que Brasil debe evitar. ¿Por qué toma esta postura? Pueden encontrarse tres elementos: la visita de Alberto Fernández a Lula, los intereses de Estados Unidos combinados a su cruzada personal y fundamentalista contra la izquierda y la posibilidad de que la llegada de Fernández sirva de reconfiguracion del progresismo en América Latina en general y en Brasil en particular.
La realidad es que Jair Bolsonaro advierte, amenazada y asusta sobre la base de una extorsión política que tiene objetivos claros. Veamos
Argentina, con el populismo, más cerca de ser Venezuela
Este latiguillo se viene repitiendo hasta el hartazgo desde antes que Cambiemos ganara las elecciones de 2015. La crisis venezolana y el giro autoritario de su gobierno son utilizados por la derecha regional para demonizar a los gobiernos y corrientes progresistas en la región sin mencionar la estabilidad económica de Bolivia y Uruguay o los desastres económicos de los gobierno neoliberales en Argentina y Ecuador. Como sabemos, la verdad no le importa a nadie.
Aún con una inflación acumulada de 800 por ciento en 4 años o una pobreza de 37 por ciento según la Universidad Católica Argentina o la caída estrepitosa de la industria, los números de la Argentina de Macri estan lejos de Venezuela. ¿Por qué? Muy simple, Venezuela es un país en guerra y el análisis debe partir de esa lógica y la matriz política y económica de Argentina es sustancialmente diferente que la de la nación bolivariana. "Ser Argentina nos salvó de ser Venezuela", dijo hace un tiempo el analista internacional, Martín Shapiro.
En el Frente de Todos no hay un pensamiento único en relación a los motivos por el cual el país bolivariano atraviesa esta profunda crisis pero sin coinciden en que hubo un giro autoritario en el último tiempo, que la salida debe ser negociada y el seguidismo de Macri a la estrategia de Donald Trump es un error que conduce a más penurias.
Concentremonos en las declaraciones de Jorge Arguello, que puede ser el Canciller a partir del 10 de diciembre si el Frente de Todos gana en octubre, quien dijo en una reciente entrevista con 0223 que "inquieta el actual autoritarismo del gobierno venezolano, en particular respecto de la persecución de sus propios ciudadanos. Pero Argentina no puede seguir a ciegas ningún guión foráneo que estará inevitablemente cruzado con intereses ajenos a los de nuestra región, sea que hablemos de Washington, Moscú o Beijing. Las instituciones latinoamericanas, en sus distintas expresiones, son la mejor herramienta para seguir sosteniendo la noción compartida por los diferentes Estados vecinos de que la democracia es una condición para la estabilidad al interior de cada Estado y la paz entre nosotros".
Bajo ningún aspecto, un gobierno de Alberto Fernández tendrá una posición radicalizada como lo que vemos en Venezuela. Al contrario, la amplitud de la unidad y las urgencias económicas lo obligan a correrse al centro y convocar a sectores que estuvieron muy alejados del último mandato de Cristina. Habrá que dejar de utilizar el caso venezolano como discurso de campaña y hacerse cargo de la responsabilidad que cada uno debe asumir para hacerse cargo de una situación que, de empeorarse, afectará a todos.
¿Brasil afuera del Mercosur?
El ministro de Hacienda de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que "si Cristina vuelve y cierra la economía Brasil abandonará el Mercosur". ¿Es posible eso? Definitivamente, lo único que debería hacer el gobierno brasileño es denunciar el Tratado de Asuncion para la Constitución del Mercosur. El entonces Canciller de Michel Temer, José Serra, utilizó el mismo mecanismo para presionara a Uruguay y avanzar en la suspensión de Venezuela del bloque.
El objetivo principal del gobierno de Bolsonaro es condicionar al próximo gobierno argentino y congraciarse con Estados Unidos. El ala liberal del gobierno brasileño representada en Guedes pretende salir del bloque y firmar acuerdos bilaterales con Estados Unidos. Ni los militares ni el sector de ls agronegocios están de acuerdo con semejante locura, mucho más cuando la economía se encuentra en recesión.
Tal como ocurre con China en donde, paradójicamente, la guerra comercial entre Washington y Pekín, favorece a Brasil, ya que, se espera que Brasil exporte 72 millones de toneladas de soja en 2019, de acuerdo a datos de la Asociación Brasileña de la Industria del Aceite Vegetal (Abiove), que aumentó su proyección en casi 4 millones de toneladas considerando una demanda adicional de China por la disputa comercial chino-estadounidense.
La presidente del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, denunció en su cuenta de Twitter que "mientras Trump presiona para que China no le compre soja a Brasil, Bolsonaro ataca a otro aliado como Argentina".
Brasil puede irse del Mercosur si así lo decide su gobierno, la pregunta es si los sectores que pugnan en terminos internos lo van a permitir aunque esto afecte la economía y ponga en crisis el rol dominante de Brasil en Sudamérica.
Alineamiento automático con EEUU
Donald Trump pensó que a esta altura las tres economías mas importantes de America Latina (México, Brasil y Argentina) estarían alineadas. La victoria de Andrés Manuel López Obrador en México y el posible triunfo de Alberto Fernández en Argentina las ubicarán fuera del radar norteamericano en, al menos, dos puntos claves para la Casa Blanca: Venezuela y China.
Sobre lo primero, la llegada de Fernández a la Casa Rosada alejará a nuestro país de la estrategia violenta, aislacionista y ofensiva contra el gobierno bolivariano para acercarlo a la posición neutral y dialoguista de México, Uruguay y la Unión Europea.
Sobre China, Argentina mantendrá la Asociación Estratégica Integral con el gigante asiático pero por sobre todas las cosas, no se avanzará en un acuerdo de libre comercio con EEUU como el que busco el gobierno de Macri y el que pretende instrumentar Paulo Guedes.
Por todo esto, la actitud violenta de Bolsonaro ante la posibilidad de un cambio de gobierno en Argentina está directamente relacionada la defensa del proyecto de Estados Unidos en estas tierras sin un proyecto regional autónomo no garantías de crecimiento y desarrollo.
Un tiro en el pie
La Argentina es el tercer socio comercial de Brasil, después de China y Estados Unidos, pero más importante aún, es el principal destino de las manufacturas brasileñas dado que, como dijo recientemente José Augusto de Castro en diálogo con La Nación, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, el 90% de los productos exportados de Brasil a la Argentina son bienes manufacturados
Una alteración en el vínculo en barreras, cuotas o aumento de aranceles podría perjudica a la industria brasileña y provocar una caída de la actividad económica y un incremento de mano de obra desocupada-que hoy es de 12 por ciento- y agudizaría la recesión
¿Qué beneficios trajo el Mercosur a la relación comercial? Pasó de apenas 2000 millones de dólares en 1990 a un récord de 39.600 millones de dólares en 2011. Luego, el comercio bilateral sufrió altibajos con una caída prominente entre 2014 y 2016, como consecuencia de la peor recesión de la historia brasileña (2015-2016) a raíz de la Operación Lava Jato que desmanteló a las principales empresas.
El año pasado, el intercambio comercial bilateral fue de 26.002 millones de dólares, con un superávit para Brasil de 3900 millones de dólares. Los principales productos importados por la Argentina desde Brasil fueron automóviles de pasajeros, vehículos de carga, autopartes, mineral de hierro y tractores. En los primeros seis meses de este año, la balanza comercial entre los dos países alcanzó los 10.461 millones de dólares, con un superávit para la Argentina de 149 millones de dólares.
Un dato importante es que cualquier espacio vacío que se deje puede ser ocupado por China que buscan mercados en el marco de la guerra comercial con Estados Unidos. Importante dilema para la retórica anti-china de Bolsonaro.
¿Qué pasa con el acuerdo con la Unión Europea? El distanciamiento lo pone en riesgo pero abre la posibilidad para que Argentina refuerza lazos con los que hoy se muestran críticos a la política de Brasil en contra del medio ambiente.
Por último, es importante mencionar que Argentina y Brasil lograron, gracias al Mercosur y la dinámica regionalista, saldar etapas de disputas intrarregionales y fragmentaciones. La virulencia de Bolsonaro reavivan ese pasado de conflictos y arriesga demasiado como para seguirle la corriente. Habrá que dejar de lado las calificaciones de "bandidos de izquierda" o "violento racista" para estar a la altura de la relación estratégica.
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