Griguol, su paso por Kimberley y una amistad muy fuerte: "Fue mi viejo, le debo todo"

Carlos Timoteo Griguol falleció y en Mar del Plata dejó un grato recuerdo al dirigir al "Dragón" durante unos meses de 1979. La palabra de Juan Carlos Eito, entrenador, amigo y ayudante suyo en Kimberley. Y el recuerdo de sus dirigidos.

Eito, Griguol y Carlos Aimar, en un entrenamiento de Kimberley.

6 de Mayo de 2021 20:09

Carlos Timoteo Griguol falleció este jueves a los 86 años, y el mundo del fútbol argentino lo recuerda con el afecto, el respeto, el honor que se ganó dentro y fuera del campo de juego, como futbolista profesional primero, como entrenador y maestro luego. Y Mar del Plata ocupó un lugar importante en la vida del "Viejo", como lo apodaban sus conocidos. 

Hasta hace dos años, la ciudad fue el lugar de veraneo predilecto en cada temporada, con un departamento propio. Quien es futbolero y caminó las arenas de Punta Mogotes, más de una vez se lo habrá cruzado jugando campeonatos de tejo con sus amigos en el Balneario 12. Pero ese amor por Mar del Plata tuvo un quiebre, una profundidad, durante la segunda mitad de 1979. Un Club Atlético Kimberley en ebullición, con 50.000 socios, siendo modelo en el país, se lanzó con todo al fútbol y apostó a Griguol para dirigir el equipo que había obtenido su plaza en el Torneo Nacional por haber sido campeón marplatense el año anterior. Timoteo había llegado desde Rosario Central, donde comenzó su carrera como DT en en 1971, y dos años después había logrado el Nacional. Entre 1975 y 1977 había dirigido a los Tecos de Guadalajara, México.

La formación de Kimberley que le ganó a River 2 a 1 en el nuevo Mundialista.

El "Dragón" reforzó el plantel con buenos jugadores: Jorge "Gallego" Vázquez (de Atlanta), Jorge "Cholín" Davino, Alfredo "Bambi" Veira y el goleador de la ciudad, Norberto "Llamarada" Eresuma, Norberto Rosetti y Oscar Agonil (ambos ex Rosario Central), Rubén Valdez (exdelantero de Valencia de España), entre otros. La campaña estuvo lejos de las expectativas: 4 victorias, 8 derrotas y 2 empates. El equipo no pudo pasar de la primera ronda. Sin embargo, quedó para la historia un 2-1 sobre River Plate en un repleto y nuevo "Mundialista", ante un "Millonario" con los campeones del mundo "Pato" Fillol, Daniel Passarela, "Beto" Alonso, Leopoldo Luque. Eresuma y Agonil marcaron los goles; Luque descontó. También se destaca un 3 a 3 ante Huracán en Parque Patricios, que tenía a Miguel Ángel Brindisi en sus filas.

Griguol continuó dirigiendo al equipo en el torneo local, buscando clasificar al siguiente Nacional. Pero el equipo tampoco pudo alcanzar ese objetivo. Recibió el llamado de Ferro, en medio de tantísimas otras ofertas. Económicamente, para Kimberley era imposible retenerlo, e incluso la fallida experiencia deportiva le causó problemas en el tiempo siguiente. Pero al margen de las estadísticas, sus dirigidos -tanto profesionales como juveniles- recuerdan hoy con total afecto y admiración el paso del "maestro" por Kimberley.

Juan Carlos Eito: "Fue como mi viejo, le debo todo"

El entrenador de fútbol marplatense Juan Carlos Eito hoy llora la pérdida de alguien más que un amigo. Carlos Timoteo Griguol "fue como mi viejo", no duda en afirmar. "Carpeta", como es conocido en el ambiente, dirigía en las inferiores de Kimberley y cuando el hoy fallecido entrenador asumió en el club marplatense, se sumó al cuerpo técnico como ayudante de campo junto a Juan Manuel Romay. Desde entonces, entablaron un vínculo que se mantuvo inalterable hasta el final, con gestos de Timoteo hacia él que sobrepasaron lo esperado. 

"Kimberley estaba en su mejor momento, había terminado la pileta y para el fútbol convocó a varios técnicos y la subcomisión eligió a Timoteo. Así cayó a Mar del Plata, con una idea. Me sumé a su trabajo, y ahí empezó la amistad...que más que amistad.. para mí es mi viejo. El que me dio todo. A nivel futbolístico, personal... No tuvo la suerte de ganar el torneo, le ganamos a River un partido histórico, pero a nivel local no se pudo", recordó Eito ante 0223

Griguol y Eito, una amistad de más de 40 años.

Kimberley no cumplió con su objetivo de clasificar a la siguiente ronda, y Juan Carlos analiza en perspectiva el por qué: "El torneo era muy difícil. En ese momento no se podía competir como ahora con los equipos de primera. Ahora hay más ritmo. Por más que Carlos hizo un trabajo excepcional, no alcanzó. Algunos jugadores que se trajo de afuera no anduvieron lo esperado. Eso a él lo perjudicó mucho. Pero a Mar del Plata siempre le costó gravitar en los Nacionales."

A la hora de señalar los cambios que Griguol introdujo en el club, contó: "Carlos acá profesionalizó el fútbol desde lo organizativo, a nivel inferiores, el trabajo en doble turno. Nosotros cortábamos la cancha, él se subía al tractor y yo juntaba el pasto, o viceversa. Como hizo en Gimnasia o en Ferro, fue en Kimberley. Y no siguió porque lo vinieron a buscar varios equipos de Buenos Aires. Ferro, Boca, River que primero le dijo que no y luego fue en 1987; México... En su momento había tenido un bache profesional y por eso vino acá, luego buscó lógicamente algo más redituable", rememoró. Anécdotas hay miles, pero en la cercanía habitual que tenía con los jugadores, Griguol también era cheff: "Nos invitaba a comer y nos hacía un lomo a la pimienta que nos mataba. El plantel era joven y después de comer eso los mataba (risas), siempre le gustó la pimienta y comer caliente".

Tras su partida de Kimberley, Carlos Griguol asumió en enero de 1980 en Ferro, iniciando un ciclo histórico y exitoso hasta 1987. En el club de Caballito fue campeón de los Nacionales de 1982 -invicto- y 1984, y con tres jugadores que se llevó desde el "Dragón": el arquero Eduardo Basigalup, el marcador marplatense Roberto Mario Gómez y el delantero Oscar Agonil -que ya había dirigido en Central-. Juan Carlos Eito podría haber estado al lado de Griguol en su cuerpo técnico: "Me quiso llevar, también a River. Estábamos todo el día juntos. Pero no quería dejar a mi familia, a mi viejo, el club. Entonces me consiguió la representación de la firma Adidas, la primera en Mar del Plata. Puse un local en Independencia y Castelli, llamado Depor Doos".

A la vez, "Carpeta" quedó como observador en la zona de jugadores para llevar a Ferro: "Fuimos pioneros en llevar jugadores a Buenos Aires. Víctor Hugo Marinella y Carlos Silva, los primeros que llevamos. Yo probaba jugadores en invierno, viajábamos en un colectivo y también veía otros jugadores del interior", recordó Eito.

Pero en esa labor de observar jugadores, hubo uno que llamó la atención y realmente llegó lejos: Germán Adrián Ramón Burgos. "Había un arquerito que andaba muy bien. Fuimos todos los domingos del verano a verlo a la cancha de River en un torneo, hasta que lo llevamos de Florida a Ferro. Yo le decía ´Carlos, nos perdemos el domingo de playa´, pero él decía ´tenemos que ir a verlo igual´. También llevamos a Luis Laxalde, que Carlos lo quería mucho. Su idea siempre fue ver jugadores de Mar del Plata y la zona".

La nostalgia invade a Eito al hablar de su maestro Griguol: "Reitero, para mí fue más que mi viejo. Venía todos los veranos y pasábamos todos los días juntos. Almorzábamos y cenábamos. Íbamos a la parrilla del ´Gato´ Mignini primero, la del ´Gancho´ Zwicker después. Vivía jugando al tejo y a las cartas". Y agregó sobre el amor de Timoteo por Mar del Plata: "Después de Kimberley no dejó de venir nunca más. Se compró su departamento acá. En invierno se iba a Miami, donde tenía una de las mejores casas. Pero durante 40 años, vino a nuestras playas y se quedaba toda la temporada, yo lo llevaba y traía. Él y su señora me organizaban siempre mi cumpleaños, el 11 de febrero. Su familia ama a Mar del Plata."

Al intentar explicar por qué Griguol le tuvo tanto afecto, por qué tuvieron la relación especial que tuvieron, Juan Carlos Eito finalizó: "Porque me tomó como un hijo. Así lo fui para él, su señora Betty. Por eso me puse mal cuando dijeron que había fallecido la semana pasada, porque yo estaba en contacto permanentemente. El último tiempo no estaba bien. Estos años no lo trajimos más a la ciudad. Era tan famoso que toda la gente se iba encima suyo. Y él últimamente no sabía quién era (padecía Alzheimer), por eso lo cuidamos de traerlo", expresó. Y cerró: "En este tiempo de su enfermedad traté de ayudar en lo que pude, porque me ha dado todo: en lo anímico, futbolístico, económico. Fue un ser grandioso. Tuve la suerte de conocerlo y aprender todas las cosas de él. Mi idea es el día de mañana tratar de seguir haciendo lo que él dejó".

"Timoteo nos ataba con una soga para ser un equipo ´corto´"

Griguol dejó siempre su huella en cada jugador dirigido, y en Mar del Plata no fue la excepción. No importaron los malos resultados obtenidos en Kimberley. La docencia, el don de gente, quedaron impregnados en quienes lo conocieron. Rodolfo Maffioni tenía 20 años cuando Timoteo llegó al club, y era uno de los muy buenos jugadores que se destacaban en inferiores, en una tercera división que se lucía. Los jueves, los juveniles hacían fútbol con el equipo de primera. "Fue un adelantado por excelencia, un maestro", no dudó en afirmar ante 0223. En una anécdota, lo describió: "una vez trajo una soga larguísima para que seamos un equipo corto. Ataba al 4 con el 2, el 6 con el 3, y hasta los delanteros. Entonces atacaban los delanteros y los defensores tenían que salir porque estaban atados. Formaban un bloque. Había conseguido una soga de no sé cuántos metros, y nos ataba", contó con una sonrisa. "Después nos llevaba a ver básquet. Nos decía cómo teníamos que marcar en el área en las pelotas paradas. Nos enseñaba: ´miren cómo marca el jugador de básquet, la mano en el pecho´....un fenómeno", agregó. El fallecido director técnico apostaba y mucho a los chicos, pese a que solamente Luis Alberto Laxalde pudo jugar unos minutos en el Nacional: "Nos llevaba a ver partidos. Era un monstruo. Y nos enseñaba cómo anticipar, cómo cabecear, cómo poner el cuerpo para que no te rompa la trompa el delantero, cómo cepillar...acá hizo cosas que no existían. Hay miles de historias con el ´Viejo´. La verdad, un fenómeno".

"A los más chicos nos llevaba para todos lados. Agarraba a cuatro o cinco y nos llevaba a merendar a la casa los sábados por la tarde. Pasaba por Ochoa (Independencia y Formosa) que vivía el enfrente en un cuarto piso, compraba masas finas, facturas, y merendábamos junto a la señora. Se la pasaba hablando de fútbol. Todo lo que veía, lo enseñaba. Un maestro", cerró Maffioni.

Por su parte, Fabián Moreira también era un juvenil de aquel plantel. Lateral derecho luego campeón en 1982 con el "Dragón", disfrutó de las enseñanzas de Timoteo: "Dejó muchas cosas acá, y de hecho el tenía la idea de continuar con los chicos. Kimberley no tenía resto económico para bancarlo, tuvo un costo importante", sostuvo. "Recuerdo que teníamos a Adidas como sponsor. Nos daba desde ojotas a bolsos, de todo nos proveía. Fue una movida grande para el club", agregó. Entre varios recuerdos, Fabián -exLos Andes, Florida, entre otros- se refirió a los partidos que los jueves los juveniles de la tercera ("a Timoteo le encantaba ir a vernos porque jugábamos bien") jugaban ante la primera, a modo de entrenamiento final antes de los encuentros oficiales: "les empatábamos o les ganábamos a los de primera, y se armaban partidos ´picantes´. Un día le pegaron una patada al ´Chueco´ Jorge Da Silva, y se armó un quilombo bárbaro. Timoteo agarró el silbato, nos dejó un rato que nos separaran, pitó y dijo: ´todos afuera, a bañarse´, pese a que iban diez minutos de partido. Fue a hablar con nosotros, y nos dijo que teníamos que elegir si íbamos a jugar al fútbol o a boxear, y si queríamos boxear, nos llevaba con Di Pilato. Nuestro masajista era Pedro Di Pilato, hermano de Héctor, reconocido entrenador de boxeo". 

Carlos Moreno fue uno de los históricos defensores del fútbol marplatense, y tras haber jugado en Quilmes el año previo, fue incorporación de ese Kimberley. Ante 0223, recordó a Carlos Griguol: "Para mí fue el técnico que me marcó lo que es ser profesional. Estaba en todos los detalles. El estado de la cancha, la ropa,  las concentraciones, los viajes no se le escapaba ningún detalle", indicó. Pese a tener experiencia en el fútbol para ese momento, el "Rulo" -hasta hace pocos años, empleado del Club Peñarol-, deportivamente Timoteo fue un docente: "los trabajos con pelota parada, la ley del offside, la barrera de memoria según viniera de un lado o del otro, hacer doble turno de entrenamiento que nunca se hacía acá. Aparte sabía todo lo que hacía el rival de turno. Y los viernes hacía asados, era un gran asador", agregó. "Fue un verdadero maestro, y una gran experiencia tenerlo para mí. cerró.