El atentado que cambió el mundo
El ataque terrorista cambió la dinámica del mundo y configuró los cimientos del escenario internacional que se vive en el presente.
El 11 de septiembre de 2001 quedó marcado a fuego en la retina de todo el mundo. Por lo impactante de las imágenes de dos aviones estrellándose contra el emblema de una de las ciudades más icónicas del mundo, el temor a un conflicto desconocido y la seguridad de que nada de lo que vivimos quedaría igual después de esos hechos.
El ataque terrorista cambió la dinámica del mundo y configuró los cimientos del escenario internacional que se vive en el presente y que trajo el recuerdo de los 20 años transitados con el retorno de los talibanes al poder en Afganistán. Pero ya volveremos a ese punto.
¿Por qué el atentado a las Torres Gemelas diseñó las directrices del nuevo mundo? Porque consolidó el fin del mundo unipolar que supo hegemonizar Estados Unidos durante toda la década del 90.
Años previos, Vladimir Putin ganó su primera elección en Rusia en 1999 y China empezaba sus primeros pasos como potencia emergente dispuesta a pelear la hegemonía con Washington. Juntos fundaron la Organización para la Cooperación de Shangai con el objetivo de construir un polo de poder alternativo euroasiático que rige hasta el día de hoy y es protagonista de guerra comercial, política y tecnológica que libran Washington y Pekín.
Por el lado de América Latina, buena parte de los países sudamericanos experimentaron crisis sociales y económicas y eso desembocó en liderazgos de corte populista que expresaron, según cada caso, un perfil "antinorteamericano" y profundamente "latinoamericanista". Entre 1999 y 2002, Hugo Chávez en Venezuela y Lula Da Silva en Brasil ganaron las elecciones en sus respectivos países como anticipo de la llamada "ola progresista" con presidentes como Néstor Kirchner, Evo Morales o Rafael Correa.
El vuelco a Medio Oriente hizo que Estados Unidos descuidara una región que más tarde rechazaría la propuesta del ALCA en una recordada cumbre realizada en la ciudad. Pero no solo dejó de mirar su principal zona de influencia sino también dejó que China acelerara el paso y reforzara su poder en Africa y América Latina.
Es que el ataque hizo que el entonces presidente de Estados Unidos, George. W. Bush , orientara toda su política interna y externa a combatir a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda y autor intelectual del atentado. La guerra en Afganistán contra los talibanes y la incursión en Irak que terminó con el asesinato de Sadam Husein en 2006.
La decisión de Bush de ir a la guerra contó con un enorme apoyo popular. Su aprobación llegó al 90 por ciento, la invasión a Afganistán fue apoyada por el 80 y sólo una legisladora votó en contra.
La guerra generó enormes pérdidas económicas y humanas y se convirtió en un debate interno en el cual, todos los sucesores de Bush compartían la necesidad de retirar las tropas pero solo lo terminó concretando Joe Biden luego de 20 años. ¿El costo de esa decisión? La vuelta de los talibanes al poder.
El momento en el que Bush se entera del atentado
La incursión bélica no terminó con los grupos terroristas sino todo lo contrario. Surgió ISIS como consecuencia de la invasión en Irak y entre 2012 y 2015 expandió un regimen de terror que solo fue reducido con otra guerra que incluyó a actores locales y regionales pero también a Estados Unidos y Rusia. De esa nueva experiencia bélica quedó arrasado Siria, otro foco de inestabilidad.
Son muchas las voces que dicen el 11 de septiembre de 2001 fue el comienzo del declive de Estados Unidos como potencia mundial. Tal vez eso esté empezando a concretarse pero vale decir que el rol de la Casa Blanca seguirá siendo clave para definir acciones que pacifiquen Afganistán y cualquier otro conflicto que sea de interés global.
Lo cierto es que con las caídas de las torres lo que se derrumbó fue el mundo unipolar tras el fin de la Guerra Fría para dar paso a un mundo multipolar y multilateral con tensiones que aumentan a lo largo de los años.
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