Trabajadoras sexuales trans denuncian que son “perseguidas”: "No nos dejan ni entrar a un café"

Aseguraron que son paradas en la calle e infraccionadas por ser trans y la vestimenta que llevan. La mayoría está indocumentada y vive en situación de extrema vulnerabilidad, por lo que no tienen acceso a denunciar las agresiones y humillaciones de las que son víctimas cada noche.

Un grupo de trabajadoras sexuales trans y migrantes dicen que la policía las para en la calle sólo por cómo están vestidas. Foto: arhivo

26 de Noviembre de 2022 20:00

Por Redacción 0223

PARA 0223

Luego de que el intendente Guillermo Montenegro celebrara los dos meses desde la entrada en vigencia de la ordenanza 25.590, que autoriza el trabajo sexual únicamente en un sector próximo a los cementerios del sur de Mar del Plata, las trabajadoras sexuales le salieron al cruce: negaron haber trasladado su actividad y denuncian que por eso son víctimas de maltratos, insultos y persecuciones constantes por parte de la policía y los agentes municipales. Esto trae otras consecuencias: en los bares, restaurantes o cafeterías de la zona, las trabajadoras tienen la entrada vedada y, en la mayoría de los casos, advierten, son interrogadas por las autoridades que presumen a qué se dedican sólo porque “son trans” y la forma en la que se visten.

Preta Naomy nació en Perú, es trabajadora sexual desde hace más de dos décadas y ahora representa al Colectivo de trans migrantes, un espacio del que participan 64 personas, que tienen varios puntos en común: más allá de que se dedican al trabajo sexual, la mayoría vive en situación de extrema precariedad y ni siquiera tiene documento de identidad, ya que provienen de países como Ecuador, Perú, Colombia, Brasil y Venezuela. Esto último es un dato fundamental para comprender por qué viven bajo permanente hostigamiento y agresión. Sin ningún tipo de documentación que acredite quiénes son, se sienten atadas de pies y manos a la hora de pensar en dónde denunciar estas situaciones.

En consecuencia, las corridas con la policía o los agentes del municipio ya son una postal habitual en las inmediaciones de Luro y Champagnat, Luro y 180, La Perla y la zona de la vieja terminal de micros, puntos en donde históricamente funcionó la zona roja de Mar del Plata. Porque, en los hechos, las trabajadoras sexuales nunca se fueron al sector de los cementerios y, para no ser detenidas, caminan todo el tiempo a la espera de eventuales clientes. Si bien entienden que “caminar no es un delito”, no quedan a salvo de las requisas que, en algunos casos, alcanzan importantes niveles de violencia, con forcejeos y gas pimienta incluidos, según advirtió Preta Naomy en diálogo con 0223.

Las trabajadoras sexuales se rehúsan a trasladarse a la nueva zona roja, cerca de los cementerios. Foto: 0223

Pero eso no es todo. Según denunció, las trans que se dedican al trabajo sexual son “perseguidas” aún cuando no se encuentran ofreciendo sus servicios. “Nos paran si nos ven yendo a hacer una compra y hasta lograron que no nos dejen entrar a tomar un café, porque los encargados de los locales gastronómicos temen que les clausuren los comercios si nos ven adentro”, alertó.

rente a este panorama, Preta Naomy calificó de “caza” la situación de la que son víctimas. “Nos detienen por ser trans, por cómo estamos vestidas”, aseveró y contó que por ese motivo varias de ellas acumulan infracciones, cuyas notificaciones aceptan por desconocimiento o, inclusive, porque son analfabetas. “Como saben que tienen poder nos violentan, maltratan y humillan constantemente y hasta nos sacan fotos o filman con total impunidad”, sostuvo. 

Sin embargo, la referente del Colectivo de trans migrantes ratificó que no tienen intenciones de reubicarse en cercanía de los cementerios, no sólo por la importante distancia que deberían recorrer, sino también porque creen que la zona no es segura y perderían su clientela. “Lamentablemente, el hambre y la miseria nos lleva a que vivamos arrinconadas por la policía; hoy por hoy no tenemos opción y por eso pedimos que nos escuchen”, dijo y subrayó que, a pesar de que el gobierno pretende invisibilizar la actividad, “Mar del Plata sin zona no es Mar del Plata”