Casa Libro Lilah, el refugio de los libros difíciles de conseguir

Funciona en una de las 17 propiedades que integran el complejo “La atalaya”, un antiguo inquilinato construido en Dorrego y Luro. Libros descatalogados y primeras ediciones, son algunas de las gemas a las que se puede acceder. 

Fotos: Gentileza Dr. Pepovich / David de la Rosa

27 de Marzo de 2022 12:52

Por Redacción 0223

PARA 0223

Comprar un libro puede ser una experiencia en sí misma. Como disfrutar de una buena comida en un restaurante a puertas cerradas, con un trato personalizado; una moda que tiene varios años en vigencia, al punto que ya prácticamente no son lugares secretos. Esa fue la idea que tuvo, hace cuatro años atrás, David de la Rosa, un librero que montó una librería de textos nuevos y usados en una casa “chorizo”, en el macrocentro de Mar del Plata, un espacio en el que acumula unos 40 mil ejemplares, algunos, verdaderas joyas para coleccionistas.

La Casa Libro Lilah es uno de esos refugios ideales para los amantes, no sólo de la lectura, sino también de los libros como objetos. Funciona en uno de los 17 departamentos que constituyen el complejo “La Atalaya”, en la esquina de Dorrego y Luro, un conjunto construido en 1928 a pedido del sobrino y yerno de Manuel  Martínez, un comerciante español que instaló en ese lugar una casa de ramos generales. Las viviendas -utilizadas en un comienzo como inquilinato- ocupan un cuarto de manzana y en 1985 fueron declaradas de interés municipal

Fotos: Gentileza Dr. Pepovich / David de la Rosa

En el fondo de uno de esos apartamentos vive David de la Rosa. Ocupa una pequeña porción de la propiedad: el 90 por ciento de su vivienda particular se la cedió a los libros, que tapizan esas paredes centenarias y ocupan dos depósitos improvisados ante la falta de espacio.  Hay de todo: historia, política, filosofía, feminismo, textos universitarios, tanto nuevos como usados, aunque los últimos son los más buscados por quienes ya saben cómo funciona el sistema. Es que el librero se ocupa de buscar y cumplir con el encargo del lector más exigente: viaja, revisa los lotes que le ofrecen, descarta material y continúa hasta encontrar libros descatalogados, primeras ediciones; esos textos difíciles de hallar. 

Así fue cómo logró tener una primera edición del clásico de Gabriel García Márquez, “Cien años de soledad”, del que apenas se imprimieron 8 mil ejemplares y que hoy tiene un valor de 1500 dólares. Otra gema para los aficionados es una primera edición de “La serpiente” de César Aira, de editorial Beatriz Viterbo, un libro que no cuesta menos de 15 mil pesos.

Pero, ¿cómo llega hasta esas joyas? “Viajo mucho, recorro ferias de usados, compro lotes de particulares que quieren deshacerse de las bibliotecas porque necesitan el espacio y no les interesa nada de lo que hay ahí”, dice a 0223 de la Rosa. Incluso, asegura, cada tanto se encuentran con gente que ni siquiera quiere dinero a cambio de los libros, sólo que alguien se los lleve. “La vez pasada, dos mujeres me llamaron y me regalaron unas siete cajas de libros de historia del arte que tenían tirados como escombros en el garage”, relata. En general, ese es el destino que tienen las colecciones de enciclopedias, desplazadas desde hace tiempo por los buscadores de internet y que hoy sólo se venden por metro a arquitectos o abogados que las usan para revestir las paredes de sus despachos.

Fotos: Gentileza Dr. Pepovich / David de la Rosa

Para llegar hasta la librería, primero hay que acordar una cita, lo cual le garantiza al cliente un trato personalizado. Porque de la Rosa se asegura no sólo que el interesado encuentre lo que busca, sino también, lo asesora sobre otros materiales en función de sus intereses. Todos los libros se encuentran en buenas condiciones: el librero, antes de adquirir cada lote, revisa que no estén dañadas las cubiertas ni las páginas, ni que tampoco estén marcados con birome o resaltador. El hecho de que sean usados, otorgan un plus valorado en estas épocas: los precios accesibles. 

El público de la Casa Libro Lilah está compuesto, principalmente,  por jóvenes, estudiantes universitarios y profesionales que ya conocen a su dueño, que desde principios de los 2000 tiene un puesto en el ingreso al complejo universitario de Funes y Rodríguez Peña. En ese escenario, incluso, supo tener un stand y un centro cultural de 100 metros cuadrados, en el que se realizaban distintas actividades relacionadas con el arte, la fotografía, la pintura y el cine, por ejemplo. También participó de las primeras Ferias del Libro “Mar del Plata Puerto de Lectura” y fue organizador de varias ferias que tuvieron lugar en la biblioteca de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Fotos: Gentileza Dr. Pepovich / David de la Rosa

“Cada vez que veo que alguien descarta libros en contenedores como si fueran basura o se habla del avance del E-Book por sobre el papel, me pregunto qué va a ser de mí y de tantos otros libreros que dedicamos la vida a esto. Sin embargo, la gente sigue viniendo y cada pedido de libros difíciles de conseguir para mí es un nuevo desafío que me hace renovar la fe en esto que hago desde hace tantos años”, define de la Rosa por último.