Uno de cada cuatro jóvenes argentinos entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja

Según un informe de la UCA, gran parte de los jóvenes de entre 18 y 24 años están excluidos del sistema educativo y del mercado laboral.

La UCA advierte que uno de cada cuatro jóvenes no estudia ni trabaja. Foto: archivo 0223.

24 de Mayo de 2022 18:25

Por Redacción 0223

PARA 0223

Según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), la mitad de los jóvenes argentinos que tiene entre 18 y 24 años está excluida del sistema educativo y una cuarta parte de ellos no solo no estudia sino que tampoco trabaja, por lo que se los considera “doblemente excluidos, de la educación y del mercado laboral”,

Según replicó la agencia de noticias DIB, la investigación denominada “Jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la Argentina urbana pre-post pandemia (2017-2021)” determinó que a pesar de que en el 2021 la escolarización de los jóvenes experimentó una mejora con respecto a años anteriores, los jóvenes de 18 a 24 años excluidos del sistema educativo representan a más de la mitad.

El informe detalla también que, sin muchos cambios antes o después de la pandemia del Covid-19, de manera persistente, entre 2017 a 2021, más del 25% (1 de cada 4 jóvenes) no estudia ni trabaja de manera remunerada.

En cuanto al porcentaje de mujeres que no trabajan ni estudian, es 10% mayor que sus pares varones. Esta situación se reproduce de manera agravada cuando incluimos a los desocupados en el déficit: 3 de cada 10 jóvenes mujeres (22,9%), versus 2 de cada 10 jóvenes varones (30%) no estudian ni trabajan de manera remunerada.

Sin embargo, el estudio menciona que, de todos modos, es entre las mujeres donde tiene lugar la mayor escolarización o terminalidad educativa. En 2021, superando a los varones (42,1%), el 54,6% de ellas terminó estudios terciarios o continuaba estudiando secundario o terciario.

Con respecto al análisis por situación social, un elemento a destacar es que los jóvenes pertenecientes a hogares pobres vienen mejorando su inserción educativa a lo largo de los años, logrando aumentar casi 9 puntos porcentuales entre el 2017 y el 2021. Esto significó una reducción en los indicadores de los que solo trabajan y de los que no estudian ni trabajan.