Ser tarotista: prejuicios y verdades sobre esta práctica espiritual

A pesar de que el tarot sigue siendo una profesión juzgada y menospreciada, las nuevas generación abrazan cada vez más esta práctica.

Valentina Italiano, tarotista marplatense, detalló como lleva adelante la actividad

5 de Marzo de 2024 19:46

El tarot es una práctica espiritual milenaria, que consiste en plantear preguntas y buscar respuestas a través de las cartas. Si bien el tarot es muy reconocido alrededor del mundo, aún quedan mitos por derribar.

Sobre el tarot existió siempre una mirada prejuiciosa, desconfiada y negativa, pero hoy en día el reconocimiento hacia los profesionales que se dedican a esto es cada vez mayor, y son más las personas se animan a recurrir a las tiradas.

Además, el contexto de incertidumbre y aislamiento que caracterizó los años de pandemia potenció la búsqueda de respuestas en lugares nuevos y desconocidos, tal como al tarot y otras prácticas esotéricas.

Según Valentina Italiano, tarotista marplatense, hoy en día el tarot es una herramienta de autoconocimiento y autoevaluación: “Está lejos de ese paradigma de decir ´me voy a tirar las cartas´ y te cruzás a una señora con un lunar en la cara que te va a decir ´mañana te va a salir todo mal´¨.

Por lo contrario, en el tarot se buscan respuestas más simples, y tal vez de una pregunta inicial surgen más revelaciones. “Es una herramienta que fluye. Se construye mediante 22 arcanos mayores, también menores. Yo la verdad lo que más uso son los mayores, es lo que más información me da”, explica la joven de 25 años. 

Además, Valentina cuenta con un mazo de oráculos, con cartas que ofrecen mensajes personalizados, y colecciona distintos mazos de tarot con los que trabaja: “Es un mundo. La ´culpable´ es mi mamá, porque siempre le gustó el mundo esotérico, ella también tira las cartas, al igual que mi bisabuela, es de familia”, agregó. 

“De más grande me fui dando cuenta porque todo lo que intuía, o lo que soñaba, sucedía. Fue mi mamá quien me enseñó a tirar las cartas a los 16 años y eran noches de tirar tarot, tomando mate y aprendiendo. Todavía tengo en mi casa las hojas que ella me escribía, porque empecé con las cartas españolas”. 

Según la tarotista, su profesión era un tabú hace un par de años: “Cuando era chica, yo tiraba las cartas a mis amistades muy íntimas y les decía ´yo te tiro las cartas pero no le digas a nadie´, era algo mal visto. 

Sin embargo, las nuevas generaciones abrieron la cabeza frente a muchos conceptos e ideas que se arrastran de generaciones pasadas, incluyendo al tarot.