Tiene 79 años y lleva más de 65 arriba de una lanchita amarilla: la historia de Salvador y una postal olvidada

Si uno piensa en el Puerto de Mar del Plata, al instante aparece la postal de las famosas lanchitas amarillas (a la vista naranjas) que siempre representaron al sector. Sin embargo, poco queda de esa escena en la actualidad.

De casi 280 embarcaciones que supo tener la flota, hoy sólo se visualizan 13 que resisten el paso del tiempo y se aferran amarradas a la banquina, para salir a pescar algunos días y ser fondo de fotografías turísticas otras veces.

Due Fratelli es el nombre con el que (justamente) dos hermanos italianos bautizaron su lanchita hace muchos años. Salvador Greco trabaja allí desde los 13 y hoy canta 79 veranos. Llegó muy chiquito desde Sicilia, cuando Mar del Plata era completamente distinta.

"Quedaron pocos italianos y de hecho, muy pocas lanchitas", contó al móvil de Extra (102.1). Con sus clásicas redes tan características como pintorescas, van detrás de cornalitos, besugo, caballa y salmones. "Antes pescábamos anchoita pero ya no podemos", aseguró.

Su hermano hace 30 años que lo acompaña y cuenta que algunos llevan más de 50 pero que la mayoría ya se retiraron por la falta de espacio donde emplearse.

"Antes había más pescado y oportunidades. También más fábricas de conserva. Todo eso cambió", remarcó Salvador junto a su pequeño altar donde expone santos y estampitas que lo cuidarán en altamar.

Aunque sus protectores descansan más de lo que quisieran, ya que no todos los días se pueden aventurar a la mar. Mates, anécdotas, mejoras en las embarcaciones y ordenamiento son las tareas durante sus días de amarre.

Una preocupación sin respuestas

Los trabajadores no son los únicos que se ocupan del tema, sino que existen otros sectores a los que la desaparición de las lanchitas amarillas también les quita el sueño. 

Promovida por la Defensoría del Pueblo y concejales de distintos espacios, se llevó a cabo una Mesa de Trabajo y se creó una comisión especial para preservarlas por ser "un emblema de la ciudad".

“No son solo una postal, hay generaciones de marplatenses que han trabajado históricamente en las lanchitas. Estamos a tiempo de evitar que las lanchitas desaparezcan”, señalaron los protagonistas durante el primer encuentro.

Sin embargo, pocos resultados tuvo la jornada que esperaba sentar semanalmente en la misma mesa a representantes de la ciudad, Provincia y Nación para acordar un trabajo conjunto.

Hoy el futuro de las lanchitas es incierto y las pocas que siguen a flote ven con tristeza a sus compañeras ya desguazadas o abandonadas a un costado de la banquina. Salvador y su hermano continúan a diario, bizcocho en mano y con la piel curtida, enfrentando su pasado, su labor y su destino.