Final de ascenso para el infarto: del festejo desenfrenado a la derrota inédita

Un día más la Primera Nacional es noticia por un blooper que ocurre muy pocas veces. En este caso ocurrió en el encuentro entre Talleres de Remedios de Escalada y Estudiantes de Caseros por la fecha 11 del torneo.

La última jugada quedará grabada en la memoria de todos los presentes. Vedoya tuvo en sus pies la igualdad desde el punto penal, pero el disparo inicial fue contenido por el Matías Budiño. Sin embargo, la insistencia tuvo su premio y el rebote terminó inflando la red. La explosión de la hinchada local fue total, con jugadores y cuerpo técnico celebrando un empate agónico que parecía sellar el destino del encuentro con un 1-1 final pero finalmente no ocurrió.

El fútbol siempre guarda sorpresas, y esta vez vino de la mano del árbitro. Con la pelota aún dentro del arco y los festejos en su punto álgido, Julián Jeréz tomó una decisión que dejó a todos boquiabiertos: anuló el gol. Las protestas no se hicieron esperar, la incredulidad era palpable en el rostro de los jugadores de Talleres, quienes no podían entender cómo se esfumaba de esa manera la posibilidad de sumar un punto.

La explicación, aunque seguramente polémica, habrá tenido sus fundamentos en el reglamento. Jeréz había avisado que Vedoya pateaba y se terminaba el encuentro y el juez pitó el final como lo había comentado. Lo cierto es que, tras la confusión y el desconcierto, la decisión se mantuvo firme y el pitazo final decretó el triunfo para Estudiantes, que seguramente celebró con alivio un final tan inesperado.

Este tipo de situaciones, cargadas de drama y controversia, son las que a menudo pintan de cuerpo entero al fútbol de ascenso. La pasión, la intensidad y las decisiones arbitrales que pueden cambiar el rumbo de un partido en el último segundo son ingredientes que hacen de estas ligas un espectáculo aparte, donde la emoción está garantizada hasta el último suspiro.