Cristina Kirchner llamó a Juan Rey: "Hasta la invité a comer mollejas"

Juan Rey está contento. No sólo por el llamado de Cristina. El reconocimiento y conciencia de la ciudadanía le genera mucha satisfacción

21 de Febrero de 2014 09:35

Hacia 24 horas, según cuenta ahora tomando la leche en el Club Kimberley, que la Presidenta lo andaba buscando. Desde el martes a la noche, Cristina Fernández de Kirchner intentaba dar con Juan Rey, el dueño de la librería Keops, el marplatense que se negó a aumentar los precios “porque los suben para generar inflación adrede”.

Y finalmente, entre notas y entrevistas, espectáculos y el local, Cristina lo encontró. Fue el miércoles a las 13 en la librería de Avellaneda e Independencia. Del otro lado del teléfono fijo, porque Juan ya no usa celular, un secretario de la Nación le pidió un instante, le explicó que hablaría con la mismísima Presidenta.

“Ella sabía todo lo que yo hacía. Sabía del Hazme Reír, del Club Unión, de la construcción de la escuela en Misiones, de nuestras acciones solidarias. Estaba al tanto de todo. Hablamos como media hora. Me felicitó, me dijo que estaba contenta por haber frenado que otros impongan los precios y ahí fue que le conté cómo había sido la situación. Empecé tratándola de usted y terminé tuteando a la Presidenta, invitándola a comer mollejas, que son mi especialidad”, cuenta Juan, mientras se sonríe todo el tiempo y fantasea genuinamente con esa cena. Parece un nene, uno de esos que se descostillan de risa con sus festivales de circo.

“Cuando le dije que me gustaría que viera lo que hacemos en Hazme Reír, también le dije que le iba a hacer llegar una remera. Me pidió que fuera azul y que se le pidiera a la gente de la Anses que se la enviara de inmediato. Eso me lo repitió varias veces. Junté varias remeras, de muchos colores, en una bolsa y me crucé a la Anses. No le mandé azul. No tenía. Le mande muchas otras, también para sus hijos y nieto”, comenta y la charla con este medio se interrumpe cada dos por tres porque los muchachos del Club lo saludan, lo felicitan y también lo cargan. Hace 48 horas que Juan sale en diarios, revistas y televisores, casi sin parar. Está por llegar a las 30 entrevistas.

Durante la conversación que mantuvo con la Presidenta, Juan compartió el teléfono con algunos amigos “muy kirchneristas” que estaban en la librería. “No lo podía creer. Ella me habló mucho, es muy positiva. Hablamos hasta de Alfonsín. Estuvimos un buen rato”, rememora, y se pone serio: “Como hablamos con Cristina, yo no soy ningún Robin Hood, sino que tuve una acción comercial que generó simpatía entre la ciudadanía porque es genuina y porque es leal”, analizó.

El desayuno con vista a la pileta del Kimberley terminó y Juan posó para la foto. Mientras tanto, recibía elogios, felicitaciones, de amigos y clientes. Se lo nota orgulloso por lo que hizo. Decidió, desde su lugar y como explica, no ser cómplice.