Condenaron a un hombre que manoseó a la empleada y le pedía sexo oral porque estaba estresado

El dueño de varios locales comerciales acusado de hostigar sexualmente a una empleada, manosearla y pedirle que le practicara sexo oral en su oficina porque estaba estresado fue condenado a un año y medio de prisión de ejecución condicional y le impusieron reglas de conducta por dos años.

En el debate a cargo del Juez Jorge Luis Rodríguez que finalizó el viernes en el Juzgado Correccional N°4 se condenó a J.G. como autor penalmente responsable del delito de abuso sexual a la pena de un año y seis meses de prisión de ejecución condicional. Por espacio de dos años deberá fijar domicilio, someterse al control del Patronato de Liberados, no tener contacto con la víctima, realizar un tratamiento psicológico y un curso de reflexión sobre violencia de género.

El fiscal Eduardo Layús sostuvo tras las dos jornadas de debate que estaba acreditado el hecho imputado, planteó una serie de agravantes y pidió dos años y medio de prisión de ejecución condicional. El abogado Mariano Ayesa, como representante del particular damnificado había pedido una pena de tres años de efectivo cumplimiento mientras que el defensor oficial Ricardo Mendoza sostuvo que el hecho atribuído no había quedado jurídicamente acreditado y debía haber un veredicto absolutorio.

A partir de las piezas incorporadas por lectura al debate y las declaraciones brindadas en las dos audiencias, el magistrado dio por probado que entre el 1 de enero y el 1 de julio de 2023 en el local ubicado en la avenida Tejedor al 700 el imputado le efectuó tocamientos en la zona genital por encima de sus ropas a G.D.P. durante la jornada laboral, aprovechándose de su condición de empleador.

La víctima recordó que empezó a trabajar en un local de la firma a mediados de 2021 y que sufrió maltratos laborales y hostigamiento por parte de su empleador, incluso con amenazas. Afirmó que cuando pasó a cumplir funciones en otro local ubicado comenzó a sufrir hostigamientos sexuales y dijo que el imputado le pedía que le practicara sexo oral en el depósito ubicado arriba del local porque estaba estresado, a lo que ella se negaba.

La mujer precisó que el tocamiento se produjo estando ella parada en el escritorio, que G. bajó del depósito, y que le tocó la cola. Afirmó que no fue algo accidental sino intencional, y que la gran mayoría de sus compañeras de trabajo sufría hostigamiento laboral, y luego le contaron otras que también sufrieron acoso sexual.

El magistrado no consideró cuestiones eximentes de la responsabilidad penal, pero consideró agravante la extensión del daño causado y la actitud continuada de hostigamiento de una víctima vulnerable que, tras la denuncia, se fue de Mar del Plata y volvió a vivir con sus padres. En cuanto a los atenuantes consideró la falta de antecedentes penales.