Caso Labolita: Pidieron la declaración de Cristina y Néstor Kirchner

4 de Junio de 2009 20:57

Por Redacción 0223

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La declaración testimonial de la presidenta Cristina Fernández y de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, en el juicio por la desaparición del militante peronista Carlos Labolita durante la dictadura, fue solicitada por el abogado de la familia de la víctima, César Sivo, al tribunal que sustancia el proceso. La declaración testimonial de la presidenta Cristina Fernández y de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, en el juicio por la desaparición del militante peronista Carlos Labolita durante la dictadura, fue solicitada por el abogado de la familiade la víctima, César Sivo, al tribunal que sustancia el proceso.
Por su parte, Gladis D'Alessandro, viuda del desaparecido militante peronista Carlos Labolita, secuestrado en abril de 1976 en Las Flores, declaró este jueves en el juicio oral que por ese crimen se le sigue a los militares represores general retirado Pedro Mansilla (77) y coronel Alejandro Duret (56), y sostuvo que deduce que fue éste último el que encabezó el operativo en el que vio por última vez a su marido. 
La mujer, de 60 años y que se declaró "viuda", realizó un pormenorizado relato de los hechos y de su relación con Labolita, ante el Tribunal Federal "Ad Hoc" de Mar del Plata, integrado por los jueces platenses Alejandro Esmoris, Nelson Jarazo y Carlos Rozansky, que juzgan a Mansilla y Duret.
Durante su declaración, interrumpida de a ratos por el llanto, D'Alessandro mencionó reiteradamente al ex presidente Néstor Kirchner y a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quienes en aquella época eran amigos y compañeros de militancia de ella y de Labolita, e incluso compartieron una vivienda en La Plata.
La mujer refirió que en La Plata, el ex presidente le recomendó insistentemente a Carlos Labolita que no fuera a las Flores porque lo iban a detener, pero el joven regresó "porque se sentía responsable, por su militancia, de la detención de su padre" ocurrida en Las Flores el 24 de marzo de 1976.
Labolita fue detenido ilegalmente por policías bonaerenses el 25 de abril de 1976 en su casa paterna de Las Flores, pero en las primeras horas del primero de mayo "ocho hombres de civil pero con botas de militares lo llevaron de nuevo a la casa, buscando una libreta de direcciones que nunca existió", relató la testigo.
"Hace cinco días que me tienen en 'la parrilla'", refirió la mujer que le alcanzó a decir esa madrugada su esposo, quien estaba encapuchado, descalzo, esposado a la espalda "y con terribles signos de haber sido torturado", dijo.
También señaló que ese "grupo paramilitar" estaba comandado por un "joven rubio y alto. Yo deduzco que era Duret, porque mi suegra (ya fallecida) dijo que era Duret, el mismo que encabezó el operativo de detención del padre de Carlos" un docente y gremialista detenido ilegalmente el 24 de marzo de 1976 y liberado en 1980.
D'Alessandro también declaró que tanto ella como su suegra, tras la detención fueron a ver a Mansilla, por entonces coronel en el Regimiento de Azul, y que el militar les dijo de mala manera que Labolita hijo había sido liberado.
"Nos maltrato, nos dijo que nosotros sabíamos en qué andaba mi esposo", señaló la mujer.
Dijo que esa madrugada del primero de mayo en que volvieron a llevar a Carlos Labolita a la casa paterna "después nos sacaron y nos metieron en dos autos distintos. Eran Fiat 125, beige y celeste creo, y nos llevaron a dar vueltas por Las Flores, yo creo que para que Carlitos señalara a otros supuestos militantes".
Después de un rato, la hicieron bajar a ella del auto, la hostigaron con simulacros de fusilamientos y finalmente la dejaron, llevándose a su marido: "Fue la última vez que lo vi", dijo, quebrándose nuevamente.
La mujer dijo que Carlos Labolita hijo militó en la Juventud Universitaria Peronista y en Montoneros, pero que "a principios de 1975 se fue de Montoneros, porque no estaba de acuerdo en pasar a la clandestinidad y a la lucha armada".
Durante su declaración de dos horas, la mujer refirió que la incertidumbre de no saber que hicieron con Carlos Labolita hizo que su vida, y la de los padres y las hermanas del militante resultaran una tortura, en una constante búsqueda sin resultados.
"A mi me arruinaron la vida. Hoy estoy sola, porque nunca pude superar esto y volver a tener una pareja" dijo.
Dijo que en la búsqueda de su marido, acompañada por su suegra ya que su suegro estuvo preso hasta 1980, "recién en 1979 un juez me aceptó un hábeas corpus, mientras que la Iglesia, por ejemplo, no nos dio ninguna ayuda".
"En el pueblo, nadie quería ni hablar con nosotros o con otras familias que tenían parientes detenidos. Todos estaban aterrorizados, al igual que nosotros mismos", dijo.

AUTOR / FUENTE: Agencia Télam

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