Flor de la V se despidió de Jorge Ibáñez con una emotiva carta
Apenas 24 horas después la noticia sigue siendo un golpe a la mandíbula, una de esas realidades que como decía Anamá Ferreyra lleva a la incredulidad absoluta. "Díganme que no es cierto", dijo. Pero la triste verdad indica que a los 44 años, Jorge Ibáñez fue encontrado muerto en su casa de la calle Esmeralda al 1000.
Los primeros resultados de la autopsia indican que la muerte fue por "una falla cardíaca", pero para saber exactamente el motivo habrá que esperar de 15 a 20 días más, fecha en la que se conozca oficialmente el resultado por parte de los peritos.
El dolor y la desazón se instalaron en el ambiente artístico de una manera profunda. Las redes sociales fueron eco de los mensajes de los famosos que veían con estupor cómo la muerte se había llevado a un hombre al que todos definieron por en su "caballerosidad, sencillez, divertido, sano, compañero, generoso" y tantas otras descripciones que lo pintaban como un verdadero hombre de bien.
Pero fue Flor de la V quien le escribió una carta desde lo más profundo de su corazón, desde donde salen las palabras que no se inventan ni se dibujan, se sienten. “Definitivamente el bien ha perdido una batalla. Hoy el mundo es un poco menos bueno. No sólo mi mundo, al que le va a faltar alguien tan especial, un alquimista que podía hacer que cualquier momento triste o vulgar se transformara en mágico e irrepetible. Al mundo, con mayúsculas, le va a faltar alguien que representaba el bien, con mayúsculas", escribió
Flor le habló con la verdad, con su verdad, la que dicta el corazón, la que va a reflejar lo que vivió con él, con lo que experimentaron y descubrieron... la verdad de compartir y vivir las emociones y la vida misma. "Jorge era la vida, era una persona en estado de primavera permanente. Jamás conocí a alguien a quien le resultara tan propia la felicidad o la tristeza ajenas. Es que para él nada era ajeno...te miraba y decía ‘contame’ y, como sólo saben hacer los elegidos, se iba mimetizando con tus historias como si fueran propias; entonces mágicamente hacía sentir que tu alegría se amplificaba o tu dolor se reducía. Aún en su reconocido e inigualable talento como creador se le notaba ese amor por el otro. Porque él no sentía el orgullo egocéntrico de ver reconocidos sus vestidos; él sentía la satisfacción plena de haber ayudado a que alguien se sienta más bella, más plena, en total armonía consigo", continuó.
Y le habló a él, a su amigo, a su hermano: "Ahora quiero hablarte a vos, Jorge. Quiero que estas palabras vuelen y surquen los cielos para llegar a esos oídos que tantas veces con tanto amor me escucharon. No me queda la sensación de no haberte dicho lo mucho que te amaba; todos te amábamos y te lo decíamos, Pablo, mis hijos, pero es inevitable sentir que la muerte me arrancó una parte de mí, que tu ausencia será ahora una presencia permanente, necesaria. Es terrible afrontar tu muerte sin vos, que eras quien siempre me auxiliaba ante el dolor".
Y terminó: "Te amo, amigo, hermano, compinche, confidente, gurú. Siempre me sentí tan bien vestida por vos... nunca me sentí tan desnuda como hoy".
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