Esos locos que inventaron un ritmo

Leo Juanes y Ramón Ayala darán una charla el viernes y un concierto el sábado. Dos creadores que encontraron el pulso propio de una geografía.

Ramón Ayala y Creciente mostrarán sus creaciones en un concierto doble, el sábado, en el Teatro Colón.

30 de Julio de 2015 14:25

Una cosa es hacer música. Otra muy distinta es inventarla, encontrar la vibración propia de un lugar y trasladarla a un instrumento. Ramón Ayala es el creador del gualambao, ritmo que se inspira en el color de la selva misionera. Leo Juanes creó el mareo, un ritmo que se apropia del vaivén marítimo de la Costa Atlántica. Son dos genios, eso es claro. Cada cual en su lugar, cada cual con su forma de percibir y expresarse. El viernes 31, a las 19:30, darán una charla en el Teatro Diagonal (D. Pueyrredón 3338). Y el sábado 1, a las 21:00, un doble concierto en el Teatro Colón (H. Yrigoyen 1665). Creciente, la banda de Juanes, llevará un repertorio de canciones y mareos e instrumentos propios. Ayala preparará una muralla de éxitos como El cosechero, Posadeña linda, Canto al río Uruguay, Mirame, Lapacho y Mi pequeño amor.

El gualambao es una criatura ecléctica que se nutre de la polca paraguaya, del ritmo ancestral propio de los pueblos originarios latinoamericanos y del chamamé. El resultado es un compás complejo de 12/8 que a Ayala le ha servido de base para componer piezas fundamentales del cancionero popular argentino. Sus obras han dado la vuelta al mundo. Además de intérpretes latinoamericanos como la negra Sosa –entre muchos otros– músicos de Japón, Finlandia y África han tomado sus creaciones como bandera estética.

El mareo, por su parte, trabaja sobre el movimiento del mar. Juanes dice que el mar es el lugar de sus afectos, de su familia, es su geografía y la cultura de su ciudad. El entorno fue la causa y la consecuencia. Él sentía que el paisaje atlántico necesitaba un estilo. Ahí fue: investigó, trabajó, borró y volvió a empezar hasta que logró este ritmo que él define como una célula rítmica, de compás 7/8, que se apoya en la intermitencia del oleaje. Juanes tuvo que hacerse del tambor oceánico, un accesorio de percusión que brinda textura y necesita de una sincronización rítmica para generar clima acorde. Y lo logra.

Tanto el arte de Ayala como el de Creciente parecen difícil de explicar en términos técnicos. Sin embargo, son ritmos populares simples en su proyección, complejos en su alma y desarrollo. Son verdaderos.

El concierto del sábado será una fecha de antología.

Algo maravilloso que nadie se lo puede perder.

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