River festejó ante Boca en un clásico violento y sin juego
El campeón de América derrotó al "Xeneize" por 1 a 0, con gol de Pisculichi de penal. Cinco expulsados, poco fútbol, encontronazos entre los jugadores y butacas revoleadas, el saldo en un Minella colmado.
Venía bárbaro el verano. A puro gol, con encuentros medianamente atractivos. Pero el superclásico, el encuentro más esperado y con entradas agotadas en minutos, decepcionó. Boca y River prometían más de lo que brindaron. Aunque hubo un equipo que festejó y mucho como el "Millonario" campeón de América, que se impuso 1 a 0 y se quedó con el primer "chico" de la Copa Luis Nofal, que se definirá el sábado próximo en Mendoza.
Cinco expulsados, un penal, juego brusco, encontronazos, cabezazos, empujones, y hasta butacas revoleadas en la platea descubierta. Ese ha sido el saldo de un superclásico de recaudación millonaria, de pura emoción en las tribunas con 33.000 espectadores, pero que en el campo de juego de fútbol tuvo casi nada.
Boca y River saltaron al campo dejando en claro que no existe amistoso por más que sea un partido de verano. Calientes antecedentes del año pasado que siguen vigentes. Al equipo de Gallardo le alcanzó con paciencia y frialdad para ganar. Al de Arruabarrena, le faltó de todo: orden, calma, inteligencia, juego y reacción. El "Xeneize" jugó desbordado, y sus protagonistas decepcionaron a los hinchas presentes, con actitudes lejísimas del profesionalismo que deberían tener.
Al inicio, Boca presionó la salida prolija de su rival. Y se aproximó a los 4 minutos: jugada hilvanada entre Pérez, Tevez y Lodeiro, centro y carambola de la pelota al pegar en Maidana, y estupendos reflejos de Barovero a su derecha para salvar al córner. De ese tiro de esquina, anticipó Tobio, de cabeza, afuera.
Pero la fisonomía del partido cambió a los diez minutos: planchazo del debutante Jonathan Silva, innecesario, ante Mercado. Roja directa para el exEstudiantes y cambio para el de River. Boca con diez hombres y el conjunto de Núñez, con todo a su merced.
El equipo "Xeneize" no había mostrado juego en el inicio. Salió a prepotear, con un Daniel Osvaldo muy nervioso y a destiempo. Tácticamente Meli pasó como lateral derecho y Peruzzi fue al sector izquierdo. Y desde entonces Boca fue todo nerviosismo (el primer tiempo lo terminó cometiendo 16 faltas). Llegó un tiro libre que pateó Mora en la puerta del área, Tevez saltó con el codo e impidió la trayectoria, claro penal que cobró Loustau: a los 18´, Pisculichi lo ejecutó exitosamente para el 1 a 0.
Boca intentó reponerse, adelantarse. Pero le costó llevar juego, hilvanar pases. River se paró inteligentemente con el veterano "Lucho" González y su sapiencia. A los 25´ Osvaldo recibió en el área y sacó de un giro un fuerte remate, desviado. Y la más clara llegó cinco minutos después: Pérez habilitó profundo a Tevez, quien se fue mano a mano pero falló su definición.
El tramo final de la etapa bien podría haber tenido a River anotando un gol más. El elenco de Gallardo se hizo dueño absoluto del juego, haciendo correr la pelota con paciencia. Pero no fue profundo. Pisculichi lo tuvo a los 37´ luego que Pérez la perdiera en la salida, pero su remate fue tapado por Orión.
Tan pobre fue el inicio del segundo tiempo que a los 10 minutos las hinchadas comenzaron un duelo de cantos que engalanaron la fiesta, mientras en el campo de juego nada pasaba. River lució muy cómodo y tranquilo, pero también tibio para atacar. Boca, sin poder agarrar la pelota y con la dupla Tevez-Osvaldo fuera de juego. Y para profundizar sus problemas, Loustau le sacó roja directa a Gino Peruzzi. El equipo de Arruabarrena, con 9 hombres.
De fútbol, solo un intento de media distancia, desviado, de Nicolás Domingo a los 26´. Los entrenadores cambiaban piezas. Boca, impotente, estaba descontrolado. Así fue expulsado Daniel Díaz tras quejarse -seguramente con un insulto- por una infracción no sancionada sobre él.
El nerviosismo se trasladó a River. A los 35 minutos se cruzaron "a lo guapo" Carlos Tevez y Jonathan Maidana, y el defensor respondió con un cabezazo y manoteó a Chávez. Roja directa, y tumulto entre jugadores, suplentes, auxiliares, policías, árbitros... La violencia de adentro se trasladó afuera y comenzaron a lanzarse butacas entre hinchas en la platea descubierta. Bochornoso.
Lo cierto es que poco más pasó. Orión tapó un remate de Viudez, en un atisbo de fútbol para los ojos. River se fue festejando con su gente, Boca preocupado, con muchas preguntas e incógnitas y una imagen pobre en todos los ámbitos.
Los equipos más populares e históricos del fútbol argentino se olvidaron de la pelota. Dejaron poco para el recuerdo. Una pena. La ilusión era otra.
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