El oficio de emprender

18 de Junio de 2016 12:00

Por Redacción 0223

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Fundación Puntales, Especial para 0223

Salomón Ramírez Santa Cruz es director de la fábrica de calzados De La Cruz y representante de la Cámara de la Industria del Calzado. Historia de un referente de la comunidad paraguaya, que con más de 40 años de trabajo, mantiene encendida la llama de su espíritu emprendedor.

“Cuando llegamos, vinimos descalzos y sin un mango”, dice Salomó, que llegó a la Argentina en la década del ’70, con sus padres y hermanos en busca de oportunidades. “En el pueblo donde vivíamos en Paraguay, mi padre tenía su pequeño taller de zapatos, así que el oficio lo trajimos de allá”, describe el actual vicepresidente de la Cámara de Comercio Paraguayo-Argentina.

Fueron llegando de a poco: uno de los pioneros fue su hermano mayor, Ramón, quien con tan sólo 17 años comenzó a trabajar como oficial zapatero para financiar sus estudios en su país de origen. “Él nunca volvió, y de a poco fuimos viniendo también nosotros con la ayuda de familiares radicados acá”, recuerda.

Reconoce como una virtud de su padre la gran iniciativa que mostraba. “Él tenía claro su objetivo de hacer zapatos cuando vinimos, y trabajar en forma independiente. Empezamos paso a paso: primero como operarios en fábricas, y con el tiempo pudimos  tener nuestros talleres, con nuestras herramientas, siempre soñando con la empresa propia. En gran parte, nuestra realidad actual fue posible gracias al deseo de mi padre que de pudiéramos estudiar y aprender un oficio”, sostiene

-¿Cuáles fueron los desafíos en su historia como emprendedores?

-Somos una de las tantas familias de la colectividad paraguaya en el país, por lo que el gran desafío, como todo inmigrante fue conocer el lugar y hacernos de nuestra vivienda. En el caso del emprendimiento, el mayor reto fue crecer como empresa. Hubo un momento, cuando la fábrica empezó a crecer, en que mi padre entendió que el negocio no podría avanzar demasiado por su escasa formación. Entonces, todos nos fuimos capacitando en diferentes áreas: uno de mis hermanos siguió estudios universitarios en el área de diseño y producción, mientras que yo me aboqué  a la gestión del negocio. Así es que otro de mis hermanos se convirtió en técnico especializado, estudiando en el exterior, recorriendo el mundo y aprendiendo de los mejores.

-¿Cuál es la principal fortaleza del emprendedor paraguayo?

-El denominador común de los emprendedores paraguayos, llegamos a Argentina descalzos y sin un mango. Pero sin dudas, somos una comunidad de trabajo, que se desarrolla y avanza en diversos rubros como la construcción, la indumentaria y tantos otros.

-¿Qué le recomendaría a alguien que tiene una actividad y le gustaría emprender su propio negocio?

-Primero y fundamental,  aprender y manejar bien su oficio les va a garantizar un trabajo de calidad, permitiéndole cautivar y satisfacer al cliente. En segundo lugar, cumplir con lo que se promete. Respetar las pautas comerciales, tanto con clientes como con proveedores te abre puertas a futuros negocios: si cumplís y sos responsable siempre tendrás posibilidades de que te recomienden. Todo esto debe estar acompañado por asesoramiento legal y contable, ya que por desconocer responsabilidades como empresario pueden presentarse situaciones que perjudiquen al negocio, al punto de no poder continuar con el emprendimiento.

Otra recomendación es planificar: definir tiempos con objetivos alcanzables y resultados aceptables para la evolución de la empresa. Un truco que funciona como control es manejar una sola caja, que concentre los ingresos y gastos (cash flow). Son algunos ejes siempre útiles para evaluar la sustentabilidad propia del emprendimiento.