Sin Arroyo y varios de sus concejales, el HCD sesionó a 41 años del Golpe

Organismos de DDHH renovaron sus reclamos por Memoria, Verdad y Justicia e inauguraron un monumento en el acceso al recinto. Carlos Arroyo no participó del acto porque aprovechó la fecha para "descansar". Los concejales Guillermo Arroyo, Patricia Leniz, Javier Alconada y Nicolás Mairano tampoco asistieron.

24 de Marzo de 2017 13:12

Por Redacción 0223

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Al cumplirse este viernes 41 años del inicio de la última dictadura cívico, militar y eclesiástica y como es tradición, el Concejo Deliberante llevó adelante una sesión especial en recuerdo de las víctimas del terrorismo de Estado y en reclamo de Memoria, Verdad y Justicia.

Desde temprano, el recinto estuvo colmado: Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y representantes de distintos organismos de Derechos Humanos se acercaron para conmemorar el Día Nacional de la Memoria.

En un breve pero conmovedor acto quedó inaugurado un monumento que quedó instalado en el hall de acceso público al recinto. Está compuesto por tres pilares de madera que contienen con la leyendas “Memoria”, “Verdad” y “Justicia” y adornados por flores metálicas de la especie “No me olvides”. Fue donado por el carpintero José Luis Casales.

Sin embargo, el gran ausente de la jornada fue el intendente Carlos Arroyo, aunque su faltazo no fue una sorpresa para nadie: en las últimas horas se sabía confirmado que el jefe comunal iba aprovechar la fecha para “descansar”.

No fue el único que faltó en el Concejo. Su hijo y jefe de la bancada Agrupación Atlántica - PRO, Guillermo Arroyo, los ediles Patricia Leniz, Javier Alconada y Nicolás Maiorano -el único que envió una carta excusándose- tampoco estuvieron durante los actos.

En representación de Arroyo estuvo el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente y lo acompañaron varios funcionarios del gabinete municipal: Vilma Baragiola (Desarrollo Social), Gustavo Schroeder (Hacienda), Gabriela Magnoler (Turismo), Ricardo De Rosa (Desarollo Productivo), Gustavo Blanco (Salud), Guillermo Volponi (Deportes) Ana María Crovetto (Educación) y Sonia Rawicki (Derechos Humanos).

Previo a la lectura de los documentos, el Presidente del HCD, Guillermo Sáenz Saralegui señaló: “Estamos hoy reunidos movilizados por el dolor que provoca haber vivido la noche más oscura, dolorosa y sangrienta de la joven historia de nuestra República Argentina: el inicio de la última dictadura cívico-militar".

"El Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, tal como fue declarado en el año 2002, viene a recordarnos la fecha de inicio de una actuación nefasta del Estado Argentino, que impulsó el miedo, el dolor, la desaparición de personas, la tortura y la muerte. Miles de personas desaparecidas y asesinadas, y otras tantas exiliadas dibujaron el mapa de un país arrasado. Esta fecha, que hoy conmemoramos con dolor pero con la convicción de saber que jamás se repetirá por nuestra firme posición de rechazo, debe servir  para que al hacer memoria comprendamos los motivos que provocaron la llegada de un sangriento gobierno de facto al Poder. Más de 7 años de oscuridad absoluta, de ausencia, de pesimismo, de miedo, de muerte, de silencio implacable. Una larga y penumbrosa noche que sumió a los argentinos en el dolor de la pérdida. Nuestra obligación está en comprender el pasado, para tener los pies firmes en el presente y saber hacia dónde queremos dirigirnos como país. Y cómo queremos hacerlo. Y lo que tenemos claro que es queremos un futuro promisorio, en paz y con todos los argentinos subidos al tren que nos lleve hacia ese futuro. En paz, sin muerte, sin tortura y con Justicia cumplida”, sostuvo.

Por su parte, Ana Pecoraro, integrante del Colectivo Faro de la Memoria, Hijos y Familiares de Detenidos Desaparecidos Mar del Plata, expresó: “Mi voz es la voz de muchas organizaciones, sobre todo de organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, políticas y educativas que defienden la política de Memoria, Verdad y Justicia. La dictadura de 1976 se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”, dejando en claro los objetivos que venían a cumplir: disciplinar, amedrentar y quebrar los lazos sociales".

"Argentina tuvo seis golpes militares, más que ningún otro país de América Latina. Y el de 1976 fue el más cruento y siniestro. La Junta Militar, a través de la Iglesia, el Poder Judicial, los grupos económicos, a través de los centros clandestinos de detención, a través de prácticas de exterminio, pretendió silenciar y quebrar una sociedad argentina movilizada, comprometida, consciente y activa por la defensa de los derechos. El terror y la tortura impartida en esos centros no sólo fueron para quienes estuvieron dentro de ellos, sino también para toda la población. Claramente, para el proyecto económico que venía a instalarse, los trabajadores, obreros, estudiantes, profesionales y sindicalistas -que estaban movilizados en la lucha y defensa de sus derechos- eran un gran estorbo. Y este proyecto económico de saqueo, precarización y desindustrialización -donde los grandes grupos económicos eran los únicos beneficiados- se contraponía al objetivo del pueblo de lograr un país más justo y solidario. La forma de imponerlo fue la eliminación de gran parte de la población", agregó.

"El terror y la muerte no pudieron contra el amor y la valentía de las madres y padres que salieron a la calle a buscar a sus hijos y a sus nietos. Las locas de Plaza de Mayo que en plena dictadura no vacilaron en enfrentarse al poder de las armas, que buscaron Memoria, Verdad y Justicia, convirtiéndose en uno de los símbolos mundiales en derechos humanos. A esta lucha, hoy se suman los nietos y la cuarta generación de abuelas. En nuestra ciudad el terrorismo de Estado fue arrasador. Todas las fuerzas de seguridad: policía, ejército, marina y fuerza aérea crearon un circuito represivo con más de diez centros clandestinos y un saldo de 440 detenidos-desaparecidos, llevando a Mar del Plata a estar dentro de las cinco ciudades más castigadas. Son 750 centros en todo el país, como parte de un plan sistemático de tortura y desaparición. Consideramos la memoria como un presente indispensable para la construcción de un futuro. Presente porque buscamos 400 desaparecidos vivos, y porque no sabemos qué pasó con los 30.000 desaparecidos, porque existen continuidades y prácticas que nada tienen que ver con la democracia. Estas políticas no son un curro. No olvidamos, no perdonamos”, concluyó Pecoraro.

A su turno, Ledda Barreiro, Presidenta de Madres de Plaza de Mayo filial Mar del Plata, fue muy clara, sintética, explícita y pedagógica al manifestar: “A veces soy reiterativa y no puedo dejar de decirlo cada vez que hablo, pero este Concejo Deliberante, la casa del pueblo, durante la dictadura fue un depósito de muebles. Mar del Plata, que hoy tiene un millón de habitantes, y en ese momento 200.000 mil, tuvo 600 desaparecidos. Es muchísimo. Y diez centros de detención. Más casas transitorias de tortura, porque los centros estaban llenos. Estamos en el período democrático más largo de nuestra historia. Y tenemos que reflexionar sobre eso. ¿Tan débil es el pueblo que enseguida le quitan sus derechos?".

"Yo tenía miedo de la parálisis de la juventud, porque el plan sistemático de desaparición, tortura y muerte y robos de bebés procuró generar miedo en la población, que calle, que no se meta, generó el terror. El efecto es paralizar el pueblo, que no pelea sus derechos. Pero por suerte estoy viva para ver cuánta juventud se está moviendo, haciendo su camino, que quizás en el futuro próximo genere un cambio. Mientras tanto, nosotras seguimos buscando a nuestros nietos, que son muchos, que son mayores, y que ya tienen sus hijos. Incluso, los propios hijos llevan a los padres a buscar su identidad a nuestras sedes, para dar el paso más grande de sus vidas", dijo.

"La experiencia en América Latina demuestra que ya no se necesita la mano de obra sucia de las Fuerzas Armadas para provocar un golpe de Estado, que beneficia a un sector de privilegiados. Y eso empezó desde el genocidio de las poblaciones originarias, que dejó dos millones y medio de hectáreas a la familia Martínez de Hoz, por ejemplo, medio millón de hectáreas a los Bullrich. Había una lista de beneficiados. Así fue siempre.  Sucede ahora. El poder es voraz. En un mundo donde corren peligro las generaciones futuras, el poder está matando la tierra y es voraz. Siempre quiere más. Siempre pide más. Acá fueron más allá. Crearon centros de detención, robaron hijos. Pero se equivocaron. No pudieron. Este de Mar del Plata es el único Concejo Deliberante que tiene las fotos de nuestros desaparecidos. Muchas gracias por eso. Cuando hablamos de derechos humanos, cualquier peatón lo emparenta con los desaparecidos. Pero fueron aprobados en 1948 y son los básicos: la vivienda, educación, alimentación y salud. Por eso, está vigente la problemática de la educación. Siempre se debe luchar por esos derechos, porque nunca nadie graciosamente los entregó sin luchar. Evitemos tener otra generación de pibes chorros, que ya surgió en la era menemista. El pibe chorro es consecuencia de la falta de trabajo, que genera desocupados. Pibes condenados a muerte casi desde su nacimiento. Luchen por sus derechos, chicos”, concluyó.

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