La ilusión de Alvarado se detuvo en los penales

El "torito" hizo los méritos para ganar pero se quedó sin nada. En otro trámite parejo, fue más que Defensores de Belgrano pero el cero volvió a decorar el marcador y en los penales festejó el local.

5 de Mayo de 2018 18:11

Por Redacción 0223

PARA 0223

El fútbol tiene estas cosas. Suena trillado, repetitivo y, por momentos, a verso. Pero la realidad es que Alvarado se vuelve de Villa Ramallo dolorido, golpeado, eliminado. Pero no se puede reprochar nada, porque el equipo de Mauricio Giganti volvió a ser superior a Defensores de Belgrano, por poco, pero superior al fin, le faltó el gol y debio recurrir a los penales. Y lo que hace 20 días lo hizo festejar ante San Jorge, hoy lo dejó sin nada, porque esta vez el héroe fue el arquero rival, Olivera, que detuvo los remates de Mantia y Molina para darle el pasaje al dueño de casa a la semifinal y terminando con el sueño del "torito".

Lo que prometió en la previa Alvarado, lo cumplió. Más allá de cambiar esquema, sacar a Wilson Albarracín para sumar un volante que lo ayude a Martín Palisi en la mitad de la cancha como Matías Caro, sus intenciones siguieron siendo las de siempre, presionar bien arriba con los centrales, darle la pelota a Erviti y a partir de ahí, lastimar por las bandas, sobre todo el sector derecho, donde Emanuel Urquiza se cansó de trepar y, por poco, no encontró compañeros en posición de gol. Del otro lado, llegaron menos, pero fueron más claras. Porque los centros de Molina, sin demasiada precisión, mostraron algunas fallas de la defensa que desconcertaron a los delanteros a la hora del control.

En la primera, uno de esos rechazos le cayó a Erviti que sacó un zurdazo de volea, bueno, que tuvo mejor respuesta de Olivera. Enseguida, otro desborde de Molina le quedó a Susvielles que no pudo controlar bien y cuando se dio vuelta ya estaba el arquero para controlar. La tercera volvió a ser para el "torito", tras un saque de arco de Rago, el "9" ganó entre los centrales y abrió para el de Miramar que la acomodó un poco larga, se cerró el ángulo y buscó meter el zurdazo fuerte, arriba, pero se le fue demasiado alta. Hasta ahí, era todo de los de Mauricio Giganti en cuanto a las llegadas, pero en el juego, era muy equilibrado, un duelo bárbaro entre Federico Castro y Federico Paulucci, ganado por el central de Alvarado, era vital para que los locales no pudieran inquietar.
Recién pasando los 20', se acercó el dueño de casa y lo hizo a fondo. Moreno tocó bien de cabeza a Boneto que pasó por atrás, iba a sacar el zurdazo y el cruce providencial de Caro salvó el arco de Rago. El arquero, sin demasiado trabajo, tuvo dos apariciones importantes antes del final, ante un centro bajo de Castro que sobró a los centrales y que "Panchito" se jugó la vida cuando Torrent llegaba para empujar. En la otra, Zules quedó en la medialuna luego de una pelota parada, capturó el rebote y sacó el derechazo que picó y el "uno" controló sin dar rebote sobre su derecha. En ese juego de equilibrio, en el que los dos no querían regalar nada y, a su vez, se soltaban para jugar, la cancha no colaboró demasiado porque estaba pesada, con agua, lo que obligaba a pases fuertes por temor a que se frene. Entonces, ante la paridad, en muchos momentos se volvió más hablado que jugado, con protestas y algunos fallos de Ranciglio que despertaron el enojo de Alvarado. A los de Giganti le falló precisión en los metros finales, más efectividad en los centros y el control, porque Marcos Litre también tuvo una inmejorable, luego de un envío de Urquiza, pero se le fue larga y permitió el achique de Olivera.

El complemento fue apasionante. Que sea tan parejo, hacía ver que un gol podía definir la serie, entonces los dos querían hacerlo pero intentaban no descuidarse. La posesión seguía siendo más de Alvarado, pero las jugadas empezaron a ser de Defensores de Belgrano que empezó a hacer su juego, el que tanto se le conoce, de contra, lastimando por las bandas. La derecha de su ataque, con Torrent, fue el lugar elegido y lo sufrió Mantia, que ganó y perdió, pero cuando no pudo le llegaron al fondo. El "7" bravo probó las manos de Rago que controló en dos tiempos y Castro punteó una gran maniobra individual de Boneto, por el mismo lado, pero la pelota dio en el palo y salió, para respiro de la visita. Del otro lado, al "torito" le costaba generar y lo mejor fue en una pelota parada que Susvielles cabeceó en el primer palo y se fue apenas arriba del travesaño.

Sin embargo, la más clara para los de Giganti llegó a los 27', con una de las fótmulas preferidas. Ceballos (que había reemplazado a Erviti) abrió para Molina y el "11" se encontró como más le gusta, le ganó el mano a mano a Leguizamón y tocó atrás para Litre que empujó al gol, pero apareció Mignaco para cruzar providencialmente, sobre la línea, cuando Olivera estaba fuera de acción. Se levantó Alvarado con esa acción y otra vez llevó el juego al terreno rival, con la impaciencia y los nervios que generaba acercarse al final del partido con el marcador en blanco. Fue más el "torito" en el final y, dentro de la paridad merecía ganarlo. Una pelota a espaldas de Mignaco que se dejó estar, le quedó a Lucero que se estiró como pudo para cabecear ante la desesperada salida dle arquero, pero no le pido dar dirección y se le fue apenas al lado del caño.

El final mostró dos equipos exhaustos, tranquilos, satisfechos con lo hecho y sabiendo que los penales iban a definir la historia.