“Ahora todos quieren la plata” dijo Viglione cuando empezaron los reclamos

Lo recordó uno de los cuatro testigos que declaró este martes. A algunos los citó para darles una parte del dinero y cuando fueron había cerrado la oficina y salido de la ciudad.

28 de Mayo de 2019 22:18

Por Redacción 0223

PARA 0223

Los cuatro testigos que se presentaron este martes en la séptima audiencia del juicio que se le sigue al “analista de mercados a futuro” Daniel Viglione y su socia María Larsen coincidieron en tres cuestiones que ya habían aparecido en las declaraciones previas: la exigencia de un mínimo de 10 mil dólares para invertir, la entrega como comprobante de unos formularios de colores y las dilaciones que dio a lo largo de 2016 para entregar el dinero antes de cerrar su oficina y escapar de la ciudad.

El primero en presentarse ante la Jueza Correccional Ana Fernández fue Horacio Delmonte quien recordó que hizo una primera entrega en marzo de 2015 tras escuchar al periodista en su programa de radio y hablar con una persona que también le dijo que podía obtener una mejor rentabilidad que la daban los bancos.

“Fui a la oficina de la calle Moreno y antes de dar el dinero me dijo que invertían en moneda extranjera, que la plata iba a Estados Unidos y que cuando necesitara retirar solo tenía que avisar y me darían un turno para que sea seguro el retiro de dinero”, recordó.

El hombre señaló que hizo una segunda entrega en septiembre de ese año y le dejó la plata a los dos imputados que le dieron un papel “rosa o celeste” donde figuraba la fecha y el monto de dinero entregado. “Me dieron una clave alfanumérica con la que entraba a una página web y supuestamente figuraba cuánto era lo que tenía y el incremento a través del tiempo”, recordó.

“Cuando en octubre de 2016 empecé a pedir una parte del dinero me dijo que espere porque estaba arreglando unas cosas para poder cumplir. Mandé mails, solamente dijo que seguían trabajando hasta que no respondió más y ya no lo encontré”, concluyó.

 

Una urgencia médica y un enojo del “analista”

La segunda testigo en responder las preguntas del fiscal Carlos David Bruna y el abogado Julio Razona fue Tamara  Bonomi que también entregó 10 mil dólares luego de que un grupo de amigos que conocían a Mariano Román le sugirieron que era una buena inversión.

El punto central de su declaración fue la manera en que –para la misma fecha- que los otros testigos quiso hacer una extracción y dejaron de responderle los correos electrónicos. “Antes dio mensajes tranquilizadores, pero nada en concreto en cuanto a la devolución”, recordó.

Luego fue el turno de Natalia Irungaray que también ingresó –supuestamente- al mercado Forex con una entrega de 10 mil dólares. La mujer dijo que aunque su novio pudo sacar parte del dinero ella no pudo hacerlo ante una urgencia médica de un familiar.

Su pedido de dinero coincidió con el que hacían otros inversores el segundo semestre de 2016 y provocó una reacción del imputado. “Ahora todos quieren pedir plata” respondió ante la insistencia de la mujer en poder hacerse de sus ahorros.

Algo similar planteó Cristian Arla ante la mirada de los defensores Ricardo Mendoza y Sergio Fernández al indicar que pocos días antes de que la situación de Viglione se hiciera pública le habían dado una fecha para retirar parte de los 19 mil dólares que había “invertido”.

“Me dijeron que en quince días me presentara para hacer un retiro y cuando fui directamente estaba cerrada la oficina”, recordó el hombre al que el “analista” le había prometido una rentabilidad variable entre el 10 y el 25 por ciento anual en dólares.

 

La documentación y la letra pequeña

Al igual que en el resto de las audiencias durante la primera parte del interrogatorio a cargo del fiscal Bruna hay un momento en que se le exhibe a los testigos la documentación anexada a la causa, especialmente los “papeles de colores” que muchos de ellos refirieron en su primera testimonial.

Un dato singular es que en muchas de esas copias el texto impreso decía que las personas extraían y no que entregaban dinero, situación que era “salvada” a mano por Viglione o Larsen solamente si en el momento el cliente se daba cuenta y lo reclamaba.

En ese sentido el abogado Julio Razona ha consultados a muchos de los damnificados si hicieron una lectura de la letra pequeña –ilegible en muchos casos- de esas copias al considerar que ese tipo de texto se tiene por “no escrito”.

“A las personas se les daba un contrato de adhesión, en los que la persona que recibía el dinero te lo daba a cambio del monto recibido”, explicó en lo que podría ser un adelanto de su postura en el alegato final.