Alexis Matteo, el padre de la criatura

El entrenador de Círculo Deportivo todavía no puede creer lo que vivieron. El título del Regional Amateur, el ascenso, y un recibimiento inolvidable en Nicanor Otamendi. "Están todos locos", reflexionó.

La emoción de "Piki" Matteo al bajar del colectivo, los abrazos interminables y la fiesta de todo un pueblo al que él con sus jugadores hicieron feliz. (Fotos: Diego Berrutti)

12 de Junio de 2019 15:17

Lo que se vivió en Otamendi con la llegada del plantel no sucede muchas veces. El pueblo se volcó a la ruta primero, a las calles después y, por último, a la cancha para homenajear a sus héroes. Y por más que haya vivido muchas cosas en el fútbol, por sentimiento, por pertenencia en los tres años que lleva en el club, para Alexis Matteo fue especial y fue lo mejor que vivió como entrenador. Con los ojos vidriosos, dentro del "Guillermo Trama", "Piki" analizó con 0223 la campaña, su estadía en el "Papero" y lo que viene, para un equipo que no se conforma y siempre va por más.

- ¿Y ahora?

- No sé. La verdad que esto pasó tan rápido, no sé, desde el primer playoffs hasta el partido de Río Gallegos, me pareció que pasó una semana, lo que me hace pensar que si esto no hubiera sido positivo, las tres series anteriores uno no las podría disfrutar, porque va pasando partido tras partido y no te podés relajar. Por eso se dio de la mejor manera esto que empezó como un sueño, algo que era impensado y terminó así.

- Siempre se quiera ganar, pero cuando arrancó el torneo el objetivo no era el ascenso.

-No, para nada. La idea nuestra era superar lo de 2017, que pasamos la zona pero quedamos eliminados con Racing de Olavarría en el primer playoffs. Entonces el objetivo era mejorar esa marca, lo pudimos hacer cuando dejamos en el camino a Huracan de General White, después vino El Porvenir de San Clemente que ya lo conocíamos y en la final de la Región con Ferro de Olavarría, era otra cosa, sabíamos que se había armado para ascender. Pero por suerte le ganamos y vino este regalo del cielo, después con el envión que teníamos, con un grupo de animales como jugadores que se rompen el alma, que defienden la idea que uno trata de inculcarles, lo conseguimos y no tengo palabras para agradecerles este momento que me están haciendo pasar.

- La final hizo que por momentos el equipo se tuviera que defender más de lo que acostumbra, pero era lógico por la diferencia, por las obligaciones del rival y por el campo de juego que condicionaba.

- Era lógico. Además si vos te fijás en este tipo de torneo, todos los que vinieron a Otamendi se defendieron, incluso Boxing en la primera final, más allá de perder 2 a 0, seguía metido atrás y haciendo tiempo porque sabían que de local se hacían fuertes. Y esto tenía un condimento aparte porque a la cancha de césped sintético tardás en adaptarte, el control es distinto, el pique es distinto, el clima era muy frío, no digo que no se pueda jugar, pero eran condiciones que no estamos acostumbrados y por momentos la pasamos mal, nos sentimos superados, no pudimos hacer una diferencia más grande acá, pero por suerte entró Leo (Alvarado) y resolvió todo.

- Más allá de ser superados, hubo algunas situaciones que pudieron liquidar la historia.

-Sí, tuvimos tres situaciones claras en ese primer tiempo contra tres o cuatro de ellos, que tenían el dominio, pero les había costado también llegar con peligro. El tema que nos golpean en un momento clave y después en el segundo tiempo, cuando pensábamos que lo teníamos controlado, llegó un gol de otro partido con la pierna menos hábil de un jugador que me encantó (Enzo Fernández), que sacó el derechazo y la colgó del ángulo. Y ahí sí la vimos difícil, no estábamos teniendo respuestas, pero también sabíamos que en alguna contra nos podía quedar una chance y por eso apostamos a Leo que es uno de los jugadores más claros que tenemos y más pensante a la hora de definir o dar un pase gol y por suerte se nos dio.

- El segundo gol fue un baldazo de agua fría. ¿Cómo lo tomaron? Por la cabeza de los jugadores también pasaba la final contra Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia.

- Sí, eso tambien juega. La verdad, nunca pensamos que íbamos a perder 2 a 0 este partido. Pero hubo mucha diferencia entre el Boxing que vino a jugar acá y el Boxing que nos encontramos allá, se hacen muy fuertes de local, pero no por la gente, la presión, sino por la cancha, no te diría que es otro deporte, pero sí muy distinto. Ellos estaban muy confiados y nos ejercieron una presión alta y un juego muy dinámico. Cuando nos hicieron el segundo gol yo creo que estábamos más para esperar que termine el partido que para ir a buscarlo, porque ellos estaban más para venirse, de hecho van a buscar el tercero, quedan mal parados y lo pudimos definir en la contra.

- Cuando decidiste dejar de ser asistente de Sebastián Pena y largarte solo en Círculo, ¿imaginabas todo esto?

-No, para nada. Este es mi tercer año acá en Círculo y no vivo más que alegrías. Y los que somos del fútbol, sabemos bien que los momentos lindos siempre son los menos, y este no es el caso, porque cuando llegamos pudimos salir campeón de la Liga en 2017, después fuimos primeros en la Zona del Federal algo que no había pasado nunca, en 2018 nos quedamos afuera en semifinal en el torneo anual y ahora esto, la verdad que no lo puedo creer. Estoy muy contento y muy agradecido a la gente de Cïrculo que me dio la confianza para poder trabajar tranquilo.

- Y encima este recibimiento. La gente, el pueblo rendidos ante ustedes.

- Están todos locos (risas). Me dicen ¿'y ahora'?, '¿y ahora?', lo preguntás vos, lo pregunta la gente y nos lo preguntamos todos. Sinceramente lo que vivimos acá (por el recibimiento) fue una locura, autos, gente en el pueblo, bocinas, parecía un domingo, una locura que va a costar ver de nuevo. Pensamos en disfrutar y después esperaremos a ver qué va a pasar con esto.

-Es todo muy reciente, da la sensación que les cuesta tomar dimensión todavía de la importancia del logro que se consiguió, la importancia del título y el ascenso a un Federal A que es otro nivel en el fútbol argentino.

- Es un mundo distinto, es un mundo donde se empieza a profesionalizar el fútbol, yo creo que ninguno todavía tomó conciencia de lo que se obtuvo, que te salude gente que no conocés, que te agradezca, que se ponga a llorar, fue muy emotivo, fue algo que voy a llevar siempre en mi corazón. Y lo de tomar magnitud, es así, esto es nada que ver, ya haber salido campeón de la región aunque no se hubiera conseguido el ascenso para mí es más importante que ser campeón de la Liga, porque ganaste una region donde están todos los campeones. La Liga es la liga y no le quito méritos, pero es otra competencia. Esto fue el moño de un sueño que se hizo realidad.

- ¿Valieron la pena los 80, 90 kilómetros diarios para ir y venir? Es un esfuerzo grande, con el trabajo, con la familia a la que se ve poco.

-Siii, vale la pena, es algo que ni siquiera me pongo a pensar, porque yo la paso bien, vengo, tomo mates, charlo con mi cuerpo técnico que somos amigos. Es desgastante, pero tengo una familia que me aguanta y es a la que le dedico todo esto, porque saben que el fútbol es mi pasión y si me faltaría no estaría bien. Me conocieron así, ni hablar mi señora, ni hablar mis hijas que crecieron con toda esta locura, ellas son felices y son el sostén mío, de llegar a casa y en los momentos no tan buenos sentir su apoyo, y el tiempo que uno les resta, se la bancan muy bien por eso son merecedoras de todo esto.

- ¿Cómo se hace para cambiar el chip y mentalizarte y remotivar al grupo para lo que se viene? El fin de semana hay un partido de la Liga Local y hay que enfocarse en eso.

-No sé, no tengo ni idea. Tengo esta burbuja en la cabeza y no podemos despertar. Es difícil, es muy difícil, ya jugar dos competencias como el Federal y la Liga, porque el que juega arriba está con una motivación y el que juega la local inconscientemente sabe que está en el segundo equipo. Pero estoy tranquilo porque sé que tengo 30 leones que cuando tuvieron que hacer las dos cosas lo hicieron a la perfección.