Científicos marplatenses buscan crear protectores solares seguros y amigables con el medioambiente

Investigadores del Conicet evalúan las posibilidades de crear pantallas solares eficientes y seguras, para la población y el ambiente a partir de componentes naturales.

Imagen ilustrativa. Foto: Archivo 0223

6 de Diciembre de 2020 16:59

Por Redacción 0223

PARA 0223

La exposición solar puede generar cáncer de piel, además de fotoenvejecimiento, quemaduras y desórdenes inmunológicos. Es por eso que, un grupo de investigadores del Conicet Mar del Plata trabaja en la creación de una pantalla solar eficiente y segura para la población en general y el medioambiente con base en componentes naturales.
 
Según indicó Sandra Chiuro, directora de la investigación, la radiación UV debería ser absorbida por la capa de ozono en la estratósfera, pero el cambio climático generó un adelgazamiento en ella, que permite que una mayor cantidad de estos rayos alcancen la superficie terrestre, poniendo en riesgo la salud humana.

 En Sudamérica, por su proximidad con la Antártida, “la situación es más delicada” porque periódicamente se produce un acentuado adelgazamiento de la capa de ozono cada final del invierno hasta el inicio del verano.

La profesional indicó que los productos de protección solar comerciales contienen distintos tipos de filtros solares UV como ingredientes activos, que nos permiten exponernos al sol sin mayores consecuencias. Sin embargo, éstos “no son infalibles”.

En algunos casos, tras absorber la radiación solar pueden generarse cambios en su estructura química que resultan en pérdida de eficiencia por foto-inestabilidad o procesos de fotosensibilización que inducen reacciones alérgicas, explicó Churio.
Es por eso que, según la investigadora, el desafío es aportar conocimiento básico útil para el desarrollo de pantallas solares más eficientes y seguras para la salud y el ambiente.

“En particular, los proyectos bajo mi dirección han enfocado el interés en la caracterización del comportamiento fotoquímico de una familia de compuestos de origen marino denominados aminoácidos tipo micosporina, que tienen la propiedad de ser eficientes pantallas de la radiación ultravioleta del sol, que se extraen mayormente de organismos marinos de la zona -algas rojas y peces- y son aislados y purificados en el laboratorio”, detalla Churio.

Los protectores solares más comunes utilizan filtros orgánicos: oxibenzona, enzacameno, octocrileno y octinoxato, que son liberados a los cuerpos de agua cuando nos sumergimos en ellos utilizando estos productos. La liberación de estas sustancias genera una preocupación cada vez mayor acerca del impacto ambiental que estos filtros tienen en los ecosistemas. Incluso algunos de ellos han sido prohibidos en parques naturales y algunas jurisdicciones de Estados Unidos, por ello utilizar moléculas de origen natural podría dar una solución a la protección solar sin dañar el ambiente.

Consultada por su motivación en el tema, la investigadora reflexiona: “Supongo que la historia personal tiene mucho que ver… Como marplatense, aficionada a disfrutar de la playa y a tomar sol desde que nací, el mar, las algas, y la arena formaron siempre parte de lo más apreciado de mi entorno geográfico. Más allá de esta nota de gusto personal, creo que un investigador tiene que enfocar sus esfuerzos en proveer de conocimiento útil para potenciales demandas de la sociedad. Por eso, es de central importancia para el sentido de la investigación que exista una conexión concreta entre el aporte científico y la posibilidad de diseñar herramientas para dar solución a problemáticas reales, como en este caso para mejorar el ambiente y la salud”.