El fútbol otra vez de luto: murió Alejandro Sabella

El técnico subcampeón del mundo con la Selección Argentina en Brasil 2014 tenía 66 años y se encontraba internado en un centro de salud de Capital Federal desde el 25 de noviembre, el día que falleció Diego Maradona.

8 de Diciembre de 2020 15:58

Por Redacción 0223

PARA 0223

Un mazazo atrás de otro. Hace 14 días, fue Diego Armando Maradona el que le dio un duro golpe al fútbol en particular y al pueblo en general. Este martes, en horas de la tarde, el corazón que dijo basta fue el de Alejandro Sabella, un señor en un ámbito donde los señores no abundan, exquisito jugador, multicampeón como ayudante de campo de Daniel Passarella en River, y el técnico que le devolvió la esperanza a la Selección Argentina y la depositó en una final del mundo después de 24 años en Brasil 2014. Con una cardiopatía que le redujo al mínimo la función de su corazón, falleció luego de dos semanas internado, cuando la noticia de la muerte del mejor jugador de todos los tiempos le había producido una descompensación. "El ICBA Instituto Cardiovascular lamenta informar que el paciente Alejandro Sabella falleció a las 15.30 del día de la fecha como consecuencia de su diagnóstico de cardiopatía dilatada secundaria a enfermedad coronaria y cardiotoxicidad de larga data", comunicó la clínica.

Fue un distinto. El "Profesor" en su etapa como entrenador, "Pachorra" como futbolista, era un tipo sumamente querido y respetado en todo el ambiente del fútbol, nadie habla mal de él y se ganó todo en base a trabajo, sin gritos forzados ni charlas mediatizadas. Fue un crack adentro de la cancha y se superó sentado en el banco de suplentes, donde continuó la línea de su amado Estudiantes de La Plata, pero también se animó a sumarle juego a la táctica, se bancó mil críticas como entrenador de la Selección, no se desvío de su camino y llegó a la final del Mundial de 2014, donde una mueca del destino le jugó una mala pasada, cuando táctica y futbolísticamente Argentina superó a Alemania pese al 0-1 final. 

Nacido futbolísticamente en River, donde estaba a la sombra de Norberto Alonso, igual se dio el gusto de jugar 118 partidos con la banda roja y dio tres vueltas olímpicas. Tras un paso por el Sheffield y el Leeds United de Inglaterra, volvió al país para jugar en Estudiantes de La Plata y encontró su lugar en el mundo. Estuvo en el "Pincha" entre 1981 y 1987, ganó dos títulos, conformó un mediocampo que pasó a la historia con Trobbiani, Ponce y Russo, conoció a Carlos Salvador Bilardo y tomó un sentimiento inolvidable por esa institución. Su retiro fue jugando una temporada en Ferro Carril Oeste.

Después pasó del otro lado de la línea, y durante 19 años fue ladero de Daniel Alberto Passarella, en River, la Selección Argentina, Parma de Italia, la Selección de Uruguay, Monterrey de México y Corinthians de Brasil. Volvió al "millonario" y, en 2009, se largó solo. Lo llamó Estudiantes y no pudo decir que no. La conexión fue automática, le ganó la final de la Copa Libertadores a Cruzeiro de Brasil y en diciembre de ese año estuvo a minutos de tocar el cielo con las manos, cuando el mejor Barcelona de la historia no le encontraba la vuelta a los platenses que ganaban 1 a 0, y en un ratito revirtió la historia para que el Mundial de Clubes se fuera para Europa. A diferencia de lo que siempre pregonó Bilardo, ese segundo puesto tuvo muchísimo valor. 

En 2011 asumió la Selección Argentina y lidió con críticas, muchas que tienen que ver más con las escuelas futbolísticas del país que con lo que él hizo al frente del equipo nacional. En total dirigió 41 encuentros a la albiceleste, con 26 triunfos, 10 empates y sólo 5 derrotas. Clasificó al Mundial de Brasil 2014 y en territorio carioca fue de menor a mayor, se afianzó con el correr de los partidos y llegó a la ansiada final con Alemania, después de 24 años sin alegrías para el equipo nacional. Las jugadas desaprovechadas por Higuaín, Messi y Palacio, y la aparición de Göetze, lo dejaron sin Copa del Mundo en las manos, pero marcó una época y dejó una huella imborrable.

La salud le empezó a jugar una mala pasada y no lo volvimos a ver trabajando. Un cáncer fue el puntapié inicial para una caída que, en algún momento, pareció frenarse, pero que le fue quitando energías y dañando su corazón. El 25 de noviembre, el día que falleció Diego Maradona, una descompensación obligó que fuera internado. En los últimos días se vio un mejoría, pero cuando se quitó el respirador, la respuesta no fue la esperada, su estado se deterioró y este martes nos dejó físicamente Alejandro Sabella. El 2020 nos da otro golpe, otro mazazo, que sufre el fútbol, pero que le duele a todo el país. 
 

 

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