Buscan que Mar del Plata tenga su propio programa de gestión menstrual: de qué se trata

Organizaciones feministas, la Unmdp y el Concejo trabajan en un proyecto para que los productos de higiene íntima sean de acceso universal y gratuito y se promueva el uso de elementos de higiene menstrual alternativos. 

La semana próxima se presentará en el Concejo un proyecto que apunta a garantizar el acceso universal de productos de gestión menstrual. Foto: Agencia Télam

17 de Agosto de 2020 10:05

Hablar de menstruación es aún hoy en distintos ámbitos tocar un tema tabú. “Estoy indispuesta”, “estoy con Andrés” o “ando en esos días”, son algunas de las frases elegidas para reemplazar la palabra que tanto incomoda. De hecho, recién en el último tiempo las publicidades de toallitas femeninas dejaron de mostrar un líquido azul para reemplazar la sangre menstrual en la televisión, diarios o revistas. Lo cierto es que la mitad de la población menstrúa y si bien se trata de un ciclo biológico, los productos de higiene personal no son considerados esenciales o de salud sino de cosmética. Es decir, se debe pagar por ellos el 21% del IVA, lo que hace que sean inaccesibles para los sectores más vulnerables.

Se calcula que, por año, una mujer que menstrua destina entre dos y tres mil pesos en esos elementos de primera necesidad. Si bien son productos que están contenidos dentro del programa Precios Cuidados, un pack de ocho toallitas (insuficiente para un ciclo mensual) de tercera marca cuesta a partir de 50 pesos, mientras que uno de primera línea alcanza los 247 pesos en cualquier supermercado de la ciudad. Ahora, ¿cómo hacen quienes, por ejemplo, se encuentran en situación de calle o en un contexto de encierro? ¿O en aquellos hogares de sectores populares en el que conviven dos o más personas menstruantes? Estos son algunos de los planteos que se hicieron distintas organizaciones feministas y desde la Facultad de Ciencias de la Salud de la Unmdp y que, incluso, llegaron al Concejo Deliberante, en donde ya se trabaja en un proyecto de ordenanza que aborda la temática. 

La iniciativa, que en los próximos días presentará la concejala Sol de la Torre, apunta a la creación de un programa de gestión municipal que funcione bajo la órbita de la Secretaría de Salud para que se garantice el acceso gratuito de elementos de higiene en los centros de salud, escuelas municipales y demás dependencias del Estado. Al mismo tiempo, promoverá el uso de productos que no generen daño al medio ambiente, como es el caso de las copas menstruales o toallitas de tela, lavables. “Entendemos que la provisión de elementos para la menstruación tiene que ser absorbida en parte por el Estado, principalmente en aquellos casos en los que no se cuentan con los recursos para hacerlo por sus propios medios. La provisión de productos menstruales debe ser reconocida como un derecho en términos de salud”, sostuvo la legisladora del Frente de Todos. No sería la primera normativa de estas características en el país: el jueves, la Cámara de Diputados de Santa Fe le dio media sanción al proyecto de ley que prevé la creación del Programa de provisión gratuita de productos de gestión de higiene menstrual en toda la provincia, mientras que la ciudad homónima cuenta desde fines de mayo con una ordenanza al respecto.

Para Ludmila Azcuez, secretaria de extensión de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la Universidad, avanzar en una medida de ese tenor permitiría el acceso equitativo no sólo a productos de higiene, sino también a la salud. “Al recuperar las experiencias de los sectores más vulnerables o de mujeres de la Unidad Penal 50, por ejemplo, tomamos conocimiento de que muchas utilizan trapos, medias o elementos que no son saludables y pueden conllevar a una infección en la genitalidad”, advirtió. 

También reparó en que, según datos de Unicef, la falta de este tipo de productos determina un alto nivel de ausentismo e, incluso, de deserción escolar por parte de niñas y adolescentes. En ese sentido, subrayó además la necesidad de que se asegure un plan de educación sexual integral que aborde los mitos que hay en torno a la menstruación. “Cuando en 2017 empezamos a trabajar en este tema en el penal de mujeres nos dimos cuenta de que tampoco había demasiado material al respecto. Y al ser algo de lo que no se habla, los mitos cobran preponderancia. El problema es que van desde cosas insignificantes, como que no podés bañarte mientras estás menstruando, hasta otras más graves, como que no te podés quedar embarazada durante el período”, señaló.  

Azcuez hizo hincapié en que la menstruación siempre estuvo tan invisibilizada que, sin ir más lejos, los baños públicos o semipúblicos no tienen espacios de privacidad para la higiene o el descarte de productos menstruales.  “El proceso de ocultamiento existe de toda la vida y todavía hay quienes piensan que es algo que hay que esconder o les genera vergüenza o pudor. Por eso creemos que debería avanzarse en un programa integral de gestión menstrual y no reducirlo a la provisión de elementos de higiene”, explicó.

Por último, reflexionó sobre la importancia de llevar adelante campañas de sensibilización y concientización para promover el uso de productos de la industria de la higiene personal amigables con la salud y medio ambiente. “Las toallas ecológicas (de tela) o las copas menstruales son alternativas respetuosas y saludables que también tienen que ser accesibles”, remarcó. Y concluyó: “Si bien el proyecto es todavía un borrador, creemos que es muy importante que se haya empezado a dar esta discusión, en la que debemos trabajar con diferentes sectores tradicionalmente olvidados a la hora de pensar políticas públicas”.