Una tendencia que crece entre las mujeres: la copa menstrual

La copa menstrual es un dispositivo que se coloca en la vagina durante la menstruación para recolectar la sangre que se elimina. Uno de los beneficios de este método es que se evitan miles de toneladas de residuos anuales.

2 de Noviembre de 2018 09:24

En nuestra sociedad, la menstruación sigue siendo, para muchos, un tema tabú que genera desagrado o incomodidad. Sin embargo, es una situación natural con la que las mujeres conviven desde jóvenes. Por lo general, el período menstrual se hace presente durante aproximadamente 5 días al mes, lo que equivale a 60 días en un año. A lo largo de toda la vida fértil femenina (de los 15 a los 44 años según la ONU) esto representa alrededor de 1.740 días de menstruación, lo cual significa que una mujer pasa en promedio casi 5 años de su vida menstruando. Y en este contexto surge una tendencia entre las mujeres que cada vez gana más adeptos: la copa menstrual.

Durante ese tiempo, existen distintos productos para la higiene, como tampones y las toallitas femeninas. “La materia prima utilizada para su producción es la pulpa o pasta Kraft fluff que implica el 60% de su peso. En un año, las mujeres argentinas consumen 10.140 toneladas de pasta fluff en toallitas y tampones. Ésta se produce a partir del monocultivo de árboles exóticos, principalmente pino Taeda”. Estos datos surgen del Proyecto Cíclica, un espacio que nació en 2011 y que desde 2013 fabrica y comercializa Maggacup, la primera marca de copas menstruales hechas en Argentina.

La copa menstrual es un dispositivo producido en silicona atóxica y 100% hipoalergénica que se coloca en la vagina durante la menstruación para recolectar la sangre que se elimina. A diferencia de los tampones, no absorbe la sangre sino que la contiene en su interior y se puede utilizar hasta 12 horas sin que su capacidad de recepción se vea desbordada. Una vez terminado el ciclo se la esteriliza con agua hirviendo y se la guarda hasta el próximo mes.

Si bien es un método que tiene varios siglos de historia, actualmente la copa menstrual está atravesando una etapa de mayor difusión. “El cambio cultural es la apertura al dialogo sobre la menstruación y la llegada de nuevas alternativas para la gestión menstrual”, sostuvo Clarisa Perullini, una de las fundadoras de Cíclica y Maggacup. En la actualidad calculan que hay aproximadamente 40 mil usuarias de la copa, las cuales tienen en promedio entre 20 y 30 años y que cada vez se interesan más chica jóvenes.

En Mar del Plata y la zona, Vanesa Lozano coordina una red de mujeres que vende este tipo de productos. "Uso la copa menstrual desde 2010, buscaba alternativas más saludables para mi cuerpo porque sufría de hongos e irritación por el uso de toallitas y tampones", comentó. En ese momento decidió buscar en Google y encontró a una mujer española que hablaba de la copa menstrual. "Me la traje de Alemania porque no la encontré acá, y como trabajaba vendiendo productos gozadores empecé a ofrecer el producto en reuniones con mujeres". Actualmente desde Tienda Cíclica ofrece distintas marcas de copas como Maggacup, MeLuna, Liberty, MíaLuna, Munay .

"Al principio causaba asco pero cada vez tengo mejor recepción", explicó Lozano  y agregó: "Lo importante es generar conciencia a la hora de gestionar nuestra salud e higiene menstrual. A mi me produjo un cambio de conciencia sobre mi cuerpo, comencé a conocerme más". 

Natalia usa la copa menstrual hace 6 años, la usa para hacer deportes, ir a la playa y hasta para dormir. “Más allá de lo ambiental –comenta-, hubo un cambio grande desde la toma de conciencia de mi menstruación, cambió la forma de verla, me relaciono de otra forma”. Además, en términos económicos, también es favorable: “Dejé de gastar dinero en toallitas o tampones, por lo cual a la larga ahorré dinero”.

Para conocer cuántos residuos vinculados a la higiene femenina genera una mujer a lo largo de su vida, existe una calculadora de residuos del periodo, la cual estima, por ejemplo, que si a lo largo de la vida fértil, una mujer reemplaza los productos desechables manufacturados por las copas menstruales, que tienen una vida útil de hasta 10 años, evitaría la generación aproximada de unos 16 kilos de residuos no reciclables.