Verónica Borelli: "Cumplí conmigo y, principalmente, con Lucía"

La mamá de Lucía Bernaola dijo que ahora, con Federico Sasso en la cárcel, podrá "soltar una etapa" para seguir adelante. La larga lucha de una mujer que sólo buscó justicia.

1 de Septiembre de 2020 15:09

A pesar de que pasó una noche difícil, desde temprano Verónica Borelli (41), la mamá de Lucía Bernaola (14), atendió a todos los medios que la consultaron por la decisión de la justicia de revocarle el arresto domiciliario a Federico Sasso, el joven que atropelló y mató a su hija el 4 de junio de 2017. Entonces, por su cabeza pasaron de nuevo las imágenes de aquella madrugada trágica, la sonrisa de Lucía, las primeras marchas que organizó para pedir justicia; los días que durmió en un banco de plaza en Balcarce para demostrar que el responsable de la muerte de su hija tenía un tratamiento especial en la comisaría en la que estaba alojado.

“Hoy voy a soltar una etapa para salir adelante”, dijo esta mañana, al mismo tiempo que personal policial y del Servicio Penitenciario Bonaerense trasladaba a Sasso a la Unidad Penal 44 de la cárcel de Batán, en donde terminará de cumplir su condena a seis años de prisión por homicidio culposo agravado. “Ojalá, mientras esté en un calabozo como corresponde, pueda pensar y arrepentirse de lo que hizo, aunque lo dudo”, reflexionó la mujer, a quien la resolución de la Sala Segunda del Tribunal de Casación Penal le trajo un poco de paz.

“Lucía era una personita hermosa, la más terrible de la familia”, recordó, y aseguró que si algo la deja tranquila es haber sido una madre presente durante los 14 años que estuvieron juntas; una complicidad que se mantuvo hasta el último instante. “La noche que Sasso la mató, estaba hermosa: se había puesto mi ropa y yo le había ayudado a peinarse para que saliera”, relató. 

Desde el primer momento, Borelli mantuvo un alto nivel de exposición porque comprendió que era la única herramienta que tenía a mano para pedir justicia y que el caso se mantuviera en vigencia. Sin embargo, la larga lucha de Verónica para que la muerte de Lucía no quedara impune no fue gratis y la pagó con el cuerpo: en diciembre le quitaron los ovarios en una cirugía de urgencia y todavía continúa bajo tratamiento psiquiátrico y psicológico. “La cabeza se me chifló, me volví loca; la muerte de un hijo es algo terrible”, dice. Las hermanas de Lucía, de 20 y 16 años, también reciben asistencia psicológica. “Con la más grande eran muy compañeras, la extraña mucho”, contó. 

Hoy, la mujer, propietaria de un drugstore en Faro Norte, cree que podrá “encajonar” cada cosa en su lugar y, de alguna manera, seguir adelante, sobre todo, por sus otras dos hijas. “Durante estos tres años me especialicé en cuestiones judiciales, me disfracé de hombre para pasar por la comisaría de Balcarce y confirmar que Sasso tenía un tratamiento vip; y demostré que hubo 29 incumplimientos durante su prisión domiciliaria y, por lo tanto, se podía fugar. En el fondo, yo sabía que iba a lograr ponerlo en un calabozo”, sostuvo.

Verónica tiene las cenizas de Lucía en su propia habitación y aún no se deshizo de sus pertenencias. El trato con las amigas y el novio de su hija se fue perdiendo con el tiempo, aunque mantienen contacto a través de las redes sociales, en donde cada tanto la recuerdan con alguna fotografía. “Ellos siguieron adelante como corresponde, pero si yo los llego a llamar por algo, los tengo acá enseguida”, confió.   

“Lo que hizo Sasso me dejó un dolor para toda la vida, pero hoy necesito volver a ser mamá, dedicarme a mis hijas y mantener vivo el recuerdo de Lucía. Creo que cumplí conmigo y, principalmente, con ella”, sentenció.