Cristian Suárez, en el nombre del padre

El técnico cumplió la promesa que le hizo a su papá cuando falleció. Argentinos del Sud era la segunda casa de Pedro (a veces la primera), le inculcó eso a su hijo y ahora, también con el nieto en el plantel, escribieron la página más gloriosa del club de Paso.

Rodrigo y Cristian con la Copa. De fondo el cielo. Los tres, juntos, festejando el título soñado por Argentinos del Sud.

El abrazo interminable con su mujer Eugenia, con Camila y con Enzo no se hizo esperar. A ellos se sumó Rodrigo, que tuvo el honor de poder darle un fuerte apretón en el mismo momento que Lalli detuvo el último penal de Alves. Los Suárez, Cristian y Rodri, padre e hijo, entrenador y jugador, vivieron abrazados ese instante cúlmine que quedará grabado para siempre en su memoria y en sus corazones. Todos se fueron con el arquero, porque todos vieron correr al equipo enloquecido desde la mitad de la cancha, porque los hinchas empezaron a entrenar, pero 0223 tiene el video de ese instante en el que ellos se abrazaron fuerte, se dejaron caer al piso sin soltarse y señalaron al cielo porque alguien había empezado a festejar. 

Pedro Suárez, el abuelo, el que conoció a Elsa en el club, el que les transmitió la pasión a sus hijos, y pudo disfrutar de verlo jugar en Primera, de verlo dirigir al club de sus amores, con finales históricas que no se pudieron concretar. Hoy Pedro está más feliz, "ahora sí va a descansar en paz", como dijo Cristian después de pagar esa promesa que le hizo cuando se despidió. Y en el banco de suplentes, como jugador, estaba "Rodri", el nieto, y entraron corriendo Cami y Enzo, todo fue perfecto. Argentinos del Sud hizo historia y se festejó acá abajo y allá arriba. 

-Queda grabada la imagen viendo los penales con Rodrigo, abrazados, el final, el último penal, la atajada de Santiago y ese gesto de los dos, de rodillas, mirando al cielo.

-Yo siempre le inculqué que sea jugador. Siempre trato de manejarme en el club sin pensar en los hijos de, en quiénes son. Y a mi hijo le inculqué lo mismo. "Vos sos jugador, ganate un lugar y entrená para progresar". Y estaba en los penales y lo estaba viviendo solo, como siempre me gustó, hacerme cargo de las cosas malas, las cosas buenas que las disfruten los jugadores. De golpe y porrazo vino, me abrazó y se me mezclaron las emociones. Cuando atajó Lalli dije "por algo él vino y me abrazó".

-¿Cuántas sensaciones no?

-Misión cumplida, felicidad enorme, primer título para mí. Como entrenador y como jugador se me había frustrado varias veces, dos habían sido acá como jugador y dos más como DT, también en esta cancha. Siempre trabajé para sentir esta sensación y hoy la verdad que no sé qué hacer, no sé en qué termina el lunes el trabajo.

-Alguien que te conoce mucho, antes de la final de ida me dijo "está muy tranquilo, las dos anteriores las sufrió mucho, ahora está muy tranquilo". Hay otra experiencia, otra carrera, pero ¿lo viviste así?

-Sí, porque fui teniendo experiencia como entrenador. La temporada que estuve como ayudante de Mauricio Giganti en Alvarado me maduró en muchas situaciones, sufrí un golpe muy duro que fue la muerte de mi viejo y eso me hizo madurar más. Lo viví como un deporte, lo inculqué como un deporte y en materia futbolística, a mi grupo de trabajo le dije que conseguí consolidar madurez, juventud, experiencia, y lo ensamblamos de tal manera que me dio tranquilidad de decir, en cada partido, con cualquier complicación que tuvimos en el frente, el grupo, el plantel, lo supo sacar adelante. Y eso me fue dando tranquilidad. Lo trabajé mucho en la semana, fui muy eufórico para llegar al día del partido tranquilo, disfrutar y corregir las cositas que no salieran.

-En la previa la sensación era que el que estuviera ganando iba a tener mucho del título en el bolsillo, porque por estilos, si fuera ganando Argentinos, a Kimberley le iba a costar entrar, y si se ponía adelante el "dragón", podían dejar espacios para que lo definan. Sin embargo, fueron abajo en los dos partidos y los pudieron empatar. 

-Una de las cosas que trabajé fue que el partido duraba 90 minutos. Sabíamos que Kimberley, en cualquier situación, nos podía convertir. Entonces, pensemos siempre en el 0-1, trabajemos en remontar esa desventaja, lo conseguimos en nuestra cancha y acá era igual, si pasaba, había que seguir tranquilos, no perder la paciencia porque el partido iba a ser largo. Lo supimos empatar, lo llevamos, con un hombre más no pudimos tener claridad, pero puede pasar, el contexto de toda final, el nerviosismo, algunos cambios que en el partido anterior me dieron energía extra, quizás hoy entraron con ese nerviosismo de saber que teníamos ventaja numérica, yo les tiré la presión de que eramos uno más, lo teníamos que ir a ganar.

-No hay una figura, la figura es todo Argentinos del Sud

-No hay mejor logro que estar cada uno en su lugar. Y eso esta vez tuvo su premio. En Argentinos del Sud, está cada uno en su lugar. Hay un laburo de Comisión Directiva impresionante, no sé cuántos clubes gastan $50 mil pesos por semana para brindarle un asado a los chicos. Hay pocas pelotas, hay poquitas semillas en la cancha, la comisión igual vengan, asado, invitá a los profes, vamos a compartir. Eso es loco, los chicos de la hinchada van al asado, decoran todos, te sirven. Nos juntamos a concentrar un ratito en el club antes de venir a la cancha y armaron una fiesta en la puerta del club. El hincha, la Comisión Directiva, el cuerpo técnico, los jugadores, la familia de cada uno, estaba todo ensamblado, no se podía dar de otra manera, porque es un premio a un esfuerzo de casi 90 años.

Argentinos del Sud es familia y Cristian Suárez lo festejó con la suya, y la bandera de Pedro, que no soltó durante todo el festejo. (Foto: Facundo Galeano/Prensa Argentinos)