Un gobierno improvisado, una ciudad pobre

La improvisación y la negligencia de los funcionarios del Emtur y de los concejales impulsan la mediocridad y la falta de un programa inteligente en materia de turismo que no explota su potencial ante la enorme crisis económica que atraviesa la ciudad.

Mar del Plata no cuenta con un programa inteligente en materia de turismo.

El último fin de semana extra largo nos han visitado 168.876 turistas según el Ente Municipal de Turismo (Emtur). Una cifra considerable teniendo en cuenta el contexto inflacionario y el deterioro económico en nuestro país. Las playas estaban plenamente ocupadas, las calles intransitables y los restaurantes y los comercios desbordados de gente. Muchas empresas, ante el aumento exponencial de la demanda, se vieron obligadas a contratar nuevos empleados por tres días, una changa principalmente para los jóvenes. La cuestión es: ¿qué queda después de un fin de semana de furia en la ciudad?

Todos sabemos que el turismo en general y, en nuestra ciudad en particular, tiene una dinámica estacional, por lo cual es una actividad que demanda empleo de manera inestable. El gobierno municipal se ha propuesto una Mar del Plata “para todo el año”. Sin embargo, la ciudad no deja de promocionarse como turismo de masas de “sol y playa”, ignorando cualquier otra actividad que se pueda explotar como actividad turística o, simplemente, la contingencia de que un día (o una semana, como es el clima marplatense) llueva. Ya sabemos que este modelo ha fracasado y que la política de Montenegro no es consistente. Es por eso que desde Construyendo General Pueyrredon proponemos un enfoque multidimensional que armonice y explote al máximo el turismo sostenible, la actividad comercial y cultural, el turismo de playa y el cuidado del medio ambiente para garantizar la actividad turística para las próximas generaciones, en lugar de este modelo primitivo e ineficiente para las ganancias de las pymes de la ciudad que, además de ser peligroso, no genera la suficiente actividad económica que Mar del Plata podría explotar.

Los decks se convirtieron en un eje de discordia.

Nuestra propuesta turística se engloba en la idea de construir una “Marca Mar del Plata inteligente” y en el marco de nuestra política general de “humanizar el espacio público”. Las calles comerciales como Olavarría, Güemes o Rivadavia están colapsadas: la gente se choca en las veredas, los autos ocupan casi todo el espacio generando contaminación auditiva, embotellamientos e inseguridad vial y los decks que a estas alturas solo sirven para generar discusiones y peleas entre comerciantes. Crear espacios comerciales inteligentes, peatonales, parquizados y seguros no solo mejora la calidad de vida y el disfrute de los vecinos y turistas, sino que, debido al mayor tiempo que pasan en la calle, aumentan las ganancias para los comerciantes. No es lo mismo una familia que puede dejar las bolsas seguras con todo lo que compró en el baúl del auto a una cuadra y volver a seguir comprando que una familia que debe primero buscar estacionamiento, luego que no les roben las llantas, o las cubiertas o el auto, o discutir con los trapitos, o infinidad de problemas que este gobierno permite.

Mar del Plata necesita playas inteligentes.

La segunda cuestión es transformar nuestras costas en “playas inteligentes”, públicas, concesionadas y equipadas. Se deben incrementar los espacios de arena pública. Una playa inteligente utiliza las nuevas tecnologías para hacer una playa más sostenible, inclusiva y segura. Esto incluye plataformas de reservas, videovigilancia y tecnología de conteo para que los vecinos y turistas sepan cuáles son los balnearios menos ocupados, drones de vigilancia y más guardavidas para mejorar la seguridad en el mar, la digitalización de procesos y el análisis de datos para obtener mejor información y hacer un uso más sostenible del recurso hídrico, la electricidad, los residuos o el aparcamiento y, por último, mejor accesibilidad para personas con movilidad reducida y también mayores aperturas a la playa pública.

Además, las playas públicas deben ofrecer servicios para mejorar el disfrute de quienes no pueden pagar un balneario con baños, duchas, lugares para dejar tus cosas de playa y un chiringo con sector gastronómico. Esto redunda, además, en un mayor rédito económico.

Es necesario potenciar el turismo rural.

Por otra parte, para descomprimir el turismo de playa y promover un turismo de todo el año, hay que incentivar la visita a nuestros inmensos paisajes naturales como Sierra y Laguna de los Padres, Mogotes, Acantilados, Chapadmalal o Camet norte y aumentar los espacios verdes y ecoparques de la ciudad, hoy una de las más bajas por kilómetro cuadrado del país. Es, además, una urgencia cambiar el panorama completo de los paseos costeros. Mar del Plata es una de las pocas ciudades balnearias del mundo que permite el estacionamiento en las calles costeras. La construcción de un sistema de ciclovías en la costa que conecte con la bicisenda que va a Santa Clara va a revalorizar enormemente este sector de la Ciudad y promover el turismo de ciclismo.

Por último, pero no menos importante, es revalorizar urgentemente el patrimonio arquitectónico de la ciudad, único en el mundo pero lamentablemente casi desconocido por los turistas e incluso por los vecinos. ¿Realmente tiene que venir un Youtuber a la ciudad con más de 2.000 personas que consumen y gastan dinero acá para que se promocione el patrimonio?. ¿A este punto inimaginable y facilista por parte de las autoridades hemos llegado? (Que conste que Emtur jamás se enteró).

Mar del Plata tiene un complejo arquitectónico propio de la Belle Époque en el que destacan Villa Victoria, Villa Mitre y el Castagnino, entre otros. La ciudad no ofrece ningún recorrido turístico guiado, sea a pie o un bus turístico para explotar estos espacios. Todas las ciudades del mundo que tienen turismo todo el año, como Buenos Aires, Londres, París o Madrid, lo tienen por la explotación de su patrimonio urbanístico y natural. La visita de estos espacios no solo revalorizará la Marca Mar del Plata y diversificará la oferta turística, sino que restaura los chalets hoy en estado de abandono por desidia de los políticos de turno y anteriores. El caso del incendio del chalet “La Marina” en Falucho y Sarmiento no es un hecho aislado, sino una consecuencia de la negligencia en la conservación de nuestro patrimonio, nuestra cultura y nuestra identidad.

Estamos cansados y es intolerable la pereza, incapacidad y la falta de creatividad de los concejales del partido de General Pueyrredon y del Emtur que actualmente perciben partidas presupuestarias millonarias cada mes. Nos oponemos a tal chatura política y a la vez, proponemos un modelo eficiente donde todos los vecinos se vean beneficiados por el turismo.

Temas