Este verano el turismo ABC1 eligió Chapadmalal

Parte de la clase alta de Argentina se vio imposibilitada a viajar a destinos turísticos del exterior y este verano eligió las comodidades de Chapadmalal, un paraje agreste pero que a la vez garantiza armonía con la naturaleza y un ritmo pausado lejos de la urbanización.

Desde hace varios años, Chapadmalal vive en constante crecimiento. A tan solo 20 minutos en auto de Mar del Plata, los emprendimientos comerciales impulsaron la zona que multiplicó los desarrollos inmobiliarios. El interés empezó a aumentar cada vez más y la reubicó en el mapa de la Costa Atlántica argentina al punto que los alquileres de las viviendas pueden ser tan costos como los de un exclusivo barrio privado.

Pero el quiebre definitivo se produjo con la irrupción de la pandemia de coronavirus que modificó los hábitos y el ritmo de vida de muchos. Así fue que las personas de mayor poder adquisitivo -con dificultades para salir del país- se inclinaron por el espíritu de relax y conexión con la naturaleza de Chapadmalal.

Según datos del Ente Municipal de Turismo (Emtur), el 57,8% de los turistas que veranearon en enero de 2021, casi seis de cada diez, llegaban del Gran Buenos Aires. Entre los partidos del conurbano bonaerense se impusieron los de la zona norte, de mayor poder adquisitivo: Vicente López, San Isidro, Tigre y San Fernando.

El porcentaje restante se dividió entre turistas del interior de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y el resto de la Argentina. Quienes llegaron procedentes de la Capital Federal lo hicieron en su mayoría desde los barrios porteños más sofisticados: Palermo, Belgrano, Núñez o Recoleta; mientras que desde las provincias, la mitad viajó desde Córdoba.

El cambio a un perfil más joven del turista como se produjo este verano en Mar del Plata no se replicó de la misma forma en la zona sur de General Pueyrredon: si bien el grupo de 40 a 49 años fue el que más copó las playas de Chapa, no hubo diferencias a gran escala entre los distintos grupos etarios y la presencia de jóvenes y adultos fue por igual.

Casa Pampa es una muestra del crecimiento exponencial de la zona. Hace cinco años abrió como un complejo de 16 casas de mar y el verano pasado sumó un novedoso parador sin carpas: se alquilan palapas y camastros grupales que permiten disfrutar del mar. Además, cuenta con un spa único en la costa, un restaurante para 200 cubiertos con hornos de barro y una cava de vinos.

“La temporada es más que positiva. Chapadmalal es el producto más vendible de Mar del Plata. Es una de las últimas joyas para la zona sur con un turismo ABC1”, confía Roberto Fiocca, fundador de Casa Pampa.

“Acá se cruzan el surf, la yoga, el mar, la naturaleza, el campo, los acantilados, el amanecer”, enumera entre los tantos atractivos. “Es un turismo totalmente diferente”, le asegura a 0223.

“Después de la pandemia, mucha gente decidió venir a instalarse. Tiene un crecimiento importante y hay muchos emprendimientos: hostels, casitas de té, comercios. Se mezcla el surf con emprendimientos muy lindos”, cuenta.

Además, en Chapadmalal se encuentran las estancias más importantes del país, el country-club Marayuí que albergó a políticos nacionales e internacionales y hasta un barrio cerrado totalmente ecológico. “Este verano vino el turismo que hace años no venía. El que no se fue a Brasil, Miami o Punta del Este decidió venir para Chapa”, afirma Fiocca.

En la zona supieron veranear las familias más aristocráticas de la Argentina. A fines de los 40, con la llegada del peronismo, cambió la clase alta por trabajadores y gremios con la apertura del turismo social. Una de las olas preferidas de los amantes del surf, hoy Chapadmalal se posiciona como la nueva zona top de la costa argentina.