Ansiedad y depresión, lo que dejó la pandemia: cuándo es necesario pedir ayuda

El encierro, el temor y la incertidumbre vivida durante la pandemia provocó que en todo el mundo haya aumentado un 25% la población con trastornos de ansiedad y depresión. Cuáles son las alarmas que debemos atender y cuándo es el momento de pedir ayuda a un profesional de la salud.

10 de Octubre de 2023 09:48

La quinta Cumbre Mundial de Salud Mental que tuvo lugar la semana pasada en Buenos Aires confirmó lo que ya empezaban a advertir los especialistas del sector en sus consultas: después de la pandemia del Covid-19, aumentó un 25% la gente con depresión y ansiedad en todo el mundo y los jóvenes son el grupo etario en el que más casos se detectan en el último tiempo. Sin embargo, aún hoy es suele ser un tema tabú y por ese motivo, el hecho de que personalidades del mundo del deporte y la música, por ejemplo, hablen de sus experiencias en primera persona es un paso fundamental en el camino hacia la desmitificación de todo lo relacionado con la salud mental. A qué síntomas debemos prestar atención y cuándo es el momento de pedir ayuda a un profesional de la salud, algunos de los puntos que aclaró el psiquiatra Cristian Castrillo (MP 96.454) en una entrevista con 0223, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental.

-¿Cuál era el panorama en cuanto a depresión, salud y otras problemáticas relacionadas con la salud mental que observan los profesionales en la actualidad, sobre todo, después de la pandemia? 

-La depresión y la ansiedad son dos enfermedades que afectan a todo el mundo y de una forma muy prevalente. Incluso ya se contemplaba desde hace varios años que para esta época iba a ser una suerte de epidemia que causa discapacidad, malestar y hasta gastos económicos. La pandemia fue un factor que incrementó los casos; incluso, las secuelas se van viendo con el tiempo. La falta de empleo, el aislamiento, la pérdida de socialización, del ejercicio y de todo aquello que tiene que ver con la rutina fueron algunos de los factores que empeoraron la situación. Inclusive, personas sin ningún tipo de antecedente de problemas de salud mental empezaron a padecer síntomas de ansiedad, depresión, a no dormir bien y a estar mucho más angustiadas.

-Pensaba en cuántas personas que quizás están pasando por esta situación y no pueden reconocerlo. Quiero decir, cuántas personas andarán por la vida cargando con esto sin estar diagnosticadas…

-Tal cual. La depresión a nivel mundial tiene una prevalencia de 5%, una cifra muy alta. Es decir, esa cantidad de personas en algún momento ha pasado uno o más episodios depresivos de ansiedad pero, al ser cuadros que van pasando muy lentamente, la persona se adapta, se acostumbra. Hay algunos casos, digamos, que revierten solos, pero la gran mayoría continúa, y cuando la persona llega a la consulta, quizás pasaron varios meses. O cuando se da la consulta y el profesional pregunta cuánto lleva sin sentirse bien caen en la cuenta de que pasaron ocho meses, un año. A veces a uno le cuesta identificar que se siente mal, es excesivo o no es saludable. 

-Justamente, ¿cuáles son esas alertas a las que hay que atender para pedir ayuda? 

-Más que nada cuando se empieza a ver afectada la voluntad: cuando uno deja de tener ganas, las tareas del día a día empiezan a ser más difíciles, todo cuesta el doble. También cuando uno deja de tener momentos de placer, no puede disfrutar nada del día a día. No tener ni un momento de felicidad diario o, incluso, en la semana, es un punto de alerta. Lo mismo cuando uno está muy angustiado o se siente mucho más sensible. Es importante, al menos, empezar a reconocerlo y tratar de hablarlo. El hecho de poder expresar qué emociones está sintiendo uno ayuda un montón.

-¿Se advierte un aumento de casos en algún grupo etario en particular? ¿Cuál es la población más afectada? 

-En general, la depresión es más prevalente en mujeres y puede aparecer en cada etapa de la vida que tiene su momento de crisis (la infancia, la adolescencia, la crisis de la media vida o el adulto mayor), pero notamos que en el último tiempo se reciben muchas más consultas de adolescentes y jóvenes. 

Lo importante es que la persona pueda analizar y definir si sus síntomas son saludables o no, porque hay, por ejemplo, variaciones del estado del ánimo que son normales, que pueden durar, por ejemplo, a lo largo de un día, pero empezamos a hablar de cuadro depresivo leve cuando la persona está dos semanas con un ánimo triste, sin ganas de hacer cosas. Es importante investigarlo, estar atento para comenzar a tratar el cuadro lo antes posible. 

-También hay varios mitos en torno a la salud mental. 

-Si empezás a hablar con conocidos, prácticamente casi todos fueron o van al psicólogo, y es muy común. Lo mismo con el psiquiatra: en algún momento incluso han ido, es mucho más prevalente de lo que uno piensa. Sin embargo, siguen existiendo muchos mitos en torno al tema, sobre todo, cuando se habla de medicación psiquiátrica. Lo primero que te dicen es “no tomes pastillas porque vas a ser dependiente y vas a estar dopado”, como si el paciente fuera a estar sedado o anestesiado todo el día. Pero no necesariamente todos los cuadros requieren de un tratamiento con medicación. De hecho, los tratamientos farmacológicos se utilizan cuando es estrictamente necesario y la idea es que sean con la menor medicación y tiempo posible. Hay una gran cantidad de cuadros de ansiedad y depresión que duran períodos breves de tiempo y luego se logran revertir. 

Lo mismo ocurre en cuanto al tema del suicidio: se dice que el que el que avisa no se mata o que lo hace para llamar la atención, entre un montón de cuestiones, que no hacen más que minimizar y no validar las emociones que está teniendo la persona

-Otra frase que se repite, por ejemplo, es “si tenés depresión, salí a caminar, hacé algo”, como si la solución al problema fuera así de simple.

-Claro: si te sentís mal, sentite bien. Es como si una persona, por ejemplo, tuviera fiebre y uno le dice ‘calmate que se te pasa’. No es una cuestión justamente de eso, ni que la persona tampoco sea, ni que lo esté haciendo a propósito, ni que son vagos. Si uno pudiera elegir cómo sentirse, obviamente uno elegiría sentirse bien. No es una cuestión de elección, o algo voluntario. Y, por supuesto, si la persona se siente mal, te lo está contando porque está pidiendo ayuda cuando no está pudiendo resolverlo por sí misma. Hacer actividad física, mantenerse socialmente activo y movimiento ayudan un montón al estado del ánimo, a que uno se sienta bien, pero a veces no alcanzan y ahí es cuando debe intervenir un profesional. 

-Cada vez más artistas, deportistas y otras personalidades hablan de salud mental. Incluso, el “Dibu” Martínez contó en pleno mundial de Qatar de la contención que recibía de parte de su psicólogo. ¿Esto puede alentar a aquellas personas que pueden estar pasando por alguna situación de depresión o ansiedad a consultar a un profesional? 

-Sí, que por ejemplo salga el "Dibu" contando que va al psicólogo nos hace ver mucho más amigable a todos los profesionales de la salud mental. Incluso, tiende a sacar el miedo o a desterrar esa serie de creencias o mitos. Se notó también en el último tiempo que hubo una campaña muy positiva en cuanto a los hospitales de salud mental, un tema en el que siempre hubo tanto morbo. Ahora son más amigables, mucho más amenos; ya no se trata sólo de encerrar a las personas.