Los rugbiers condenados "resisten" unidos y enfrentan su mayor temor en la cárcel

Los ocho rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa llevan más de 40 días detenidos sabiendo las duras penas que pesan sobre sus cabezas. Esa situación les cambio todo. En especial, el ánimo con el que afrontan cada día dentro del penal de Melchor Romero, donde permanecen alojados, apartados del resto de los presos, cuidados con recelo por la enorme magnitud mediática del caso.

Si bien se filtraron discusiones y hasta peleas entre ellos por el inesperado resultado que obtuvieron en el juicio que enfrentaron todos unidos, como un bloque de cemento impenetrable, los ocho amigos siguen unidos, esperando que el abogado Hugo Tomei, quien apeló las sentencias y sigue al frente de la defensa de los ocho, consiga algún beneficio y que les bajen las penas en un tribunal de segunda instancia.

Según publicó TN, un miembro del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) aseguró que los condenados “están resistiendo” como pueden cada día en la cárcel y que su ánimo cambió mucho desde la condena: “Están juntos y esperan que este año haya novedades respecto al fallo de Casación”.

Tomei ya solicitó la absolución de los tres rugbiers condenados a 15 años (Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi) y la reducción de la pena para los cinco acusados que fueron sentenciados a prisión perpetua (Máximo Thomsen, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli). Del otro lado, Fernando Burlando, Fabián Améndola y Facundo Améndola apelarían la sentencia y solicitarían una condena a prisión perpetua para los ocho rugbiers.

Los fiscales del juicio, Juan Manuel Dávila y Gustavo García, pidieron ante el mismo tribunal que no sean cinco los condenados a perpetua y que los ocho sean considerados como coautores del “homicidio agravado” y reciban el máximo castigo.

Pese a eso, la defensa de los condenados por matar a Fernando cree que esta nueva instancia judicial puede resultar favorable para los detenidos. “Tomei cree que el sistema judicial no está apto para soportar la presión mediática”, advirtieron.

Pero lo que pueda ocurrir en los próximos meses en tribunales no es lo que más preocupa a los rugbiers y a su abogado. Lo que los desvela es la posibilidad cierta de que los trasladen de penal en cualquier momento.

Los ocho, a pesar de las diferencias que puedan tener por la estrategia utilizada en el juicio o por las distintas responsabilidades en el crimen, se aferran a mantenerse juntos mientras sigan detenidos. Así se cuidan, así permanecen firmes en el relato, sin acusarse.

“Saben que pueden ser subidos a una unidad móvil y notificados en el momento de que van a ser alojados en otro penal. Eso puede suceder cualquier día, a cualquier hora”, indicó una fuente cercana al caso.

“Pocos están dispuestos a pagar el costo de un traslado, que queden expuestos en otra cárcel y sean atacados. Son los presos más conocidos de la Argentina, no va a ser fácil”, dijeron desde el Servicio Penitenciario, que tienen la tarea de que los ocho rugbiers no sean víctimas de agresiones dentro de la cárcel. Si los cambian de lugar, si los separan, los condenados no estarán tan protegidos. Y eso es a lo que hoy más le temen.