Federico Isla: “Los partidos políticos están en otros temas y el problema del cambio climático no está en agenda”

Las consecuencias del cambio climático ya se sienten y se viven. Lluvias, inundaciones y masivas olas de calor ya son protagonistas de nuestras vidas. El investigador del Conicet, Federico Isla, cuenta qué hay que esperar y cuál es el compromiso de la clase dirigente.

El nivel del mar puede subir hasta cuarenta centímetros por el cambio climático.

8 de Marzo de 2023 09:07

Esta nota podría empezar con una historia. En el año 1963 se estrenó la adaptación que hizo Disney de la novela de Julio Verne, Los hijos del capitán Grant. Un nene de 8 años miraba con atención lo que ocurría en la gran pantalla hasta que reconoce un nombre en esa historia: Argentina. Porque Verne, en ella, muestra cómo se inunda nuestra pampa. Tal es así que, en una escena, chicos, miembros de los pueblos originarios y animales son corridos por una gran ola, hasta llegar a una nueva toma en la que un ombú queda asilado por el agua con un yaguareté como compañero.

Ese chico de 8 años es hoy doctor en Ciencias Naturales, docente e investigador superior del Conicet. Se llama Federico Isla y sus preocupaciones pasan por el cambio climático y sus consecuencias.

Si aquella película, o el recuerdo que él mantiene de ella, fue un adelanto de lo que iba a venir quedará a criterio de otros. Lo cierto es que hoy, siglo XXI mediante, la Pampa argentina se inunda mucho más que antes y se ha extendido a la llanura chaco-pampeana. Es decir, inundaciones en pleno terreno llano como nuestra pampa.

Federico Isla explica los cambios que se dan con el cambio climático.

Las consecuencias del tan nombrado “cambio climático” ya no son de esperar. Más bien, están aquí y muchos aseguran que son la mayor amenaza que jamás haya enfrentado la humanidad. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de cambio climático? Hablamos de que el mundo se calienta hoy en día más rápido que en cualquier otro momento histórico. Esto es consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero que cubren la Tierra, atrapan el calor del sol y provocan el tan nombrado calentamiento global.

Según se explica, con la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, debido a la combustión de carbón, la humanidad aumenta poco a poco la temperatura terrestre en varios grados, generando consecuencias desmedidas para el planeta y, por ende, para la humanidad y el resto de las especies. La liberación de decenas de miles de millones de toneladas de CO2 al año y su acumulación en la atmósfera, entre otras cosas, provoca que el planeta se caliente tres veces más rápido de lo que lo haría si no existiesen.

-¿Qué tanto se está calentando el planeta hoy en día?

-Están hablando de la temperatura futura de 1,5 grados centígrados, que era el límite que se puso en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Ahora hay que ver si se logra, pero estamos viendo que el cambio climático nos alcanzó. El verano del año pasado, en el hemisferio norte, fue un verano muy duro, además sigue habiendo mayores temperaturas, tanto en la atmósfera como en los océanos. Tal es así que se hizo una evaluación de los cambios sobre el impacto en las zonas altas y en la evolución del nivel del mar y en los océanos entre 2017 y 2019. A mí me tocó participar en el tema aumento del nivel del mar y los efectos en los distintos escenarios del cambio climático para las pequeñas islas del océano Índico y otras del Pacífico. Son islas países que están muy ligadas al aumento del nivel del mar. Este se supone que va a aumentar como mínimo 40 centímetros y como máximo 80 para el año 2100. Lo que va a provocar no solamente inundaciones en estos países islas, sino también muchas otras zonas con ciudades costeras donde será muy difícil canalizar o drenar los excesos hídricos. Más allá de ese aumento, nosotros en Sudamérica tenemos el otro gran problema que son los efectos de los años donde se da el “Niño fuerte”. No somos un continente como cualquiera, sino que vivimos al este del Pacífico y eso origina que cuando hay años anómalos una gran masa de agua y vapor se transfiere desde el Pacífico occidental al Pacífico oriental. Nosotros tuvimos en los últimos años tres grandes Niños y en todos hubo grandes inundaciones en zonas llanas. El continente sudamericano es muy asimétrico y mientras en el norte de Perú y Chile se desmoronan las laderas, el agua pasa y por lo tanto los grandes ríos autóctonos, como el Bermejo, el Pilcomayo o el Paraguay, llevan las inundaciones y todo termina en el delta del Paraná.

-Entonces, ¿cuál sería el escenario más optimista?

-El nivel del mar va a subir cuarenta centímetros. Y podemos agregar que hay tres escenarios para Argentina. Por un lado, como previó el IPCC (organismo creado por Naciones Unidas en 1988 donde miles de científicos evalúan el problema climático y ofrecen soluciones) para el sudeste de Sudamérica lo que se espera son mayores temperaturas y mayores precipitaciones. Es decir que tendremos que acostumbrarnos a las inundaciones. Pero en Argentina tenemos otro escenario que es el oeste del país donde tenemos los mismos problemas que tiene Chile, es decir, una sequía desde hace diez años y por la cual están disminuyendo los caudales de los ríos en Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca y Neuquén. De manera que nos genera un escenario de mayor calor pero menos precipitaciones en el oeste y en el sur, como la Patagonia y Tierra del Fuego, más calor pero con los ríos llevando menos agua. Más lluvias esporádicamente y situaciones de inundaciones rápidas afectando a ciudades.

El cambio climático ha comenzado a notarse en todo el mundo. Desde las ciudades más grandes hasta en los extremos más lejanos las condiciones cambian. Aunque detuviéramos hoy las emisiones de gases de efecto invernadero, el daño ya hecho en el planeta es irreparable. Con una ciudad de Bariloche con más de 35 grados por varios días y unas cuantas olas de calor en la costa Atlántica, la capacidad de adaptación de la gente se está poniendo a prueba. Isla agrega: “Lo estamos viendo en Mar del Plata. En los años '70 uno salía a la noche con un pullover en los hombros porque el efecto de la brisa marina entraba y refrescaba. Hoy ya nadie se plantea llevar un pullover en los hombros cuando salen en enero o febrero porque hace un calor constante. Este último año fue muy raro: tuvimos un invierno frío y muy corto y tenemos un verano con nueve olas de calor. Yo me acuerdo en los '80 se hablaba de un día maravilloso porque teníamos 30 grados y hoy en día, en esas olas de calor, tuvimos días seguidos donde se superaron 32 grados. Por otro lado, en los '80 siempre venía una tormenta del oeste, la veías venir, que modificaba la temperatura del agua y eso hoy no ocurre. Tal es el caso que estamos encontrando cambios como, por ejemplo, medusas muy grandes en el mar o algunos arribazones de organismos del fondo que antes no eran comunes”.

-Ahora, ¿hay compromiso de los países, de los gobiernos, de cada uno de nosotros para reducir los gases o todavía lo vemos como algo lejano?

-Hoy no. Algunos países se han comprometido a emitir menos. Los primeros fueron de Europa y se tardó mucho para que Estados Unidos y Brasil se comprometieran. Muchos se comprometieron, pero después, con la guerra entre Rusia y Ucrania, Europa tuvo que retroceder y hoy están volviendo, por ejemplo, los alemanes a consumir carbón. O España y Francia que están buscando fuentes alternativas de gas a través del África. Es decir que todo lo que se había propuesto Europa en los años '90, y hasta hace poco, está todo muy en veremos debido a la guerra que hizo que disminuyera los aportes de gas desde Rusia. Esto ha sido muy reciente, en el último año.

El mundo se calienta hoy en día más rápido que en cualquier otro momento histórico.

tema del cambio climático no está en agenda. En Europa hay mayor conciencia de lo ocurrido y sus consecuencias, así como hay una mayor militancia por la causa. Para el investigador este es uno de los grandes problemas para encarar la situación en nuestro país. Nadie lo pone en agenda, no les interesa o están desactualizados: “Los partidos políticos están en otros temas y el problema del cambio climático no está en agenda. Así, cosas muy simples, como por ejemplo una ley de costas, no se trabaja. Nosotros tenemos una costa muy impactada, con mucha presión turística, sin embargo España ya la modificó dos veces, Chile está modificando la vieja ley de costa de Pinochet y acá ni siquiera tenemos una primera que restrinja el tema de los loteos que se están construyendo para que no tengan los mismos problemas que tuvieron los loteos originales”.

-¿Queda lugar para la esperanza con este panorama?

-En América todavía no hay conciencia y en Argentina menos. Por ahí en Uruguay hay algo más o en Brasil que están volviendo con Lula a temas ambientales. Pero acá no ha habido cambios ni en un partido ni el otro, así como tampoco hay propuestas.

La crisis climática ya está afectando a personas de todo el mundo, particularmente a las que viven en países con economías pobres, porque sus medios de subsistencia quedaron destruidos por inundaciones, sequías, incendios forestales y tormentas.

Todo indica que la situación no va hacia una mejora. Las temperaturas siguen en aumento y distintas dirigencias no toman medidas y no priorizan el tema. Algunas estadísticas indican que cada año vertemos en nuestros océanos unos ocho millones de toneladas de residuos plásticos; cada día utilizamos unos cien millones de barriles de petróleo; cada minuto subvencionamos la producción y la quema de carbón, petróleo y gas con once millones de dólares; cada segundo talamos un área forestal del tamaño de un campo de fútbol. Queda claro que salir de esto en forma individual será cada vez más difícil. Sobre todo si la situación no es reconocida.

“Actualmente en la costa bonaerense concurren varios problemas ambientales (erosión, contaminación, pluviales, cloacas). Se requiere entonces una legislación que integre el manejo de estos problemas que muchas veces concurren e interactúan. Una ley de manejo costero integrado que contemple todos ellos es una deuda pendiente por parte de los legisladores provinciales”, cierra Isla.

No se puede vivir de manera sostenible en un mundo insostenible. Si queremos resolverlo sin cambiar conductas será mucho más complejo para todos. Muchos aún dicen que hay tiempo para evitar el desastre. De lo contrario, Julio Verne logró anticipar un escenario más del mundo y de los seres humanos en sus libros.