Cinco detenidos, dos prófugos y un imputado: actualización del crimen del empresario descuartizado

Las nuevas detenciones ordenadas apuntan a Pilepich y Vargas, quienes le debían dinero y vieron por última vez al empresario descuartizado. Quiénes son los implicados en el crimen y cuáles son las pruebas que los incriminan. 

Fernando Pérez Algaba tenía más enemigos de los que podía contar.

15 de Agosto de 2023 16:09

Por Redacción 0223

PARA 0223

927 mil seguidores tenía en Instagram, 150 mil dólares le debían, 332 mensajes con amenazas recibió, 37 hipótesis hay sobre su asesinato, en 6 partes desmembraron su cuerpo y de 2 balazos en la espalda lo mataron. Esos son solo algunos de los números que rodean al macabro crimen del empresario Fernando "Lechuga" Pérez Algaba, cuyas particularidades intrigan hasta a quienes los casos policiales le son indiferentes. 

A medida que pasaron los días desde aquel 23 de julio en que unos nenes que jugaban a la pelota a la vera de un arroyo, en Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, encontraron el cuerpo descuartizado del trader dentro de una valija, las líneas investigativas del crimen se bifurcaron y siguieron sumando fojas en la causa.

Sin embargo, hay una entre las 37 hipótesis que tomó fuerza y que se ciñe a las últimas horas de vida del hombre de 41 años. El fiscal Marcelo Dominguez se inclinó por esa teoría y le pidió al juez que orden allanamientos y detenciones contra algunas de las ocho personas que estarían implicadas en el homicidio agravado. A todos los une un mismo móvil: el económico.

Para la Justicia, “entre las 18 del martes 18 de julio y las 3 AM del miércoles 19, Maximiliano Ezequiel Pipelich, Nahuel Sebastián Vargas, Matías Ezequiel Gil, Luis Alberto Contreras, Alma Nicol Chamorro, Horacio Mariano Córdoba, Flavia Lorena Bomrad y Fernando Gastón Martín Carrizo, actuando de manera premeditada entre sí, provocaron dos lesiones de arma de fuego en la parte posterior del torso de Fernando Pérez Algaba”.

Por lo pronto, Gil, Contreras, Chamorro y Bomrad están detenidos, mientras que Pipelich y Vargas permanecen prófugos y pesan sobre ellos órdenes internacionales de captura. En tanto, sobre Córdoba no pesa aún un pedido para apresarlo. 

La calificación actual del expediente es la de homicidio cuádruplemente agravado por uso de arma, codicia, alevosía y la participación de dos o más personas. Actuaron con alevosía y por codicia, al reportarles el citado homicidio un rédito económico ilegítimo, ya que algunos de los antes mencionados se vieron exceptuados del pago de una deuda con la víctima", aseguró el fiscal.

"Siguiendo con dicho plan, seccionaron y embalaron el cuerpo de la víctima y lo arrojaron en el Arroyo del Rey previo colocarlo en una valija de color rojo marca Brandy y en una mochila con inscripciones del Municipio de Lomas de Zamora”, agregó Dominguez en la presentación con la que le pidió al juez que ordene las detenciones de los implicados en el crimen. 

"Lechuga" debía importantes sumas de dinero pero exhibía una vida de lujos.

Las pruebas que complican a los acusados

El fiscal Marcelo Domínguez se centró en los últimos momentos del empresario para ordenar este lunes dieciocho allanamientos y la detención de siete personas de las ocho que habrían estado involucradas en el crimen. Dos de ellas son quienes se reunieron con el empresario por última vez y, al día de hoy, permanecen prófugos: Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas.

Hasta donde se sabe, el 18 de julio a las 5 de tarde "Lechuga" se reunió en un descampado de la localidad de General Rodríguez con dos hombres que habían tenido con él una relación de amistad y de negocios, pero con quienes se había enemistado por una supuesta estafa inmobiliaria y porque le debían 150 mil dólares. Ambos prestaron declaración de forma espontánea en la causa en calidad de testigos, porque fueron los últimos que vieron con vida al trader.

Ante el fiscal, Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas aseguraron que, el día anterior, le habían abonado 90 mil dólares en una escribanía y que habían acordado reunirse en ese inhóspito lugar para saltar el resto de la deuda. De acuerdo a su versión, una vez que terminaron la transacción, el trader se quedó allí solo con su perro "Cooper" y con los 60 mil dólares, a la espera de que alguien lo pasara a buscar.

Aunque no pudieron precisar a quién esperaba Pérez Algaba, dijeron que cuando se fueron del predio, cruzaron un auto en dirección contraria, del que tampoco pudieron aportar marca, modelo o color. El perro, de raza bulldog francés, fue encontrado días después deambulando por la zona de Villa Lugano. 

Sin embargo, para los investigadores había varios "cabos sueltos" en el relato de los dos hombres, que los llevaron a profundizar esa línea investigativa. Para empezar, la escribana involucrada negó haber presenciado el pago de los 90 mil dólares e indicó que solo certificó una firma de lo que cree fue un reconocimiento de deuda. Por otro lado, las pericias determinaron que General Rodríguez fue el último punto geográfico en el que se encendió uno de los tres celulares que tenía la victima. Además, Pilepich y Vargas salieron del predio del loteo "Renacer" por un acceso secundario y de tierra, y no por la entrada principal, que tiene una cámara de seguridad. 

Todavía se esperan los resultados de las pericias sobre la Land Rover.

Para Javier Baños y Sebastián Queijeiro -los abogados del hermano mayor de "Lechuga", Rodolfo Pérez Algaba- había varios puntos de la versión aportada por los dos empresarios inmobiliarios que resultan inverosímiles. Primero, que "Lechuga" se quedara solo, en ese lugar, a esa hora y con esa importante suma de dinero en su poder, a la espera de un misterioso auto que lo pasaría a buscar. Segundo, que la camioneta Mercedes Benz G500 de Pilepich, valuada en 340 mil dólares, quedó abandonada en ese predio lejano tras la reunión.

Según él mismo explicó, se retiró del lugar junto a Vargas en otra camioneta marca Land Rover Range Rover blanca que le había prestado a Pérez Algaba para que circulara durante su estadía en Buenos Aires. El empresario indicó que la pasó a retirar por el descampado la noche de ese mismo día, pero la valiosa camioneta -de la que no hay más de una docena en la Argentina- nunca más apareció, por lo que no pudo ser peritada todavía. 

En tanto, el fiscal espera los resultados de una pericia que busca manchas de sangre en la Land Rover que Pilepich entregó la camioneta el 1° de agosto pasado a la DDI de Lomas de Zamora, y de otros rastros levantados en el lugar del último encuentro con Pérez Algaba.

A su vez, el juez ordenó 18 allanamientos. Ya se llevaron a cabo inspecciones en Moreno, Hurlingham, Lomas de Zamora, en Pilar, en Capital Federal, en Morón, en San Miguel, Tres de Febrero e Ituzaingó. Durante la tarde de este lunes, allanaron un edificio donde se sospecha que descuartizaron a Pérez Algaba. Se trata de un edificio de cuatro pisos y planta baja que aún está en construcción, ubicado en la calle Londres al 1665, en el partido de Hurlingham, donde los peritos recabaron rastros que podrían ser compatibles con manchas hemáticas. 

Otro dato en la complicada relación entre Pilepich y Pérez Algaba es un arma que la víctima del brutal crimen le habría robado a su ex socio y amigo porque temía por su vida. En su declaración testimonial, el empresario inmobiliario recordó un episodio que habría ocurrido cuatro meses antes del homicidio, cuando en una reunión de trabajo que mantuvieron en su casa, "Lechuga" se llevó de su domicilio una pistola marca Glock calibre 9 milímetros sin que él lo notara.

De acuerdo a sus dichos, al darse cuenta del faltante, le reclamó el arma a Fernando, quien le respondió que la necesitaba "para protegerse" y que no se hiciera problema, ya que era legítimo usurario. En esa conversación, siempre según el testigo, Fernando le dijo que quería dejar las cuentas claras con él para luego mudarse definitivamente a Europa, donde planeaba viajar el 19 de julio pasado mediante un vuelo con destino a Barcelona, España.

Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas, los dos prófugos que tiene la causa por el momento.

En marzo, Pérez Algaba había denunciado en un medio local a Pilepich y a Vargas por “una estafa millonaria” con la compra y venta de departamentos en pozo frente al golf de Hurlingham, sobre la calle Julio Argentino Roca al 1700. No está claro si la deuda estuvo vinculada a este episodio, pero se trata de la última evidencia documentada del conflicto entre los tres hombres, que también había cruzado amenazas. “Va a pagar por lo que hizo”, prometió Pilepich en un video dirigido al empresario descuartizado. 

A estos datos se sumaron ahora pruebas claves: desde las 7 de la tarde del 18 de julio hasta la mañana del 19 hubo entrecruzamiento de llamadas entre los implicados, movimientos extraños delatados por los posicionamiento de los celulares en el mapeo de antenas y una reciente declaración de un testigo de identidad protegida que aseguró que "Lechuga" le dijo ese 18 de julio: "Maxi me cagó, estoy yendo para el campo".

Para reconstruir los movimientos de los sospechosos también fueron de gran ayuda para los investigadores las cámaras de seguridad del oeste del conurbano, en sincronización con la geolocalización de los celulares de los imputados, que se movieron en, al menos, dos vehículos. 

Por el peso de todos esos indicios y de la prueba recabada en la causa, el juez ordenó, finalmente, la detención de Pilepich, de Vargas y de sus cuatro cómplices, que se suman a la mujer trans que, hasta el domingo, era la única que permanecía en prisión por el crimen. 

Entre los otros detenidos, Bomrad es la más complida por la evidencia. La gestora y amiga de “Lechuga” trabajaba para Pilepich, con quien tuvo comunicaciones el día de la desaparición de la víctima. Aunque en un primer momento el juez de Garantías de la causa, Sebastián Monelos, rechazó su detención, los investigadores encontraron en su auto, un Ford Mondeo, sangre, pelos y un aro que serían de la víctima. 

Los hallazgos se hicieron durante un allanamiento en su casa de Morón. Además, una huella dactilar suya fue hallada en el predio “Renacer” de General Rodríguez, donde la víctima fue vista por última vez ese 18 de julio pasado.

El empresario junto a su perro "Kupper".

Quiénes son los imputados por el crimen

- Maximiliano Pilepich: es un emprendedor inmobiliario de la zona de Hurlingham que se reunió con "Lechuga" y Vargas en un loteo de General Rodríguez para, según sus dichos, saldar una importante deuda en dólares que tenía con el empresario descuartizado. La camioneta Mercedes Benz en la que llegó hasta allí, continúa desaparecida. Además, tenía una larga relación de amor-odio con Pérez Algaba. Está prófugo.

- Nahuel Vargas: es un ex amigo de Fernando Pérez Algaba y socio de Pilepich. También estuvo presente en esa última reunión y fue quien llevó hasta allí a "Lechuga", a bordo de una Range Rover Evoque blanca que fue peritada en busca de manchas de sangre. Se encuentra prófugo.

- Luis Alberto Contreras: es hermano de Alma Nicol Chamarro, quien cayó por la valija en la cual se hallaron parte de los restos del trader asesinado. En la localidad de Ingeniero Budge, lo conocen como “Pepe Tiratiros” o “Pitón”. Los investigadores lo definen como “un pesado que opera en la zona de La Salada” y, como su alias lo indica, es contratado para realizar “aprietes” a los tiros. Vive a tres cuadras de donde encontraron el cuerpo. Un testigo asegura haberlo visto con "Kupper", el perro bulldog francés del empresario, horas después del homicidio. 

La valija donde encontraron las extremidades de la víctima.

- Flavia Lorena Bomrad: es gestora y era amiga de “Lechuga” Pérez Algaba. A la vez, trabajaba para Pilepich con quien tuvo comunicaciones el día de la desaparición de la víctima. Los investigadores encontraron en su auto sangre, pelos y un aro que serían de la víctima. En un primer momento, había declarado como testigo en la causa. 

- Matías Ezequiel Gil: también trabajaba para Pilepich como "prestanombre", aunque en su registro laboral aparezca como empleado de un socio del dueño del predio “Renacer”, el barrio cerrado de General Rodríguez al que fue la víctima para cobrar una deuda poco antes de ser asesinado. Gil está sospechado de haber transportado el cuerpo de "Lechuga" en su auto VW Polo. 

Gastón “Tonga” Carrizo: oriundo de Hurlingham, es amigo y empleado de Pilepich. Sería la persona encargada de la seguridad en otro de sus emprendimientos sin finalizar en la calle Londres, donde podrían haber descuartizado al comerciante. Los detectives pudieron asentar que existieron varias comunicaciones entre él y Pilepich en el momento en el que pudieron haber cometido el crimen.

Una mujer trans, la primera detenida 

Alma Nicol Chamorro fue, hasta este lunes, la única detenida en la causa que investiga la muerte de Fernando Pérez Algaba. La mujer trans, que vive en situación de calle, fue la última persona que tuvo en su poder la valija en la que estaban las extremidades seccionadas del empresario, que fue arrojada en un arroyo de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.

El fiscal llegó a ella por una serie de documentos pertenecientes a una familia, que fueron encontrados dentro del equipaje donde estaban las dos piernas y los dos brazos de "Lechuga". Los investigadores interrogaron a los integrantes de esa familia y ellos aseguraron que la valija se la había llevado sin permiso Chamorro, que había convivido con ellos hasta unos meses antes. 

Poco tiempo después, la policía dio con Chamorro -quien vive a metros de donde fueron encontrados los restos- y la demoró. Al momento de su detención, la policía observó en la campera y en la remera que llevaba puestas una serie de manchas de color rojo, que parecían ser de sangre. Sin embargo, luego de ser peritadas, se determinó que eran de tuco.

Alma Nicol Chamorro fue la primera detenida en la causa.

La defensa de la acusada, quien está imputada como “partícipe secundaria” en el asesinato, pidió su excarcelación por cuestiones de salud y el arresto domiciliario. Pero el juez de Garantías 4 de Lomas de Zamora, Sebastián Monelos, rechazó el pedido alegando que "la magnitud de la pena en expectativa, que excede la posibilidad de una condena en suspenso".

La mujer permanece alojada en la Alcaldía Roberto Pettinato, desde donde escribió una carta en la que alega su inocencia. “Nunca fue mía y nunca tuve contacto con ella”, aseguró respecto de la valija y dijo que vive una "injusticia". 

La relación de Pérez Algaba con los narcos

Otra de las líneas investigativas que exploran en la Fiscalía N°5 del departamento judicial de Lomas de Zamora es el nexo entre el trader asesinado y algunos narcotraficantes, entre los que se encuentra el padre de su novia y un integrante de la conocida banda rosarina "Los Monos".

En 2017, cuando Pérez Algaba montó una concesionaria llamada “Hummer Motos” en Ramos Mejía con Julio Michel Katzman, alias “Junior”, un empresario de 36 años que se dedicaba en los papeles de la AFIP a la venta de autos, pero que actualmente se encuentra preso en la cárcel de Devoto, procesado por ser parte de una banda narco que buscaba liderar el negocio de dealer en las villas de La Matanza.

Según la imputación, “Junior” Katzman era subalterno del jefe narco, Esteban Tulli “El Zappatero”, quien también fue detenido a fines de septiembre de 2022. “El Zappatero negó conocer a Pérez Algaba, pese a que el empresario asesinado mantenía una relación con su hija y a que se encontró una foto en la que los tres hombres aparecen juntos. 

La hija del jefe narco brindó su declaración en la causa que investiga la muerte de su novio: aseguró que no convivía con la víctima y entregó su teléfono celular, que será sometido a peritajes con el fin de extraer información relacionada con el empresario.

Por otro lado, una testigo reveló otro vínculo entre "Lechuga" y un integrante de "Los Monos". La gestora y amiga de la víctima Flavia Lorena Bomrad recordó algunos de los últimos encuentros que mantuvieron y se refirió a la venta de un auto Audi TT que el empresario le había hecho a un joven radicado en la provincia de Santa Fe, quien, decía, estaba relacionado con esa banda delictiva. Según la gestora, ese joven le pagó unos 10 mil dólares al empresario para que le firmara el 08 del auto, aunque aún no estaba saldada la deuda.

Las últimas dos personas que lo vieron con vida le debían 150 mil dólares.

Los amenazantes mensajes de un barrabrava de Boca Juniors

Entre los cientos de mensajes de Whatsapp que fueron analizados por el fiscal y su equipo, una conversación grabada por el propio empresario con el sindicado barra de Boca Juniors Gustavo Iglesias llamó la atención de todos por las coincidencias entre la brutalidad de las amenazas y el macabro estado en que se encontró el cuerpo descuartizado de la víctima.

En ese intercambio, Iglesias le reclamaba enfáticamente la devolución de una deuda cercana a los 70 mil dólares que el trader había contraído con su hijo, Nazareno Iglesias. "Yo no te voy a matar, te voy a hacer algo peor, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más en tu vida plata, por juro por mis hijos que no tengo ningún problema por ir preso", lo amenazó. 

Tras la difusión del contenido de esos mensajes en los medios -ya que el teléfono celular de la víctima no fue por el momento encontrado- padre e hijo iglesias se presentaron espontáneamente a declarar al respecto en el marco de la causa, acompañados de sus abogados. Los voceros judiciales confirmaron que ambos reconocieron que Pérez Algaba les debía dinero e, incluso, Iglesias padre admitió ser quien envió algunos de los audios incorporados al expediente.

En otro tramo de una comunicación, de cerca de 20 minutos de duración, se escucha a quien sería Iglesias decir "en breve nos vamos a ver cara a cara" y "no sos buena gente porque arruinaste a mi hijo", quien, según dijo, "toma pastillas porque no puede dormir" desde que presuntamente fue estafado Pérez Algaba. "Vos me traicionaste y me garcaste. Tengo un veneno con vos que te tengo odio", le dijo el barra.

El arroyo donde fueron encontrados los restos del empresario.

Quién era Fernando Pérez Algaba

La extravagante personalidad de la víctima, la continua exposición en las redes sociales, las frases motivacionales vacías, la ostentación como estilo de vida, la ilusión del dinero fácil, las drogas, las apuestas, las criptomonedas, la noche, la violencia, los barrabravas, los narcos, los autos de lujo, la ansiedad, el perro inseparable, la ausencia de una familia o de amigos cercanos que salgan a reclamar Justicia en su nombre. Todos son condimentos que hacen de este caso una historia magnética y, a su vez, un reflejo de época en un espejo en el que nadie se amina a mirarse de frente. 

Pérez Algaba era, a su vez, deudor y acreedor de grandes sumas de dinero, amenazado y amenazador de muerte por disputas varios, y denunciante y denunciado en estafas de esquema Ponzi. Las deudas, los conflictos y las acusaciones tenían orígenes diversos: compraventas de autos y camiones, pools de inversiones, apuestas de juego, trading de criptomonedas y desarrollos inmobiliarios.

Fernando "Lechuga" Pérez Algaba tenía 41 años y era un reconocido trader que había llegado a ganar hasta 200 mil dólares en 4 días gracias a sus inversiones en el mundo de las criptomonedas. De alto perfil, le gustaba mostrarse con autos de alta gama y con sus inseparables perros de raza Bulldog Francés.

Pérez Algaba era también un conductor temerario: supo acumular 25 antecedentes por infracciones de tránsito, según reveló en enero de 2022 la Dirección Nacional de Tránsito. Según informó ese organismo, la mayoría de las multas que registraba era por exceso de velocidad. Su licencia de conducir no le fue suspendida hasta que protagonizó un incidente más grave: en el verano del 2022, agredió a un agente de tránsito en Mar del Plata, cuando lo detuvieron a bordo de un Mercedes Benz, en un operativo de rutina, y se negó a realizar el control de alcoholemia. 

Pérez Algaba era muy activo en sus redes sociales y en Instagram contaba gran parte de su rutina. Allí compartía fotos y videos con sus más de 900 mil seguidores, siempre acompañadas por frases motivacionales. Su último posteo fue el pasado 13 de julio, en el que se puede ver una "selfie" del trader, con un epígrafe que reza: "Los sueños se cumplen con disciplina y constancia, acá no hay suerte ni magia". También pasaba mucho tiempo en el gimnasio y en el casino flotante de Puerto Madero, donde apostaba fuerte. 

El trader vivía entre Miami, Barcelona y Buenos Aires.

En sus redes también se mostraba habitualmente manejando distintos tipos de vehículos de alta gama: desde autos de marca Porsche y Audi descapotables y motos de carrera hasta rodados para subir médanos en las playas o motos de agua. “El éxito llega para todos aquellos que están ocupados buscándolo”, escribió en una de los videos en los que se filmó manejando un auto de alta gama.

El empresario tenía una empresa de alquiler de vehículos de alta gama en Estados Unidos y estaba involucrado en otros negocios, como desarrollos inmobiliarios y pools de inversiones relacionadas con la compraventa de camiones. Fue calificado como un agente "irrecuperable" por sus deudas en el sistema financiero argentino. 

El "Lechuga" había residido hasta principios de este año en Miami, donde era dueño de la firma Enjoy Rental Car, dedicada al alquiler de vehículos de alta gama, además de jet skis y barcos en el estado de Florida, con oficinas también en Buenos Aires.

Durante los últimos años, el empresario se dedicó a trabajar como trader -compra y venta de activos y derivados financieros- en las plataformas Forex y Criptomonedas en un departamento de Puerto Madero, donde contaba con más de 25 empleados. No obstante, había perdido mucho dinero en esa incursión y, desde hacía algunos meses, vivía en la ciudad española de Barcelona, desde donde viajó a la Argentina para hospedarse durante una semana de julio en un departamento del partido bonaerense de Ituzaingó.