Empleado del empresario descuartizado aseguró que "se dedicaba a cagar gente"

"El que mal anda, mal acaba", sentenció el hombre en una entrevista televisiva. Acusó a Fernando Pérez Algaba de vender "planes de ahorro truchos".

Fernando Pérez Algaba recibió amenazas de muchos acreedores furiosos.

2 de Agosto de 2023 12:23

Por Redacción 0223

PARA 0223

El crimen de Fernando Pérez Algaba sigue sumando nuevas aristas y, a medida que pasan las horas, avanzan las pericias y se multiplican las teorías sobre el asesinato del empresario, que fue encontrado descuartizado hace 10 días en un arroyo de Ingeniero Budge, en el partido de Lomas de Zamora. 

Las principales hipótesis que manejan los investigadores apuntan al complejo entramado de deudas por importantes sumas de dinero que tenía el trader, cuyo ostentoso estilo de vida se contradecía con su complicada situación financiera. En ese sentido, se sumó un nuevo testimonio de una persona que trabajó para la víctima fatal. 

En una entrevista televisiva, un hombre llamado Juan se identificó como un “conocido” de “Lechuga” y tuvo duras palabras contra el joven asesinado, que tenia 40 años. En dialogo con Crónica, le consultaron si le sorprendió el asesinato del empresario, a lo que respondió: “El que mal anda, mal acaba”.

El trader exhibía en redes sociales su lujoso estilo de vida.

“Su empresa se dedicaba a cagar gente”, sentenció. En ese sentido, detalló que su vínculo con Pérez Algaba duró el tiempo que trabajó para él “en una empresa que vendía planes de ahorro truchos”.

Luego, recordó: “Te daba a pensar que era una persona muy exitosa, un empresario”. Sin embargo, tiempo después se enteró del dudoso modo de trabajar de del trader. "Yo tenía 19 años, y me empezó a llamar la atención que cuando aparecía en el trabajo, venía con autos diferentes, de alta gama", indicó.

“A uno de le da escalofríos ver como terminó, pero el hombre ‘cagó’ a mucha gente, a las personas menos indicadas”, dijo, dejando entrever su teoría sobre el macabro final de quien supo ser su jefe, que no está lejos de la de los investigadores, que ahora tienen en la mira su relación con dos empresarios que fueron los últimos en ver con vida al "Lechuga". En ese encuentro, en General Rodríguez, fue donde se activó por última vez uno de los tres celulares de la víctima. 

En ese marco, el fiscal Marcelo Domínguez -encargado de investigar el homicidio- espera los resultados de otra pericia que busca manchas de sangre en la camioneta Land Rover Evoque 2012 blanca que usó la víctima en sus últimos días. El vehículo se lo había prestado Maximiliano Pilepich, un empresario de la construcción, que entregó la camioneta el viernes pasado a la DDI de Lomas de Zamora.

Buscan manchas de sangre en la camioneta Land Rover que usó la víctima.

Pilepich, que había mantenido un cruce por redes sociales con Pérez Algaba, con amenazas de por medio, declaró de forma espontánea y relató que él y Nahuel Vargas le debían al comerciante asesinado 150 mil dólares. De acuerdo a sus dichos, le entregaron la mitad -75 mil dólares- en una escribanía de Castelar y, el resto, días más tarde en un descampado de General Rodríguez, el 18 de julio, es decir, un día antes de la denuncia por averiguación de paradero de “Lechuga”.

Según dijo el hombre dedicado a la construcción de edificios en Hurlingham, en ese momento, el comerciante le devolvió la camioneta Land Rover y se quedó en el descampado porque “dijo que alguien pasaría a buscarlo”, según revelaron fuentes del caso. Los investigadores también buscan imágenes de cámaras de seguridad que confirmen esa versión y realizaron una inspección en el descampado de General Rodríguez que señaló el emprendedor inmobiliario.

Pérez Algaba había denunciado en un medio local a Pilepich y a Vargas por “una estafa millonaria” con la compra y venta de departamentos en pozo frente al golf de Hurlingham, sobre la calle Julio Argentino Roca al 1700. No está claro si la deuda estuvo vinculada a este episodio, pero se trata de la última evidencia documentada del conflicto entre los tres hombres. El valor del boleto de compra venta es de 75 mil dólares, la misma cifra que dicen haber entregado Pilepich y Vargas al comerciante en la escribanía.