La necesidad de pensar lo contemporáneo

A través de un ciclo de encuentros, el profesor Hernán Bergamaschi propone pensar nuestra actualidad desde la historia y la filosofía. El contexto actual refuerza la necesidad de la iniciativa. 

En Cataculta convergen la cata de vinos y el debate filosófico en torno a lo contemporáneo.

21 de Abril de 2024 08:55

La intención del profesor de historia Hernán Bergamaschi es poder hacer docencia en esos espacios que no son formales. Es decir, “abrir el aula”, como él mismo dirá, y provocar espacios de encuentros y diálogos. Para ese fin, buscó elementos que estimularan una gran combinación como la Librería Universitaria y el vino. Así surgió Cataculta: un espacio donde convergen la cata de vinos y el debate filosófico en torno a lo contemporáneo.

“No es una charla o exposición. Si bien creo necesario un moderador que oriente, mi idea es generar un espacio de encuentro donde se pueda debatir relajados”, indica Hernán Bergamaschi. A lo que hay que sumar a este recorrido de reflexión la participación del sommelier Santiago Guigue a través de diferentes sabores, aromas y sentires del vino.

¿Qué es lo contemporáneo? Fue el motivo del primer encuentro, al que le sucederán otros. Y para eso, el profesor de historia planteó una dimensión desde lo filosófico y desde lo histórico que reúnen en conjunto una manera de pensar lo contemporáneo como no solo esa forma de pensar el mundo actual, sino también, cómo nos posicionamos ante esta actualidad.

En Cataculta convergen la cata de vinos y el debate filosófico en torno a lo contemporáneo.

Argumenta Hernán Bergamaschi: “Pensemos nuestra relación con la técnica, en nuestro sistema social, básicamente, pensar en las dinámicas del capitalismo actual. En cómo nos construimos como sujetos. ¿Qué continuidades y qué rupturas existen en este mundo contemporáneo que pareciera un período sólido? Si uno lo ve desde una perspectiva histórica, pareciera que solo es un período de la historia. A esta idea de la edad contemporánea le vamos a hacer una crítica, pensando un poco qué significa que lo contemporáneo sea pensado como un período y, al mismo tiempo, cuenta también con la característica de ser el período de la historia que más se piensa a sí mismo”.

-Entra ahí una dimensión más filosófica que histórica…

- Claro, entra una dimensión filosófica que tiene que ver más con cómo construimos una subjetividad a partir de no solo nuestra percepción de época o de tiempo, sino de cómo las dinámicas sociales nos hacen ver la realidad social.

De la mano de Giorgio Agamben y de Friedrich Nietzsche, Bergamaschi explica que, para el primero, “lo contemporáneo no tienen que ver con algo que es contemporáneo, sino con una modalidad, un modo de ser. Ser contemporáneo no significa vivir en el momento presente, sino que significa poder ser consciente de las luces y las sombras de ese presente y, sobre todo, poder observar esas sombras del presente”. Y agrega, “Ser consciente de esas sombras muy importante para poder analizar el presente, porque ellas permean la realidad. Porque una de esas cuestiones, justamente, es la que genera la construcción de la subjetividad capitalista. Es la que formatea una forma de ver la realidad, una realidad pensada desde el cálculo, desde la eficiencia, desde el individualismo y desde la competencia. Entonces, poder encontrar esos intersticios significa, también, un modo de ser humano. Un modo de ser contemporáneo. Por otro lado, para Nietzsche, lo contemporáneo es lo intempestivo, lo que está fuera del tiempo. Quiero decir con todo esto que el atributo de ser contemporáneo, no es solo habitar el momento histórico”.

-Pensando en Mark Fisher y su definición de Realismo Capitalista, ¿qué le falta al sujeto contemporáneo para poder ver esas sombras claramente?

- Trabajamos también con Fisher. Él plantea esta lógica del sujeto contemporáneo, él la denomina hedonismo nihilista y no es ni más ni menos que lo que nosotros llamamos “fingir demencia”. Es decir, trato de no pensar en eso. Y ese realismo capitalista que piensa Fisher es, justamente, el triunfo de esa subjetividad, el modo de vivir dentro del capitalismo sin que no haya nada más allá, nada fuera de eso. Pero, no hay nada desde un punto de vista discursivo. No desde un punto de vista fáctico, porque no puede ser que no haya nada. Porque si no hay nada, no hay futuro, no hay sentido de la existencia. Entonces, justamente, una de las grandes críticas que plantea Fischer, y que tiene que ver con esto de ser contemporáneos, es que no estamos siendo contemporáneos, sino que estanos discutiendo lo que nos propone discutir el mismo sistema, en cierta manera. Y eso genera, básicamente, una lógica depresiva y represiva.

- ¿Y la respuesta que da Fisher ahora es, entonces?

- Plantear desde otro lugar o tener otra lógica para poder analizar mucho más disruptivamente. Esa sería quizás la respuesta ahora. Fisher no propone mucho en Realismo capitalista. Él lo que hace, más que nada, es un diagnóstico sobre esto. Yo podría decir que, creo, mientras más atomizados estemos, más individualizados, mientras más separados estemos, mientras menos espacios de discusión se den, más difícil va a ser construir espacios alternativos. Espacios que surgen, muchas veces, desde la praxis directamente.

Cataculta tendrá regularidad. El espacio invita y el pensamiento convoca en tiempos como estos. Revitalizar lo político desde la comunión y desde el intercambio es más que importante. Al decir del propio Hernán Bergamaschi: “Ese es el camino, volver a unirnos. Porque la crisis de las instituciones se da por eso, por la ruptura de esos lazos. Bueno, habrá que fundar nuevas instituciones si es necesario, habrá que crear nuevos lazos sociales, habrá que refundarlos, habrá que pensarlas desde otros lados. Y, quizás, esto que hacemos acá, pueda ser un ejemplo…”

(*) Las próximas reuniones de Cataculta se anunciarán por las redes sociales de la Librería Universitaria. Son con cupos limitados y parte de lo recaudado se destina a comedores barriales de la ciudad.