Hace treinta años se anotó en secreto y fue la primera soldado de Mar del Plata: la historia de Laura Vallejo

En 1995 integró la primera promoción de mujeres soldados voluntarios, algo muy resistido por el sector más tradicional del ambiente castrense. “Demostramos que nos la bancamos a la par de los hombres”, recuerda Laura.

Laura Vallejos integró la primera promoción del Servicio Militar Voluntario

4 de Mayo de 2025 12:03

Este 25 de abril se cumplieron 30 años del ingreso femenino al Servicio Militar Voluntario, implementado a traves del decreto 978 del entonces Presidente Carlos Menem, tras la suspensión un año antes del Servicio Militar Obligatorio por el asesinato del soldado Omar Carrasco. 

En Mar del Plata, un total de 44 mujeres comenzaron la instrucción y fue toda una novedad. En el Gada 601 se adaptó una cuadra para que las mujeres puedan completar los 15 meses de formación que era muy resistida por entonces, “Fue un cambio radical, que en ese entonces no éramos conscientes del momento histórico que vivíamos”, dice en diálogo con 0223 Laura Vallejo, integrante de la primera camada de soldados voluntarios femeninos de Mar del Plata.

Según recuerda, en ese momento, ella y sus compañeras tuvieron que demostrar que estaban en igualdad de condiciones que los varones. “Nos la bancamos igual que ellos. ¡Ahí se dieron cuenta que éramos buenas en lo que hacíamos!”, asegura orgullosa.

Cuando se conoció la convocatoria de ingreso al Servicio Militar Voluntario, Laura tenía 21 años y, si bien provenía de una familia de tradición castrense, prefirió no comentar en su casa que había decidido llenar los formularios para ser parte de las Fuerzas Armadas.

“Vengo de una familia de militares, mi abuelo militar por parte de mi mamá, tíos militares, y mi papá”, explica orgullosa, al tiempo que detalla que de pequeña pasaba días de recreación en el “cuartel” junto a sus primos. “Luego salió el cambio de servicio militar obligatorio a voluntario, y de ahí la incorporación de la mujer al Ejército como soldado voluntario. Me anoté por decir me anoto, sin decir nada. Pensé que no iba a quedar”, recuerda.

El motivo de anotarse “en secreto”, pese a que era más que seguro que tendría el apoyo familiar era evitar que algún integrante de la familia “interceda por ella” en el proceso de selección. “No quise decir nada para que no influya mi papá en el sentido de ir y hablar, y entrar medio por acomodo, si bien mi papá fue un suboficial, quizás él hubiese ido a hablar con alguien. Entonces digo, no, no le voy a decir a nadie, si ingreso quiero ingresar por mí”, explica.

Entonces, un día recibió un llamado para presentarse en Tandil para realizar la primera evaluación médica y ahí su familia tomó conocimiento de la aplicación. “Al tiempo me llamaron para que me presente en el Gada 601 para hacer una segunda revisación acá, en Mar del Plata y ya nos quedamos a dormir una noche, todas las mujeres, que fue muy loco, y bueno, y pasada esa segunda revisación, un día se presenta en mi casa, un suboficial a traerme una carta donde decía que me tenía que presentar el 5 de abril de 1995 en el cuartel. Así que bueno, feliz”, rememora.

Como soldado voluntario, Laura estuvo en el Gada 601 poco más de cuatro años. Además de la formación castrense rescata amistades que perduran desde entonces, su paso por el Ejército le valió una gran emoción y alegría. “Si bien fueron muchas las dudas por el hecho de ser mujer, pero me la jugué, intenté y lo logré. Hoy estoy súper orgullosa de haber cumplido con ese objetivo”, dice.

"No solo compartimos anécdotas, formamos una gran familia sin distinción de jerarquías", explica mientras agrega que puede "garantizar con sumo orgullo los valores incorporados durante la instrucción y el amor por los símbolos patrios", cerró.