Dime qué regalas y te diré quién eres

Se vienen las fiestas. Aquí una guía práctica para interpretar los regalos que recibimos y reflexionar sobre los regalos que vamos a hacer.

Los regalos hablan mucho de quienes regalan. Para bien y para mal.

22 de Diciembre de 2014 08:43

Hacer (y pensar) un regalo es una actividad compleja que demuestra cuánto conocemos al destinatario. Las siguientes son categorías que ayudan a entender qué nos regalan y cómo regalamos. Usted lector sabrá en cuál ubicarse y en cuál ubicar a sus seres cercanos.

El que sabe regalar

La persona que sabe regalar no sólo resuelve con dignidad un regalo para una persona que conoce, también tiene la idea perfecta para alguien que apenas vio una o dos veces en su vida. Es un don. Se acuerdan que un día dijo que le gustaba tal cosa o que necesitaba tal otra o que le vendría bien esto otro o simplemente pasó caminando por un local y vio algo que era perfecto. Y el día de navidad o del cumpleaños se lo acuerda. Y más: es barato y hermoso. El mundo se arrodilla a los pies de los que saben regalar.

El que no sabe regalar

Hay quienes dicen que con mucho dinero cualquiera hace un buen regalo. Falso. Los que no saben regalar ejercen un mal gusto único, son capaces de gastar miles en un objeto asqueroso, inutilizable. Tienen la virtud de leer todo al revés: no se fijan en la ropa que usás, no reparan en tus intereses personales, no escuchan cómo pensás, ni entienden tu lógica de consumo. Ojo, los que no saben regalar no son mala gente, son personas que, directamente, carecen de sentido común.

El que no se compromete

Esta categoría es polémica, está integrada por personas que regalan plata. Andá, comprate lo que vos quieras, te dicen. La verdad es que no está mal, pero es un regalo vacío. Es la estructura sin contenido, es la forma sin sustancia. Depende de la suma se podría pensar, pero tampoco. La persona que regala plata es en realidad un farsante que no tiene ganas de salir a comprar nada, que no sabe qué regalar y cree que resuelve el desafío con inteligencia. Quedarían exceptuados los grupos de amigos que juntan plata. Eso podría tener otro color. Uno puede ir y pagar la boleta de luz con su regalo de cumpleaños. Qué se yo. Son criterios.

El que regala cosas inútiles

Estos son un horror, creen que descubrieron la perfección y te traen algo que nunca en tu vida vas a usar. Ya no es cuestión de buen o mal gusto, es cuestión de funcionalidad. Eso que te regalan no sirve, jamás en tu vida lo vas a usar ni aplicar a nada. Dinero al tacho. Recuerdo que hace dos navidades me regalaron un aparto para apoyar vasos adentro del auto. Una bandeja gigante, inmunda y pesada. Jamás la saqué de la caja. Ni siquiera me dieron ganas de ir a cambiarla.

El que regala cosas útiles

Esta categoría es hermosa. Son personas que no les importa si algo es lindo o feo, si tiene lindo packaging o buen diseño. Por lo general, son regalos que llegan en bolsa de plástico y sin envolver. Tal vez se compraron en una ferretería o en una casa de repuestos. Por ejemplo, regalar una garrafa con un quemador para cocinar afuera en verano. O herramientas. Bueno, sí, son regalos que carecen de glamour, pero son espectaculares.

El que regala siempre lo mismo

Esta categoría es similar a la del que no se compromete. Casi siempre es ropa interior, una camisa, una botella de vino o un libro mal elegido que después hay que ir a cambiar. Apelan a objetos supuestamente genéricos, supuestamente universales, que supuestamente le vienen bien a cualquiera. Son regalos para zafar. Nada más.

El que pregunta qué querés

Acá hay que hacer salvedades. Primero: es una pregunta delicada, uno no sabe si pedir caro o accesible. Segundo: se elimina el factor sorpresa. Pero, hay que ser justos, puede salir bien, siempre y cuando haya muchísima confianza entre las dos partes involucradas. Es un regalo con buena intenciones. De eso no hay duda.

El que regala artesanías hechas por él mismo

Tarjetas, bijouterie, mates de cerámica, adornos de porcelana fría, llaveros. A no ser que el autor tenga menos de cinco años, estos regalos son todos una bosta. Sigamos a la próxima categoría.

El que no regala

El que no regala es un tacaño. Punto. Todavía peor es el que no regala porque cree que esa es una postura digna ante la vida. Pero el peor de todos es el que de antemano aclara: Yo no regalo, ustedes no me regalen. Estamos todos a mano y nos ahorramos un problema. Hay que alejarse de esta gente de vida opaca.

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