“Mi marido no le tenía miedo a nada ni nadie”, dijo la esposa del fiscal asesinado

Noemí Colacilli se reunió con el fiscal para conocer los avances de la investigación del crimen de Canale y, acompañada por sus vecinos, pidió que todos los marplatenses hagan sonar sus alarmas este lunes a la noche.

Noemí Colacilli, acompañada por los vecinos, vive con custodia policial.

30 de Marzo de 2015 14:27

Noemí Colacilli anda como puede. Desde hace una semana, su vida cambió para siempre. La esposa de Atilio Canale, el fiscal del Departamento Judicial de Dolores asesinado en la puerta de su casa, habló este lunes con la prensa y convocó a un simbólico encendido de alarmas: “No sé si se puede hacer mucho con esto, es la humilde forma que se le ocurrió a los vecinos para que todos seamos conscientes y se termine esto de que alguien pueda agarrar un arma y matar a otra persona” expresó, visiblemente afectada.

Minutos después de reunirse con Eduardo Amavet, fiscal a cargo de la investigación, Colacilli se paró sobre la vereda de su vivienda del barrio Parque Luro, en la esquina de Valencia y Pedraza. Rodeada de vecinos, esbozó algunas apreciaciones respecto a su tan complejo momento: “Mi esposo era una persona que siempre se proyectaba a futuro, se imaginaba viejito. Nosotros veíamos las noticias y siempre nos parecía que a uno no le iría a pasar nada, que sería al de la otra cuadra o al de la otra manzana, que fue por esto o por aquello. Buscamos excusas. Y en realidad a todos nos puede pasar” entendió.

En esa línea, agregó: “Todos estamos susceptibles de que nos pase alguna cosa de estas. Todos vivimos súper asustados. Este es un barrio lindo, pero yo trabajo con gente humilde, y también me cuentan que están asustados, que tampoco pueden salir a la puerta de su casa, que siempre se tiene que quedar alguien para vigilar. Es una cosa que no puede darse más”, pidió, al borde del sollozo.

Respecto a la investigación, Colacilli dejó de movida bien en claro que el fiscal es quién dirige la causa. “No puedo dar detalles, porque podría entorpecer el caso y se nos escaparía el responsable”, afirmó aunque respondió algunas consultas en torno a una de las hipótesis del móvil del asesinato, que refiere a la posibilidad de que Canale estuviera trabajando en algún caso peligroso, como lo hizo en el escudriñamiento de la muerte de Damián Sepúlveda, el joven asesinado en General Madariaga por la policía hace tres años.

En ese sentido, la mujer no anduvo con vueltas: “Él era una persona muy reservada. No le tenía miedo a nada ni a nadie. Era muy seguro de sí mismo. Él tenía sus cuidados, básicamente protegía su familia. Y si recibió alguna advertencia, no lo sé. No mezclaba el trabajo con la familia, para nada”.

Durante los primeros días luego de acontecido el crimen, se supo que Canale había pedido el traslado laboral a General Pueyrredon, pero Colacilli admitió que nunca conoció la fecha en la que el fiscal efectuó esa solicitud: “No lo sé, aunque sí me había manifestado que quería estar en Mar del Plata”.

Al momento de recordar los trágicos minutos del hecho, la mujer expresó: “No ví ningún movimiento sospechoso, hubiera estado más alerta. Eran las 8 de la noche, la luz del garaje estaba prendida, estaba todo iluminado, él ya había guardado el auto y estaba cerrando el portón. Nosotros tenemos alarma, pero al momento de ingresar un vehículo la tenés que apagar. Fue todo muy rápido. No alcanzó a decirme nada. Los vecinos vinieron inmediatamente, son todos muy solidarios. La policía también vino rápido. Lo que pasa es que no sé como hacen ellos para ser más veloces que nosotros, es una cosa de locos” concluyó.

Con custodia policial hasta que se clarifiquen los motivos del crimen, Noemí se fue envuelta en el acompañamiento de sus vecinos, aquellos a los que les pidió “hacer sonar las alarmas, todos los que puedan, a las 21 horas. Los que no tienen, aunque sea que usen las bocinas. Para de alguna manera expresar la bronca que todos tenemos, que haya alguien suelto con un arma”.