La dictadura y los medios complacientes

24 de Marzo de 2016 11:54

Por Redacción 0223

PARA 0223

Por José Luis Ponsico

El régimen militar puso en marcha un plan siniestro desde lo político, social y asimismo, económico. La entronización de José Alfredo Martínez de Hoz referencia de una transformación cultural. En el´79, cuando se advertía el fracaso, la industria nacional vivía su peor momento.

Sólo en La Matanza y el partido de San Martín más de cinco mil talleres de lo que hoy se conoce como "pequeña y mediana empresa" habían dejado de existir. La "clase media" argentina vivía la burbuja de la importación de baratijas en el exterior.

Los medios periodísticos en general, la "purga" de "Clarín" despidiendo a toda la comisión gremial interna la expresión máxima, vivió con secreta alegría la caída del gobierno justicialista. Afectado con contradicciones desde el "rodrigazo" en el '75 y la expulsión de José López Rega.

Mar del Plata padeció el terror. En el invierno del '76 la aldea local era una ciudad ocupada. Tropas del Ejército cortaban calles y las comisarias parte de los lugares "a cargo" de los operativos de secuestros, sitios para presos políticos.

A cuatro décadas distintas expresiones vinculadas a organismos de Derechos Humanos, en Mar del Plata, siguen esperando que los mecanismos judiciales y en rigor de la Policía Federal, produzcan algún indicio sobre el paradero del exjefe de la CNU. Fernando Delgado, prófugo de la justicia desde hace ocho añosMiembro de una de las organizaciones "paramilitares", accionó entre marzo del '76 y comienzos del '77 en Mar del Plata -vínculo del Ejército y grupo escindido de la CNU (Concentración Nacional Universitaria) imputado por el secuestro y posterior tortura del periodista Amílcar González, el 25 de marzo del '76.

Delgado, jefe temido hace 40 años, alto, rubio, voz "de mando" no sólo participó de los tormentos al secretario general del gremio de Prensa marplatense. También vinculado por distintos testigos a numerosos secuestros acontecidos en el trágico invierno marplatense del´76.

Los '70 dejaron la secuela de muertes que enlutó a todo el país. La Argentina fue uno de los sitios más castigados por enfrentamientos políticos y revolucionarios que se vivieron en toda Latinoamérica. Ninguna otra sociedad en el Cono Sur padeció un genocidio como el nuestro.

La suma de víctimas supera 25 mil "desaparecidos". Virtual eufemismo de horribles asesinatos entre el '76 y pasado 1980, después de la llamada "contraofensiva" de la organización Montoneros. La cifra es equivalente a las conocidas en los distintos países de América del Sur, sumado todos los demás.

Las víctimas de otras dictaduras (Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú y Bolivia) en todo el período que transcurrió entre regímenes militares y la lucha armada cumplida en aras de la liberación, es equivalente a la suma de secuestros y asesinatos registrados en la Argentina.

Con la derogación por parte del gobierno de Néstor Kirchner de las leyes de "Punto Final" y "Obediencia debida", pleno apogeo de Raúl Alfonsín, centenares de virtuales edecanes del "crimen organizado" hace casi 40 años, perdieron la impunidad.

La ley del gobierno alfonsinista, la 23.492 sancionada el 23 de diciembre de 1986 otorgó "amparo" a numerosos criminales, ahora acusados de "crímenes de lesa humanidad". Entre los cuáles se encuentra Fernando Delgado, ahora con 70 años de vida y bajo otro aspecto físico.

El periodista Amílcar González murió enfermo de cáncer el 2 de junio de 2004, sin saber siquiera que las leyes "de la protección" a sus captores y "verdugos" serían derogadas por el gobierno de Néstor Kirchner. El titular del Sindicato de Prensa local miembro de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, estuvo preso "sin causa ni proceso".

González fue requerido por distintos organismos internacionales mientras permanecía "preso político" en la Unidad Penal 9, Olmos, a 11 kilómetros de La Plata. Había sido acusado de "militante montonero" lo cuál -según informe del entonces general Horacio Liendo- nunca se probó.

La decisiva intervención de la Democracia Cristiana italiana y la CLAT. Central Latinoamericana de Trabajadores, asiento en Caracas, Venezuela, apoyada por la Fundación alemana "Konrad Adenanuer" le permitió salir a Amílcar del país en abril del´78, dos meses antes que la Argentina ganara el Mundial de Fútbol, capitalizado por la dictadura.