La historia del Talcahuano Boxing, el club al que el tarifazo puso contra las cuerdas

Frente al asentamiento conocido como Villa Cariño, de calle Talcahuano intersección con Vértiz, un club de boxeo que brinda contención a los jóvenes del barrio sufre por la suba en el valor de los servicios. “Estamos subsistiendo, esa es la palabra justa”, señalan.

Talcahuano Boxing Club, en calle Talcahuano casi Vértiz, al 1100.
Un club con trabajo social.
El impacto de las tarifas ha bajado la cantidad de asistentes.
Daniel Andino es uno de los profesores del Talcahuano Boxing Club.
19 de Noviembre de 2017 18:54

Por Redacción 0223

PARA 0223

El profesor Daniel Andino sufre al ritmo de la situación en la que se halla el Talcahuano Boxing Club. En el espacio deportivo, ubicado sobre la calle homónima, a la altura 1100, a metros del cruce con Vértiz, las cosas en la actualidad se relacionan con la subsistencia. “Esa es la palabra justa. Es como que esto es el mes a mes. Es como tener un gigante dormido. Lo vas curando” define uno de los coordinadores del lugar.

La suba en el costo de los servicios de luz y gas que se vienen registrando en el último tiempo, impactaron de lleno en el club. “Gracias a los impuestos y a los tarifazos no sabés que va a pasar el mes que viene. En la parte de impuestos y gastos, de estar pagando 300 pesos bimestrales en su momento, hoy pagamos de 3000 a 4000 pesos mensuales de gas. De luz es más o menos parecido y este lugar es algo que funciona todo el día, son servicios que se utilizan, no es un lujo”, explica Andino en diálogo con 0223.

 

 

Talcahuano Boxing no goza de los reconocimientos que han logrado obtener otros clubes en relación a un tarifario diferenciado de costos. “Acá nunca nos tuvieron en cuenta. Lo mismo que pagamos nosotros acá, pagan los vecinos de enfrente. No sé si se busca que cerremos, que no trabajemos más con los chicos”, analiza Daniel, preocupado. 

“Este lugar nació como un trabajo social, para trabajar con los chicos de la calle, empezar a rescatar a los pibes que anden ahí dando vueltas. Con el boxeo le damos un motivo para insertarlos en la sociedad, primero en la parte deportiva, después sumándole el concepto de lo que es la escuela, con incentivos. Una vez que vos lo vas formando en la parte deportiva, le vas mostrando que es importante también estudiar. Y el club con el tiempo pasa a ser su casa. Es su lugar del mundo. Cuando están acá se olvidan de lo que pasa afuera. Nunca nos han robado. Estamos frente a una villa, pero nos respetan. Acá quedan autos, motos y bicicletas y nunca pasó nada. Y la gente de la villa pasa y te agradece”, cuenta el profesor, conocedor del barrio.

 

 

La matrícula de asistentes al club ha bajado considerablemente. De 160 chicos que hubo en el pasado, Daniel recibe por estos tiempos a un máximo de 90, con meses de sólo 70 concurrentes. Para él, no hay dudas: “Esto se atribuye a la falta de trabajo, porque antes teníamos una cuota social muy baja para pagar los servicios e impuestos. En lo que ellos pagaban se incluía que siempre hubiera yerba, azúcar, que los chicos siempre tengan frutas, galletitas, tostadas, lo que comieran. Estos chicos esa cuota social no la pueden pagar porque se han quedado sin trabajo. Si el puerto y la construcción no funciona, se siente. Esa es la merma, no pueden pagar y no vienen”, analizó el profesor para concluir.

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