Una familia marplatense, un Dodge 1500, cuatro países y 22 mil kilómetros de historias
Matías y Dalma vendieron todo lo que tenían y emprendieron un viaje por Latinoamérica junto a su hijo Bautista, de dos años. En más de cuatro meses, recorrieron 22.500 kilómetros en un Dodge 1500 modelo 1988 y conocieron Chile, Perú, Ecuador y Colombia.
Hartos de la rutina y de trabajar sólo para pagar impuestos, Matías y Dalma (28) decidieron vender todo lo que tenían para emprender un viaje soñado por Latinoamérica junto a su hijo Bautista (2), en el que recorrieron 22.500 kilómetros en un Dodge 1500, conocieron cuatro países y recolectaron muchas buenas historias para contar.
Matías trabajaba en una empresa en el Parque Industrial y Dalma en un Solarium. Luego de renunciar a sus empleos y vender todo lo que tenían, el 16 de septiembre del año pasado iniciaron su travesía por Latinoamérica.
"Teníamos un auto nuevo que vendimos para poder pagar un préstamo", contó a 0223 Matías. Pero para poder viajar necesitaban otro vehículo y así fue como apareció "Cachito", el Dodge 1500 modelo 1988 que les permitió conocer varios puntos de Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia. "Necesitábamos un auto fiel y no nos equivocamos, porque nunca se nos paró ni se recalentó el motor", aseguró el promotor del viaje.
Bautista, el más pequeño de la familia, disfrutó de un viaje soñado junto a sus papás. La pelota de fútbol fue su fiel compañera de ruta, pero a lo largo del camino fue recibiendo juguetes de la gente que conocieron. "En Perú le regalaron unos muñecos que acá son muy caros y Bauti se los fue dando a los chicos de otros países que no tenían nada. Eso fue maravilloso", reconoció entre babas su papá.
La familia se llevó una carpa y la fue instalando en campings y en los patios de las casas de gente amable que fueron conociendo en los cuatro países que recorrieron con "Cachito". Además, rotaron por distintos hostels y hospedajes.
A través de la cuenta de Facebook "Lejos de casa", la familia fue contando esta mágica experiencia.
Para poder mantenerse, vendían sandwiches de milanesas y panqueques. Además, Dalma era la encargada de tejer al crochet los gorros y bufandas que ofrecían en los distintos lugares por los que fueron pasando.
La familia volvió maravillada por el cariño y el respeto que les brindaron a lo largo del camino. "Nos sorprendieron las historias de la gente, eso fue lo más lindo del viaje", aseguró Matías.
De vuelta en Mar del Plata y tras viajar durante más de cuatro meses y medio, Matías y Dalma ya están buscando trabajo nuevamente para poder juntar dinero y planificar lo que será su próxima aventura.
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