La ciencia extiende su mano: investigan en Mar del Plata el uso del cannabis medicinal

Un grupo de investigadoras del Instituto de Investigaciones Biológicas del Conicet recibió el aval de la Universidad Nacional de Mar del Plata para iniciar un trabajo ad honorem a través del cual buscarán dotar a la comunidad de datos certeros sobre los cannabinoides. 

Investigadoras del Conicet trabajan ad honorem para buscar datos certeros sobre los cannabinoides.

24 de Septiembre de 2017 12:45

Su uso medicinal crece sin pausa en todos los rincones del mundo. Sus aptitudes son cada vez más valoradas por cientos de miles de pacientes. Y las positivas experiencias de aquellos afectados por diversas patologías, se suman una tras otra con el correr de los años. Ya es noticia conocida: el cannabis amplía sus alcances en el rubro de la salud pero junto a esa tendencia, en paralelo, hay un gran desconocimiento de la población sobre su correcta utilización.

Preocupadas por la situación, un grupo de científicas universitarias pertenecientes al Instituto de Investigaciones Biológicas de Conicet puso manos a la obra y decidió iniciar una investigación pionera en Mar del Plata a través de la cual buscan medir de manera certera los porcentajes existentes de TCH o CBD, dos de los cannabinoides más abundantes existentes en las flores de la planta de marihuana.

Silvana ColmanDébora Nercessian, Julieta Mendieta y María Daniela Villamonte son cuatro de las científicas que entregan parte de su tiempo en los laboratorios de la universidad para conocer en detalle los alcances técnicos de los cannabinoides. Sostenidas en diferentes historias personales y gracias al aporte de la Agrupación Marplatense de Cannabicultores, las protagonistas dialogaron con 0223 sobre su loable iniciativa.

“Conocimos a la agrupación por familiares nuestros que tienen dolores crónicos y autismo, buscando un paliativo para ese padecimiento. Al acercarnos nos enteramos que ya había muchas familias que apelaban al aceite de cannabis por tener ese tipo de inconvenientes. Ellos nos donaron una extracción que habían hecho y al trabajar en un laboratorio, teníamos la posibilidad de medir exactamente qué era lo que esa gente estaba tomando, porque a veces el aceite les hacía bien y otras veces no tanto”, detallaron en primera instancia.

“A partir de ahí pensamos en la necesidad de tener datos certeros sobre cuál es la mejor forma de preparar ese aceite. Con el nombre de la genética de la semilla, se puede saber qué tipo de planta es, si es índica o sativa, y también conocer el porcentaje de TCH o CBD. Por ahí encontrábamos que los índices eran altos en uno y en otros no y veíamos que no funcionaba muy bien en las personas, por lo que nos propusimos realizar esas mediciones”, describieron.

“Comenzamos a trabajar en el tema y hablamos con el director del Instituto de Investigaciones Biológicas, que depende del Conicet y de la Unmdp, que aceptó la idea, al tanto de que es una demanda importante y creciente en la sociedad. Aunque hasta ahora no lo podíamos hacer legalmente, ya logramos el aval para crear un grupo de extensión universitaria y coordinamos con otros investigadores para utilizar el equipo con el que cuenta el instituto para medir los cannabinoides, que se llama cromatografía líquida de alta resolución”, reseñaron las científicas.

Para poder realizar las mediciones de los compuestos de las plantas, las investigadoras tuvieron que invertir por su cuenta en la compra de diversos elementos indispensables para el proyecto. “En el modo de extracción de la resina, que es la que contiene todos los principios activos, hay varias condiciones que se pueden alterar, además de tener que analizar las genéticas de las plantas. La intención es combinar las dos cosas y estudiar todo un poco más. También la forma de cultivo, si es interior o exterior, el tipo de suelo en donde se siembre. Ante la complejidad del tema, empezamos a sumar a más especialistas y ahora tenemos a muchos representantes de la universidad involucrados”, contaron notoriamente esperanzadas.

Luego de la sanción de la ley en marzo pasado, los grupos de investigación de este tipo pudieron tener un porvenir de posibilidades. “Sabemos que en las universidades de La Plata y de Rosario también hay investigadores involucrados y desde hace más tiempo. Ellos también empezaron todo por inquietudes personales de dos o tres personas y han avanzado muchísimo”, compararon.

Las científicas tienen en claro su aporte. Y también el del resto de las partes interesadas. “Junto a la Agrupación Marplatense de Cannabicultores organizamos charlas también, con médicos de cuidados paliativos y con jueces de garantías. La gente tampoco tiene que creer que esto es mágico. Por eso el papel del médico es importante, para decir hasta donde es válida la opción del cannabis. Es importante que ellos se acerquen, hay muchos médicos que se contactan con nosotras para preguntarnos cómo hacen para usarlo. Todavía es poca la evidencia médica, aunque algunos profesionales lleven su registro. Estaría bueno que este tema esté dentro de la currícula de medicina o de farmacia, falta investigar mucho”, reconocieron.

Con el objetivo de generar “conocimiento científico” para a su vez “generar credibilidad sobre lo que estas plantas pueden generar”, las investigadores esperan también que por otro lado “mejoren las cuestiones legales que deben acompañar este tema”. “Lo más lento de esta problemática es la legislación. La realidad es que la gente que usa el aceite de cannabis muchas veces no sabe que es lo que usa y algunos lo compran a valores muy altos. Hemos medido aceites de algunos pacientes que ni siquiera tenían cannabis. Nuestro objetivo es hacer esto de manera más rutinaria. Generar esos aceites tan útiles, que se distribuyan de manera gratuita para que la gente no invierta más dinero en algo no útil”, concluyeron.