A un año del debut mundialista soñado de Milagros Menéndez

El 19 de junio de 2019 fue inolvidable para el fútbol femenino argentino y la Selección Nacional en general, y para Milagros Menéndez en particular. La marplatense, tocada con la varita mágica, tuvo su debut mundialista en Francia cuando el entrenador Carlos Borrello la mandó al campo de juego con un panorama negro, una derrota parcial 0-2 y un tercer tanto de Escocia que saboreaba la goleada. Sin embargo, "Mili" demostró su calidad para definir, acortar la ventaja y alimentar la ilusión de un equipo que revirtió la historia y consiguió un 3 a 3 histórico.

Hincha fanática de Alvarado, Milagros se bajó del avión que la trajo de Francia, se subió a un auto y se vino a Mar del Plata para estar presente en el ascenso de su "torito" a la primera Nacional. Ese día, en el "José María Minella", la ovación que recibió estuvo casi a la altura de la que se llevó Mauricio Giganti o Emiliano López, el autor del gol que depositó al conjunto del exbarrio Mataderos en la máxima categoría del ascenso. Lo que había conseguido algunos días antes en el Mundial de Fútbol Femenino, la habían convertido en una de las sensaciones del momento y su debut con gol eran noticia recurrente en los medios no sólo locales sino de todo el país.

Extrovertida, "Mili" fue una bandera de la lucha para la profesionalización del fútbol femenino, acompañó a Macarena Sánchez y todo el grupo de jugadoras que consiguieron un logro histórico, y es una de las caras de la Selección Nacional. Esa tarde de nuestro país, el pueblo futbolero se prendió a la pantalla para ver a unas chicas que venían de conseguir un empate sin goles con Japón y una derrota mínima frente a Inglaterra, una potencia. La ilusión que parecía desvanecerse, se reflotó con el histórico 3 a 3 frente a Escocia y, aunque los resultados del día siguiente no ayudar para clasificar, el paso de Argentina por la Copa del Mundo fue muy positivo.

A través de sus redes sociales, Menéndez recordó aquel día frente a Escocia y su gol, y compartió una infinidad de saludos y gente que le traía a la memoria algo que no se le borrará nunca, no sólo de la cabeza, sino tampoco de la piel, ya que al regreso de Francia inmortalizó ese tanto con un tatuaje.