Revocan la absolución a una obstetra de Necochea por mala praxis

La Cámara de Apelación de Dolores resolvió hacer lugar a la demanda de Érica Fernández, quien en 2012 tuvo por cesárea a su cuarto hijo en el hospital Emilio Ferreyra, fallecido dos años después tras ser diagnosticado con una encefalopatía crónica no evolutiva.

El hospital Ferreyra de Necochea, epicentro de un caso que lleva ya casi 10 años de historia.

23 de Septiembre de 2021 13:22

Por Redacción 0223

PARA 0223

La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del departamento judicial de Dolores dictó sentencia en la causa que involucra a la médica Cecilia Mónica Mango, absuelta en abril pasado por la jueza subrogante del Juzgado Correccional 1 del departamento judicial de Necochea, Luciana Irigoyen Testa, tras ser acusada por el delito de homicidio culposo en perjuicio del niño Joaquín Carabajal, hijo de Érica Fernández.

La historia se remonta al 11 de mayo de 2012 cuando Fernández -madre de otros tres hijos y quien se encontraba cursando la semana 39 de gestación de Joaquín- se presentó en el hospital municipal Emilio Ferreyra con fuertes dolores y pérdida de sangre y fue atendida por Mango, quien se desempeñaba en ese momento como Jefa de Parteras del citado nosocomio comunal.

Según lo descripto en el transcurso del debate judicial, Mango le hizo tacto externo y le dio una pastilla para las contracciones porque no tenía dilatación, al tiempo que le manifestó que como mamá con tres partos anteriores, Fernández no podía darse cuenta si iba a parir o no y le indicó que se retirara a su casa.

El fiscal interviniente en la investigación, Carlos Larrarte, y el abogado de Fernández, Sebastián Barletta, entienden que en ese momento Mango hubiera podido determinar un diagnóstico presuntivo tras el cual el resultado del niño podría haber sido otro y la acusan de omitir, por ejemplo, la realización de una ecografía o de un monitoreo para determinar el estado de la madre y el bebé, como así tampoco realizar ninguna consulta paralela con un ginecólogo, presente en ese momento en una sala contigua.

A la mañana siguiente del 12 de mayo Fernández debió volver al hospital, esa vez con pérdidas, desprendimiento de placenta y hemorragias con fuerte dolor, lo que motivó una cesárea de urgencia en la que nació Joaquín y a quien se le diagnosticó encefalopatía crónica no evolutiva.

Esa patología le ocasionó al bebé múltiples episodios convulsivos, insuficiencias respiratorias como puntos de partidas de una neumonía por obstrucción bronquial y sus consecuentes cuadros de sepsis, shock séptico, insuficiencia renal e insuficiencia hepática, las que a la postre y luego de sucesivas internaciones le provocan su deceso dos años después, el 2 de abril de 2014.

Según el representante del Ministerio Público Fiscal y el letrado Barletta, la jueza Irigoyen Testa que absolvió a Mango no valoró lo declarado por la perito médico oficial María Sandra Cecilia Amalfitani sino que se apoyó en declaraciones testimoniales brindadas por profesionales de la salud del hospital municipal local que son compañeros de trabajo de la obstetra, algunos desde hace 20 años. De acuerdo a Larrarte, las declaraciones prestadas por los doctores del nosocomio sobre lo sucedido no fueron realizadas con objetividad sino vislumbrando un interés manifiesto en no perjudicar la situación de la imputada, además de que ninguno participó de la atención de la paciente.

Por su parte, la perito interviniente aseguró que no se puede explicar cómo ni siquiera se ordenó la internación de la paciente por unas horas a los fines de practicar los estudios de rigor previstos en un protocolo de actuación. Esa misma perito también entendió que Mango debió solicitar la realización de una ecografía -un procedimiento que puede ser resolutivo- y más en casos en donde representarían la única posibilidad diagnóstica. Por consiguiente, concluyó que, si la actuación hubiera sido más rápida, la resolución del cuadro hubiera sido distinta.

La palabra de la madre

Sobra aquellos días Fernández contó ante la justicia que fue al hospital inicialmente el día 8 de mayo a su último control de parto. "Estaba con mucho dolor ya, entonces como siempre tuve miedo al parto porque a mí me cuesta dilatar, pedí si me podían programar una cesárea. El día 9 vuelvo al hospital porque seguía con contracciones. Era mi cuarto parto. Por eso sé muy bien lo que es el dolor de parto. Fui al hospital con mucho dolor. Siempre a la guardia. Me hicieron tacto y me hicieron volver a mi casa. Nunca escucharon el latido del corazón del bebé para ver cómo estaba. Solo me hacían tacto. Vuelvo el día 10, me vuelven a hacer tacto, sin ecografía, sin escuchar los latidos del corazón del bebé, y me hacen volver a mi casa diciéndome que me faltaba porque no tenía dilatación. Mis contracciones eran muy fuertes porque no podía mantenerme parada del dolor”.

En esa línea cronológica la mujer relató lo que sucedió los siguientes dos días. “Vuelvo el día 11, me atiende la partera Magno, también estaba la enfermera Greta Eulogio. Estaba el ginecólogo Bustamante presente, sentado; me hacen pasar a un cuartito al lado. Le digo a la partera que estaba con mucho dolor, que no aguantaba más. Me hace tacto, no ecografía. El ecógrafo siempre estuvo al lado de la camilla. No escuchó los latidos del corazón del bebé tampoco. Me dijo “Ay mami me extraña con tres partos que no sepas que todavía te falta”. Me dio una pastilla para el dolor de contracciones. Le dije que tenía pérdidas, como había tenido los días anteriores. Me hizo volver a mi casa. Al otro día, el 12, voy al hospital, no podía ni mantenerme parada, era muy fuerte el dolor, lo llamo a mi marido, que se había ido a trabajar, vino enseguida, me llevó al hospital, me bajan en silla de ruedas porque yo no podía pararme, me entraron en la silla de ruedas, me dejaron en un costado mientras atendían a otra chica. Yo ya no veía nada, estaba como muy mareada, tenía mucho dolor, empiezo a gritar porque estaba en la silla de ruedas, y miro para abajo y era todo un charco de sangre. Me agarra un doctor, me lleva a ese cuartito, y empieza a gritarle a las enfermeras “se me muere, pongánle el suero que se me muere”.

Finamente Fernández contó en el debate judicial cómo fue el desenlace de lo vivido: “El ecógrafo estaba al lado, lo puso en la panza para ver cómo estaba el bebé y empezó a gritar para que preparen la cesárea de urgencia. Me dijo que mi bebé estaba muerto y que iba a intentar salvar mi vida. Me llevan al quirófano, yo estaba como en shock, no podía hablar, mi cuerpo saltaba porque me tuvieron que atar. Me despiertan para poder despedirme de mi hijo con vida. Le daban solo dos horas. A Joaquín lo reanima la doctora Sandra Hansen, cuando voy a neonatología la médica me dice que tuve un desprendimiento de placenta y que se podría haber evitado si me hacían una cesárea antes. Que mi hijo tenía una encefalopatía neonatal de origen hipóxico isquémico. Tenía libreta de control, pero muchas veces no te anotan todo. Me hice todos los controles mensuales, todos los estudios. No hay registro de los días que fui a la guardia. Fui acompañada al hospital el día 9 por mi hermano Pablo Fernández y mi cuñada Estella Venegas, el día 10 por mi hermano y mi marido Sebastián Carabajal. El día 11 voy con Sebastián y el día 12 también. Fui a la nochecita entre 19:30 y 20.30 todos los días. A esa hora me agarraban las contracciones. Si lo decidió todo la partera, sola o no, no lo sé porque en algún momento ella salió del lugar, no sé si habló con Bustamante o no. Yo me quedé con la enfermera Greta Eulogio… nunca me dieron un diagnóstico con anterioridad al nacimiento en la guardia. Simplemente, “mamá te falta, no tenés dilatación”. No me hacían otra cosa que tacto, se guiaban por la dilatación. Tengo también el resumen de historia clínica que me hizo la doctora Sandra Hansen: que el niño nace con un desprendimiento de placenta”.

La causa vuelve a su instancia de origen

Según los denunciantes, hay muchas fallas en la ejecución de lo dispuesto en la Guía para la Atención del Parto Normal del Ministerio de Salud de la Nación y falta por parte del equipo de salud del uso de las tecnologías y procedimientos destinados a los embarazos o partos de riesgo en todos los casos, incluso en aquellos totalmente normales.

Por otro lado, pese a que Fernández concurrió en sucesivos días al hospital previo al nacimiento de Joaquín, su historia clínica se encuentra completa recién desde el momento de la cesárea. En contacto con 0223 y a partir de lo informado por la perito, Barleta considera “que tales omisiones resultan indicativas -además de una irregularidad administrativa seria- de una indiferencia de aquellos profesionales que toman contacto con Fernández frente al acto que se realiza. En este caso, de la obstetra y Jefa de Parteras del nosocomio, Mónica Cecilia Mango”.

La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del departamento judicial de Dolores devolvió entonces la causa a la instancia de origen, a fin que se determine la pena que correspondería aplicarle a Mango.