El negocio millonario detrás del VIH

"No nos quieren ni sanos ni muertos, nos quieren enfermos tomando pastillas todos los días", asegura Lorena Di Giano, abogada y Directora Ejecutiva de Fundación Grupo Efecto Positivo (GEP) en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. 

1 de Diciembre de 2022 10:51

Se estima que hoy son 140 mil personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en la Argentina y el 17% lo desconoce, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, hablamos con Lorena Di Giano, abogada y Directora Ejecutiva de Fundación Grupo Efecto Positivo (GEP) para frenar con un estigma social que aún hoy persiste.

-Hay muchos mitos alrededor del VIH como por ejemplo contagiarte a través de un beso o tomando un mate. ¿Cómo se trasmite?

-Es importante aclarar que no es una enfermedad contagiosa pero sí transmisible. Las vías de transmisión son varias como la sangre, es decir, a través de una transfusión o compartir jeringas. De madre a hijo a través de la leche materna. A través de fluidos corporales en relaciones sexuales vaginales o anales sin protección.

-¿En los trabajos piden exámenes preocupacionales pero te pueden pedir el del VIH?

-No. El test de VIH solo se puede hacer con el consentimiento de la persona y con la voluntad de hacérselo. La ley prohíbe que se ponga el test de VIH en los exámenes preocupacionales.

Estaría bueno que cada persona se lo haga por su cuenta, independientemente de lo laboral para prevenir y evitar enterarnos al llegar a estadios graves. Hoy en día, tenemos una nueva Ley que contempla la inversión de la carga de la prueba. Si una persona con VIH está en relación laboral y siente que fue discriminada, el empleador tiene que probar que no fue un acto de discriminación.

 

-¿Cuál fue la situación más discriminatoria que viviste?

-Me han discriminado en el trabajo. Esto me pasó hace muchos años en el Poder Judicial y he tenido dificultad para probarlo. Es un antes y un después. El virus pasa a ser más importante que la persona. La persona puede haber hecho esfuerzos para educarse, trabajar y tener todas las habilidades para ocupar determinados cargos, pero eso no importaba. El estigma pesa más. Hay mucho miedo de convivir cerca de una persona con VIH y esto tiene que ver con la ignorancia. No se contagia por el aire ni por tomar un mate. Hay mucha falta de información aún hoy en día. Después de 40 años de epidemia, todavía tenemos que contar cómo se transmite y esto se debe a la falta de políticas públicas, faltan campañas que expliquen cuáles son las vías de transmisión y cuáles son los cuidados para prevenirlo.

-¿Qué tan seguro es mantener relaciones sexuales con una persona que vive con el VIH? ¿Esa persona si lo sabe tiene que avisar previamente?

-En una relación sexual, todas las personas que participen, sean dos o más, tienen la responsabilidad de cuidarse. En ningún caso se puede poner la responsabilidad sobre la persona que tiene el virus. Cada uno se tiene que cuidar. No es obligación de la persona con VIH decirle al otro, aunque sí se sugiere. Siempre recomendamos usar preservativo, sin embargo, hay casos de parejas que desean no usarlo y, en esos casos, cuando la persona está en tratamiento, los medicamentos suprimen la carga viral y eso permite que sea indetectable e intransmisible. Lo mismo sucede con la leche materna, si la mamá hace el tratamiento, puede tener un parto normal y hay muy bajas probabilidades de transmitirle el virus al bebé amamantando.

Años atrás se relacionaba automáticamente al VIH con la muerte. ¿Cambió esto hoy en día?

-Sí, porque antes se hablaba sólo de Sida porque se detectaba tarde cuando la persona casi ya no tenía sistema inmunológico. La diferencia es que el VIH es el virus de inmunodeficiencia humana que afecta al sistema inmunológico del cuerpo y el Sida es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que es el estado más avanzado del VIH. El virus cuando ingresa al organismo empieza a deteriorar nuestro sistema inmunológico que es lo que tenemos en el organismo para defendernos de las enfermedades.

En cambio, con un cuadro avanzado ya hablamos de Sida donde el sistema inmunológico de la persona está tan deteriorado que cualquier virus lo enferma porque no tiene defensas. Esto se revirtió totalmente con la aparición del tratamiento de alta eficacia. Lo que permiten estos medicamentos es la supresión viral y cuando el virus está controlado, el sistema inmunológico hasta se puede recuperar. Hay personas que llevan 40 años con VIH.

-¿Por qué todavía no hay una cura para el VIH?

-Porque no nos quieren ni sanos ni muertos, nos quieren enfermos tomando pastillas todos los días. ¿Quiénes? El mercado. Porque hay un sistema de innovación tecnológica que es el predominante y que está en manos del mercado multinacional. La medicación surge de farmacéuticas multinacionales, compañías que cotizan en la Bolsa de Nueva York, entonces el precio del medicamento sube o baja según las acciones. Y los Estados miran para otro lado y se quedan en un rol de compradores activos de medicamentos exorbitantemente caros que desarrolla y produce el sector privado. Con la pandemia del Covid aprendimos que con voluntad política y financiamiento resulta que tuvimos vacunas en el lapso de un año. Esto mismo claramente podría pasar con el VIH. Tener una vacuna preventiva sería muy importante para frenar la epidemia pero no lo hacen porque al mercado se le termina el negocio multimillonario que hoy genera la medicalización.

La Argentina tiene una nueva ley integral de VIH.

-¿Cuáles son los puntos claves de la nueva Ley de VIH, Hepatitis, Tuberculosis e infecciones de transmisión sexual?

-Después de 8 años con mucho esfuerzo logramos esta nueva Ley Integral. En principio, recordar que los tratamientos son voluntarios, gratuitos, confidenciales y de acceso universal. Esta ley es más integral, esto significa que más allá de darles pastillas a los pacientes, les asegura las necesidades mínimas y por eso les aseguramos pensiones no contributivas para personas en situación de vulnerabilidad. Para quienes no lo saben, 7 de cada 10 personas en Argentina que tienen VIH están fuera del sistema laboral formal. La pobreza y la vulnerabilidad social atraviesa estas enfermedades. Entonces esta ley es innovadora en el mundo porque estamos asegurando esa pensión no contributiva pero también a las personas que hicieron aportes que se puedan jubilar a los 50 años, con 10 años de diagnóstico y 20 años de aporte jubilatorio. Es una jubilación especial, no de privilegio.

-¿Cómo frenamos con la estigmatización?

-Solamente vamos a frenar con esta epidemia si todos nos cuidamos, todos nos hacemos responsables. Dejando de creer que solo ciertos grupos de personas pueden contraer el VIH. Pero también con un Estado presente que invierta en términos de campaña de prevención, educación e información, así como también en buscar la cura. Ya llevamos 40 años de epidemia y esto tiene que terminar.