Javier Chiabrando y una búsqueda de variantes en el género negro

Javier Chiabrando presentó la segunda novela protagonizada por Goya. Un personaje que se mete en el género negro con algunas variantes y que no descarta que resurja en una tercera para cerrar su historia.

El olvido imperfecto es la segunda novela protagonizada por Goya.

4 de Diciembre de 2022 12:36

El olvido imperfecto (Aquilina – 2022) es la segunda novela protagonizada por Goya, un personaje muy interesante que es un “figurín” que se construyó a sí mismo como un peleador nato. “Es un tipo muy jodido. En esta segunda novela se percibe hasta donde es capaz de llegar” sostiene Javier Chiabrando, autor y creador del personaje que aparece por primera vez en Los hijos de Saturno.

Goya tiene una personalidad muy fuerte, pero a su vez atractiva. Chiabrando lo describe: “´Él mide un metro cincuenta y, cuando tiene un mal momento, sale a la calle y busca pelea con alguien más grande que él para sacarse la mufa. Después, el personaje camina las calles de la argentinidad contemporánea. Un padre que murió en una situación sospechosa, amigos poderosos que tienen muertos en el placar, su chofer que es hijo de un servicio de la época de la represión. El tipo camina las calles de la historia de la argentina contemporánea y esa mirada sobre la argentinidad me interesa a mí muy especialmente”.

En esta segunda novela también aparecen personajes de su pasado, de aquel pasado en un colegio de España en total soledad. Estos, junto a Goya, arrastran la historia del lugar y se convierten en generaciones que quieren saldar o aclarar deudas pendientes de sus padres o abuelos.

-¿Cómo definirías la búsqueda en estas dos novelas?

- En las dos novelas el personaje se corre un poco de la línea habitual de la novela negra policial. En general son personajes aislados emocionalmente, solitarios, hay casos de algunos que tienen una compañera prostituta, no tienen familias en sentido tradicional, sino que han reconstruido su vida como han podido. Goya va al revés, tiene una vida esplendida, vive en forma espléndida, tiene dinero, una maravillosa esposa, sus hijos son encantadores y se codea con la clase alta de Buenos Aires. Pero lo que tiene es una procesión que va por dentro, que yo llamo resentimiento. Le pasó algo de chico que obligó a la madre a internarlo en una escuela de Madrid y dejarlo ahí solo. Ahí él se agrió un poco. Es un tipo duro, pero va vestido como un figurín. Un tipo duro de un metro cincuenta que, cuando le tocan los cojones, se pone como loco. Y la otra vuelta de tuerca que yo le doy a diferencia de la novela negra, es el tipo de narrador. La novela negra se cuenta desde el lado de la austeridad, con frases secas, del lado de una mirada un poco desencantada de lo social, del entorno. Acá es diferente. El narrador es casi un personaje más. Está todo el tiempo resaltando las acciones de Goya, metiéndose en su vida, tratando de entender todo más allá de lo razonable. Ahí están las dos variables que yo intenté explorar y creo que lo logré.

El olvido imperfecto comienza con un epígrafe de La familia de Gustavo Ferreyra (Alfaguara – 2014). El fragmento elegido habla sobre el doble, sobre nuestro lado desagradable y aquel que mostramos. “Casi que escribí la novela para justificar ese epígrafe, pero, claro, es un juego permanente de nosotros como personas sociales. Ese lado oscuro, desagradable, está todo el tiempo. Goya es un tipo que se queja de la sociedad, la que es una porquería, pero él también pone en circulación su lado resentido en esa sociedad y sobre ella actúa y se queja de lo mismo que genera”, sostiene el autor.

La intención es hoy, quizás, hacer una tercera novela con Goya como protagonista. Una historia que cierre la historia, aunque Chiabrando no ve el mercado actual argentino para sagas de este tipo. Y agrega, “De todas maneras podría pasar y no me disgustaría hacerlo. Una tercera novela para darle un cierre, incluso podría ser en una primera persona, desde el mismo Goya, y tendría que borrar ese narrador que he construido”.

Javier Chiabrando es escritor y músico.

-Eso que “tapó mal”, ese resentimiento que caracteriza a Goya, ¿lo domina o él logra dominarlo?

- Él lo domina porque usa todos los artilugios de la lógica social. Desde hacer yoga, jugar al golf, hacer terapia de pareja. Tiene sus tocs (limpia con Blem todo, todo el tiempo,  y se lava las manos mil veces al día). Con esos rituales busca controlarlo, pero cuando se le escapa se le escapa. Y ahí él se desdobla psicológicamente y aparece algo muy oscuro por debajo de ese resentimiento, aquel ayer en el internado de Madrid, el ser el más petiso de todos, las cargadas, su madre diciéndole que se defienda. Ahí se convierte en alguien bien jodido, porque es la única forma de ganar.

-¿Qué te sorprendió de lo que leyó Juan Sasturain (escribe los prólogos) que no habías visto vos como autor?

- En la primera novela él marca una escritura grotesca que yo no había pensado. Como un subgénero que ni pensé.  Luego hablando con unos amigos escritores coincidieron con él en eso que yo como escritor no lo había visto y él como lector sí. También eso que marca en el prólogo sobre las máscaras. Y es verdad, casi todos los personajes de esta historia tienen una doble vida (lo cual complica un poco al lector) una doble personalidad, un doble nombre y es todo parte de lo mismo: nosotros somos entidades públicas y, por el otro, tenemos un lado oscuro que por ahí no lo sacamos a pasear, pero a veces sale.

Javier Chiabrando es escritor y músico. Habla los dos lenguajes, pero no distingue diferencias entre ambos procesos creativos. “La diferencia es que la música exige una relación con una técnica, si se quiere, más compleja porque obliga a la relación con un objeto diferente, que es la guitarra en este caso. En cambio, la literatura es la palabra. En definitiva estamos hablando y es poner en un papel lo que hablamos vos y yo y hasta por ahí termina siendo un hecho literario. Pero para mí se han transformado en algo más o menos habitual, que no me genera ninguna contradicción. Tal vez la música sea un hecho más natural, pero producir un tema es un hecho más sofisticado y hasta a veces me excede. En cambio la literatura, en definitiva, es un tipo con un lápiz en un bar y eso es todo lo que necesitás. Pero no me obligo, tengo proyectos con la literatura y tengo proyectos con la música. Van a sus tiempos, se van cerrando dentro de lo posible y tampoco busco reconocimiento masivo ni nada. Ya no están esas cosas disponibles para gente de mi edad o gente que trabaja como yo. También me lo tomo con mucha calma. El hecho creativo, para mí, es el mismo. En definitiva, vos te preparás para eso y te sentás y lo hacés. A veces sale mejor o peor y a veces sale en más o menos tiempo, pero es así.

El olvido imperfecto, la nueva novela de Javier Chiabrando en la que busca encontrar una nueva forma al género negro con alternativas diferentes. El olvido imperfecto ahora queda en los ojos del lector. Al decir del propio autor: “No busco que me digan nada, me gusta que la gente lea y se entretenga, se divierta. Y, si puede después pensar un poco mejor ciertas miradas sobre la contemporaneidad que está ahí, mucho mejor…”.