Un Recital de mitos para reconciliarnos con lo originario y más propio

Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti vienen a Mar del Plata con su recital de mitos. La propuesta de compartir relatos originarios y ancestrales buscando rescatar versiones ocultas que nos ayuden a pensar lo contemporáneo.

Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti vienen a Mar del Plata con su recital de mitos el próximo fin de semana. Foto de archivo 0223.

6 de Abril de 2024 21:05

Por Bernabé Tolosa

Distintas propuestas juntaron a Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti en los últimos años. Gracias a esto, según confiesan, han logrado una síntesis en la búsqueda de lo que más los representa en los mitos originarios y ancestrales. De ahí su nueva propuesta: Recital de mitos.

Los mitos como una forma de abordar la contemporaneidad diferente, en especial: “Porque el mito por algo tiene esa vigencia, nos llega desde un lugar distinto al mental, al analítico, al racional. El mito, como todo relato, no deja de ser un cuento que lo que hace es estremecernos, conmovernos, dejarnos siempre la posibilidad de algo abierto para que uno se lo lleve y lo vaya cerrando de acuerdo a su propia necesidad, deseo o expectativa. En estos últimos años, el influjo la instauración tan poderosa de los medios de comunicación los fueron devaluando, como analiza Byung Chul Han en La crisis de la narración. Hay algo del contar historias que se fue perdiendo porque hoy es todo mucho más frontal, en el sentido también de vacuo, de monocromático, de mostrar historias cerradas. Creo que la gran diferencia con las stories que hoy abundan en las redes sociales, las historias que se cuentan apuestan a que aquel que escucha las termine escribiendo y no solo tenga una escucha pasiva”, comienza diciendo Darío Sztajnszrajber.

Mitos que ayudan, al ser contados desde miradas divergentes y en una escucha colectiva, a abordar la contemporaneidad de una manera diferente. Soledad Barruti agrega, “Estamos en este momento muy afectados, todos estamos afectados de realidad de una manera muy profunda. Hay algo muy angustiante de la realidad, tironeada por información, como unas fuerzas que se imponen. Yo soy periodista y vengo de muchos años de apostar a que la información se vea como un antídoto contra la mierda de lo que viene a avasallarnos y es como que no alcanzara, como que la información está percudida, como un dispositivo de apreciación que es brutal. Los periodistas estamos siendo sujetos de arrollamientos múltiples y hay algo para mí, personal y profesionalmente, como una apuesta a salir como por un tercer lugar de la fake news, del debate, del aburrimiento y esta aplanadora, que es ir a buscar a esos refugios que existen como reservorios de humanidad, de inteligencia colectiva, lugares donde te pasa otra cosa corporalmente. Es algo inconsciente que te pasa, te reverbera en las vísceras, en los huesos, en ese lugar donde habita la ancestralidad. En ese sentido, las historias tienen algo muy vivo, muy dinámico. A nivel personal y profesional encontré muchos salvavidas en este momento tan complejo, porque nos sacas del binario de la realidad, de la grieta, y nos hace emerger por lo inesperado, y esto, por ser inesperado casualmente, tiene más poder”.

-Es muy interesante el valor de lo colectivo. Creo que era Carlos Skliar quien rescató alguna vez el valor de aquella noche que leíste algo solo por vos mismo. En este caso pienso en lo interesante del valor colectivo, de descubrirse junto a alguien escuchando esas historias y hacerlas propias…

- S.B. Hay algo muy hermoso, que está comprobado neuro-científicamente, que cuando las personas se adentran en una historia y se permiten envolverse en ellas, las frecuencias

mentales de quien está escuchando y quien cuenta se vuelven espejos. Entonces, hay un efecto de hipnosis, vos te dejás hipnotizar y te volvés el narrador. Y en la experiencia colectiva, esa energía colectiva de muchas personas escuchando es muy fuerte. No sabés el silencio, es como de templo y hay algo que acontece en esa reverberación, donde todos nuestros cerebros están haciendo cosas en conjunto y necesitamos de esa potencia colectiva que se habilita en estos lugares completamente inesperados donde te baja la guardia.

-D.Z. El otro día me junté con Carlos y le conté de qué iba el Recital de mitos. Le conté que, así empiezo de hecho, la palabra mito remite a cuento y que en castellano el verbo contar es un verbo que nos permite visualizar esas dos formas de contar, contar cuentos y números, y como esa dualidad que tiene el significado nos permite también entender nuestras tensiones. Estamos todo el tiempo haciendo las dos cosas, estamos haciendo economía y poesía todo el tiempo. Y Carlos me dijo que no me olvide del verbo contar como contar con otros. Ese tercer sentido, donde contar cuentos también supone una comunidad de escucha que decide, de algún modo compartir ese espacio, es una entrega a otro para ver que suceda algo en relatos que también nos exceden. Por ejemplo, el mito del minotauro se viene contando hace siglos y, de alguna manera, yo pongo mi cuerpo para que el mito se exprese una vez más y asuma en nuestro tiempo, su actualidad. ¿De qué habla esa bestia que, obviamente, por un lado es arrasadora y por otro lado está sola? Yo lo cruzo con el texto de Borges La casa de Asterión, donde el minotauro muestra su angustia y, entonces, esa comunidad que está escuchando y participando del evento se va viendo minotauro de algo.

Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti vienen a Mar del Plata con su recital de mitos el próximo fin de semana.

-Mencionabas al principio a Han, en ese texto también habla acerca de la imposibilidad de escuchar que tenemos hoy en día, quiero llegar a esto: ¿qué es lo humano que está en juego para que se disparen las ganas de escuchar de nuevo esos mitos?

- D.Z. Lo humano que está en juego, para mí, justamente tiene que ver con que esos mitos nos devuelven, heideggerianamente, a una reflexión existencial por lo originario. Lo originario es lo que nos constituye en lo que somos, no tiene que ver con el origen temporal, tiene que ver con lo que nos hace particularmente humanos, en un contexto donde lo humano se puede pensar sin tanta omnipotencia, sin tanto antropocentrismo, desde ese lugar se escucha distinto y te escuchás diferentes. Sole, por ejemplo, cuenta historias que tienen que ver con lo dionisíaco. Y ahí se juega también, que lo humano se peleé con sus propias limitaciones. Lo que está en juego en ese mito es esa forma particular de lo humano que termina siendo muy auto disciplinante, represiva, y que nos condiciona a creer que lo humano va solo por un carril cuando tiene un montón de exploraciones que están de otro modo obturadas. Yo voy con la alegoría de la caverna. Imaginate en un contexto local y global con tanta relación con los dispositivos de control social, que tan fuertemente operan en todo, hoy la caverna no solo pasa por cuestiones micropolíticas, sino que pasa por cómo comemos, por el tipo de salud. Se está jugando una forma de lo humano, foucoltianamente, una modalidad de lo humano que se terminó constituyendo y es a la que todos le confiamos un saber, como si fuese realmente la mejor expresión de lo que somos y lo humano siempre es un producto. Entonces, lo que permiten los mitos es ir a los confines de la producción de este particular tipo de ser en el que creemos que es el ser humano.

- S.B. Los mitos como liberadores. Los mitos de Dioniso, de su madre, de su abuela, vienen de épocas de la cultura minoica, tienen cuatro, cinco mil años atrás, es mucho tiempo. Y es ese pasaje de una cultura más igualitaria, el pasaje del matriarcado al patriarcado, a esa violencia colectiva que hoy podemos ver como esta forma de capitalismo brutal que nos tiene a todos como sujetados y violentados. Y hay algo de lo humano, del mito, que tiene que ver con

habilitarnos esos otros espacios de nuestra persona, de nuestra subjetividad, que no son la racionalidad que clasificó todo y que buscó que todo este ordenado. Entonces, en ese sentido viene el rescate. Las historias con ese nivel de ancestralidad vienen con nosotros desde antes, como viene la información genética. Vienen con nosotros de todo aquello que pasó y que podría haber sido distinto y que, hoy en día, podríamos recuperar como caminos posibles. Para que nosotros llegáramos hasta acá, nuestro camino ha sido un camino de violencia y en ese camino quedaron, por suerte, a resguardo las historias como un “Che, podría haber sido otra cosa y todavía puede serlo”.

- Schelling tiene una definición interesante para el mito. Él dice que es un fenómeno comparable, en profundidad, permanencia y universalidad, solo con la naturaleza misma. Está bueno pensar los mitos bajo esta permanencia y universalidad como la naturaleza, como esos que dan sentido a algo…

-D.Z. Viste que Nietzsche dice que, en realidad, dios era una metáfora que en algún momento se instaló como verdad y, entonces, perdió su condición de apariencia y de ficción de relato. Entonces, en esa imposición, se volvió obviamente una certeza. Yo creo que, con la racionalidad y los mitos pasa algo parecido. O sea, esta forma ultra de relacionarnos con el sentido es una de las tantas formas con las que podemos construir sentido. Ahora, dado su eficacia en el dominio del ente, de la cosa, se termina instalando, despojándose de su carácter mitológico. Y, en realidad, la razón también es un mito. Es otra de las tantas formas de construcción narrativa de sentido con implicancias prácticas, tecnológicas, éticas, políticas. Lo que pasa es que logró sustraerse de su carácter mítico para posicionarse como discurso del sentido común. Hay un lugar donde la recuperación que hacemos con Sole de los mitos originarios también revela el carácter mítico de todo y, entonces, se vuelve también una denuncia de un tipo de instauración de una verdad. A nosotros nos parece maravilloso. Los mitos recuperan otras versiones sobre las cosas. Yo siempre jodo con la etimología de subversión. Significa versión que quedó oculta, que quedó por debajo. De alguna manera, estos relatos mitológicos tienen esa fuerza subversiva. Porque rescatan otras lecturas que nos permiten, en todo caso, cuestionar la hegemonía que, como toda hegemonía, lo que busca es inhibir la capacidad de contraste.

La eficacia y la vigencia de los mitos, aquellos relatos que coincidieron en todas las culturas y civilizaciones de la humanidad, responde a su capacidad de adquirir nuevos significados. Así, van convirtiéndose en historias interminables que perviven e intentan explicar lo que llamamos realidad (en forma prelógica, pero no irracional, dirán muchos). Los mitos como aquello que busca explicar, pero en su efecto, también logra hacer compartir ese momento. Cierra Berruti: “Todos nosotros necesitamos contar historias y la apertura que se da es maravillosa. Las primeras veces que conté mitos fue a mi hija y apareció esa cosa de cómo los va a entender. Sí, claro, los entendió. Porque va por otro lugar, por otras fuerzas que nos habitan y esas fuerzas tienen nombres. Entonces, aparece algo donde podés hablar, desde donde podés entenderte, donde podés dialogar. Nosotros hoy tenemos los diálogos interrumpidos y es nuestra fatalidad de época y civilizatoria, porque hay otros pueblos donde se comunican de manera más genuina y se saben en simetría en donde viven. Ahí los mitos están más presentes”.

(*) Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti presentarán su Recital de mitos el próximo viernes 12 de abril a las 20 en el complejo teatral ubicado en San Luis 1750.