La vigencia de Kafka a cien años de su muerte

El próximo 3 de junio se cumplen 100 años de la muerte de Franz Kafka (1883-1924). Diego Cano, autor del ensayo Franz Kafka. Una literatura del absurdo y la risa, junto a Fernanda Trunzo, llevarán adelante una lectura colectiva de "La metamorfosis" por la red social X.

Este año se conmemoran 100 años de la desaparición física del autor de "La Metamorfosis"

28 de Abril de 2024 08:40

Franz Kafka escribía "Un artista del hambre" en su lecho de muerte. Escribía una historia cuya composición había comenzado antes de que su garganta se cerrara. Lo trasladaron a la clínica universitaria de la capital y, a finales de abril, al sanatorio Dr. Hoffmann de Kierling, donde murió el 3 de junio de 1924. El 11 de junio lo enterraron en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga-Žižkov. Mucho antes, le había pedido a su amigo Max Brod que destruyera todos sus manuscritos. Brod ignoró, para gracia de todos nosotros, esa petición.

Cien años se cumplen de la muerte de Franz Kafka, el escritor que cambió la forma de la literatura. Es por eso que Diego Cano quien ya llevó adelante una lectura colectiva de Kafka en el 2018, desde el 3 de mayo y hasta el 3 de junio propone una lectura de La metamorfosis a través de la red social X (ex Twitter).

Ante la pregunta sobre cuál es la vigencia de Kafka hoy, Cano no duda: “Creo que se han creado muchos estereotipos y clichés en relación a Kafka. Yo siempre repito que es un autor muy citado, pero poco leído. Kafka crea una forma de entender la literatura nueva y, en ese sentido, yo me inscribo y defiendo esa literatura, esa estética o esa forma que Kafka generó. La que, principalmente, tiene que ver con una ruptura de la representación del verosímil, de lo real, mímesis o como queramos llamarlo. Él lo que hace es construir una narración que solamente se explica en sí misma, adentro de su propia lógica, y que es una lógica que no tiene nada que ver con la lógica del sentido común que trae uno para vivir el día a día. Por ejemplo, estoy releyendo La metamorfosis y encuentro que es como dice César Aira, ‘Nunca nadie se convirtió en un insecto de verdad, pero uno entra en esa narración creyéndole al narrador que se ha convertido en un insecto’. Pero Gregorio sigue pensando como un humano. Hoy podríamos decir que él se auto percibe como insecto”, afirma.

Pero agrega rápidamente que, “Uno termina creyéndole a esa autopercepción que él tiene. Gregorio dice, más o menos, que se vio la panza de tal manera y se vio las patitas... O sea, él cree que es un insecto y nosotros confiamos en esa mirada de auto percepción. Ya desde ahí se dispara un mundo con una lógica que no pasa en lo real. Entonces, así como en todo lo que escribió, esa es una primera característica que lo pone en vigencia. Kafka es algo novedoso literariamente y crea una tradición fundada y centrada por sí misma. Después podemos decir también que, en materia de lectura general, que es un autor checo (en ese momento era el territorio del imperio Austrohúngaro), de origen judío y de habla alemana. Ese contexto posibilita un rescate de, digamos, algún sentido también. Si juntamos estas dos grandes cosas tenemos algo muy impactante”.

-Ese efecto que mencionás y que logra Kafka en sus narraciones, ¿ves que lo lograba con recursos narrativos, era algo estratégico, le salía?

- Me parece que ese es su mayor logro. Esa capacidad de que el lector crea el verosímil que te construye el narrador. Creerle al narrador y olvidarte del mundo. A eso, Kafka lo logra de manera magistral. Vos entrás en el texto, en la historia y te olvidás de la lógica cartesiana, racional, del sentido común que uno trae y eso me parece que es muy potente. Me pasa en el taller que estoy dando sobre él, que noto que hay gente que ha leído mucho a Kafka y todavía le cuesta entender esto. Algunos lo suelen llamar algo “onírico”. A mí no me gusta mucho ese término, porque onírico es un sello que se reinterpreta de muchas maneras. Pero, lo que sí hace es, primero exagerar, después, muchos desplazamientos y cosas incongruentes. También, un recurso que yo destaco siempre es la adversativa.

Ese “sí, pero...”. O afirmar algo y después decir otra cosa y todo a una gran velocidad. Sus textos son muy veloces. Un texto que parece medio caricaturesco, simula la caricatura. No se queda en las escenas descriptivas, no es un Saer. Kafka es así, es veloz en todos esos procedimientos. Me parece que esos procedimientos suelen definirse como oníricos, pero tienen más que ver con los procedimientos y las reglas del sueño y no con lo que se cree como un sueño. Si lo pensamos, siempre hay cosas incongruentes en un sueño y él labura mucho con esas incongruencias, pero adentro del relato parecen lógicas para su propia historia.

- ¿Por ejemplo?

- Por ejemplo, el tipo se autopercibe insecto, pero llama a la hermana, luego a la madre, él piensa en el trabajo, pero está convertido en un insecto y eso a él no lo preocupa tanto como faltar al trabajo. A los pocos minutos llega el gerente del laburo, ¿cómo fue eso? Si te parás un segundo, todo eso pasa muy veloz, es totalmente ilógico y son todos procedimientos del sueño.

-Es interesante, por eso preguntaba por la posibilidad de ser estratégico, porque es algo que se da en sus cuentos y en sus novelas. Todo casi sin final, pero en esa velocidad vos no te das cuenta de que falta el desenlace. Ya estás dentro del sentido de la historia...

- Esto de los finales que decís está bueno. A mí, en general, me gustan más las novelas que los cuentos. Las novelas, las tres, no fueron publicadas en vida y están inconclusas. O sea, el final no importa absolutamente nada. El disfrute está en la propia lógica que va tomando...

- No necesita el final entonces...

- Me hacés pensar en algo, en que el sentido de lo narrado no es lo importante en Kafka, sino la forma en cómo está narrado y eso también es parte de esa estética nueva. Porque con esta cosa de las adversativas y los deslizamientos, lo que produce es contrasentidos permanentes, entonces se suele, muy fácilmente, y yo lucho con eso, leerlo de manera existencial. Es un hombre angustiado, es una
literatura angustiosa, una literatura que se preocupa por la modernidad, por la justicia. Esos temas están, hay una fuerte presencia de lo tragicómico, te impone un tema. Por ejemplo, te dicen que el de La metamorfosis es la soledad. No, yo me muero de risa con Kafka, ¿qué soledad? Es como lo contrario.

Kafka, para mí, es super cómico. El tipo ¿era angustioso?, sí claro. ¿Se vivía quejando? Sí, claro. Pero esos contrasentidos son los que te hacen morir de risa. Pero volviendo a lo anterior, es como que el sentido no importa, por eso no tiene un cierre, porque uno está siempre pensando en esa lógica racional que tiene un cierre, pero acá no hay, porque el sentido siempre está abierto.

Diego Cano se deja traspasar por la literatura, en este caso, por Kafka y su literatura. El autor de "Franz Kafka. Una literatura del absurdo y la risa" encuentra esa literatura nacida de Kafka en la tradición rioplatense. Solo por mencionar nombres, Cano dice: “Hay dos autores, creo, uno es Felipe Polleri y el otro Mario Levrero, que son kafkianos en absoluto. Luego hay otros tantos que beben de esa tradición también. Vos sabés que Ricardo Strafacce y Ariel Luppino considero que están en ese grupo. Así como César Aira y Sergio Bizzio, que pertenecen a esa literatura que desborda cualquier lógica racional. En ese sentido, Kafka marcó una tradición que ha influido mucho en la literatura rioplatense y me cuesta encontrar lo mismo en otros autores que no sean de acá, eso de naturalizar lo absurdo, eso que es bien kafkiano”.

A cien años de la muerte de Kafka, su tradición sigue muy presente. Valga este 2024 para que siga sorprendiendo y sumando con su literatura.