El vacío de Dalina Di Mauro, y los muebles que nunca se tocaron en 13 años

El 27 de febrero del 2009 dos delincuentes mataron de un disparo en la cabeza a la joven cuando atendía el kiosco de San Juan y Gascón. Al día siguiente, ella pensaba mudarse a un departamento con su novio para iniciar una nueva vida. "Esto no fue solo un asesinato: acá mataron a una familia completa", dice, al cumplirse otro aniversario del crimen, uno de sus hermanos.

27 de Febrero de 2022 11:26

Todavía están ahí. Los muebles que Dalina Di Mauro preparó hasta el último día para poder mudarse y empezar a disfrutar del nuevo departamento que iba a alquilar con la pareja, siguen ahí, intactos. A trece años del crimen, su familia no se anima a tocarlos ni para sacarles las cintas de embalaje.

“No podemos usar nada por el dolor que nos produce”, explica Mariano, uno de los dos hermanos de la mujer que atendía el kiosco de San Juan y Gascón. Y es que ahí, en esos muebles, no solo está presente el vacío de Dalina sino los sueños, deseos e ilusiones que le arrebataron, de un momento a otro, con un disparo a la cabeza, José David Cisterna y Gastón Ezequiel Medina.

En la familia, el dolor también se sufre como si el tiempo no pasara, como si todo hubiera ocurrido ayer. Para ellos, el recuerdo lastima como una herida permanente. “Esto nos cambió la vida a todos; fue un antes y un después. Para mi mamá el hecho de no tener nietos de parte de ella y para nosotros no tener sobrinos… la verdad que no pudimos festejar más un cumpleaños como lo hacíamos antes. Cada celebración es un problema para la familia”, confiesa Mariano.

Y con la pérdida de Dalina, sobrevino inexorablemente la pérdida del kiosco. “En la familia siempre fuimos muy unidos, muy a la italiana, y trabajábamos todos juntos en el negocio. Pero con lo que pasó tuvimos que cerrar. Eso nos costó una pérdida económica bastante importante pero no nos quedaba otra opción. Mis papás hoy siguen viviendo ahí arriba y se hace difícil. Cada vez que pasamos por esa vereda nos hace mal”, cuenta el hermano.

Condenas

Di Mauro tenía 34 años cuando el 27 de febrero del 2009 la mataron en la puerta de su comercio. Medina tenía 23 cuando en octubre de 2010 el tribunal conformado por los jueces Néstor Jesús Conti, Adrián Angulo y Alexis Leonel Simaz lo halló culpable por ser el “coautor” del asalto y el crimen y le impuso una pena a 21 años de cárcel.

Dalina solo tenía 34 años cuando la mataron y soñaba con mudarse a un nuevo departamento junto a su novio.

La condena fue por debajo de las expectativas de la fiscalía y del particular damnificado, que habían coincidido en ir por la perpetua durante la instancia de alegatos. “Lo que pasó con mi hermana no termina en el día del juicio; para nosotros, esto continúa y es una sentencia a perpetua mientras nos tenemos que conformar solamente con los 21 años de prisión que le dieron a esta persona”, cuestiona Mariano Di Mauro.

“A diferencia de otros casos, nosotros ‘tenemos la suerte’ de que al menos encontraron a los asesinos pero el padecimiento no termina ahí. Algunos también nos dicen que tenemos que estar contentos y aceptar esto pero muchas veces la gente no toma consciencia de todo lo que tenemos que pasar. Esto no fue solo un asesinato: acá mataron a una familia completa”, insiste el hermano de la comerciante.

Mariano es Licenciado en Turismo, docente, trabaja para la municipalidad, y es, al mismo tiempo, el hombre de la familia que se hace cargo de lidiar con el interminable sendero judicial que abrió la causa de Di Mauro, un asesinato que conmocionó a Mar del Plata como pocas veces al punto de ser el disparador para activar algunas medidas de prevención contra el delito.

Mariano, junto a los papás de Dalina Di Mauro. Foto: archivo 0223.

“Sin lugar a dudas me tuve que hacer cargo yo porque mis papás ya son muy grandes, tienen un deterioro importante y lógicamente no entienden toda la parte judicial. Yo me tuve que poner a investigar un montón de cosas que me exceden para poder estar al frente de cada uno de los reclamos”, comenta, en una entrevista que le concede a 0223.

 

¿Reinserción?

Y uno de los reclamos que Mariano Di Mauro repite año tras año es el pedido para que Medina no salga de la cárcel de Batán. Como el delincuente ya cumplió más de la mitad de la sentencia dentro de la unidad penitenciaria, la ley contempla la posibilidad de que pueda acceder a la libertad condicional o tener salidas transitorias siempre y cuando se certifiquen ciertas normas de conducta durante el período de encierro.

Una negativa no limita a que el condenado pueda volver a pedir los beneficios cada seis meses. Así que con la llegada de agosto y febrero – el mes del cumpleaños y el asesinato de la kiosquera  – Medina suele insistir con las solicitudes para que le permitan salir. De hecho, ahora hay un pedido en curso que ya fue denegado por el juez Ricardo Perdichizzi y cuyo rechazo debe ratificar a la brevedad Sala III de la Cámara de Apelaciones y Garantías.

Medina protagonizó el violento asalto a mano armada junto a Cisterna.

Para la familia de Di Mauro, en definitiva, esto suma otro padecimiento en fechas que son muy sensibles y angustiantes. “Es injusto que cada seis meses la Justicia le permita a él acceder a un beneficio y a nosotros nada”, critica Mariano, y agrega: “No queremos que salga porque esta persona no tiene ningún tipo de reinserción”.

Además, como si la sola idea de libertad no bastara para indignar a los allegados de Dalina, Medina busca aprovechar este beneficio instalándose a escasas cuadras de la casa donde viven los padres de la comerciante porque fijó como residencia el domicilio de su mamá. “Nosotros ya lo conocíamos a Medina porque era cliente del barrio”, recuerda Mariano, y apunta: “Sería una locura imposible que le permitan salir”

Sin embargo, lo que más le preocupa al hermano de la víctima es la certeza de que, algún día, Medina podrá recuperar su libertad de manera definitiva. “Ya pasaron 13 años y en pocos años va a quedar libre. No sé qué va a hacer la sociedad con este inadaptado. Lamentablemente va a salir porque no le dieron la cadena perpetua”, señala.

"Llamaste a la policía"

A Dalina Di Mauro la balearon un viernes 27 de febrero alrededor de las 13.30. La fatídica secuencia se dio en el marco de un asalto al que ella nunca se resistió. David Cisterna y Ezequiel Medina ingresaron a su polirrubro y a punta de pistola le exigieron plata, cigarrillos y mercadería. La mujer entregó todo y los dos jóvenes se retiraron.

El crimen motivó marchas multitudinarias y hasta obligó a las autoridades a tomar medidas contra la inseguridad.

Sin embargo, cuando ambos estaban a punto de arrancar la moto para escapar, un móvil de la Policía Científica se cruzó casualmente por la zona. Uno de los homicidas creyó, entonces, que la comerciante había dado aviso al 911, por lo que decidió regresar al kiosco para dispararle a la cabeza con una pistola calibre 11.25 al grito de "Hija de puta, llamaste a la policía".

Dalina murió en el hospital el 5 de marzo producto de la “muerte cerebral irreversible” que le provocó el impacto de bala. Los delincuentes permanecieron prófugos durante los seis días de agonía de la joven hasta que Cisterna cayó veinticuatro horas más tarde, el 6 de marzo, en La Matanza. Y 28 del mismo mes la policía atrapó a Medina, quien se refugiaba en localidad santiagueña de Termas de Río Hondo.

Confesión y suicidio

Cisterna confesó ser el autor del disparo mortal pero el único que llegó a juicio por el crimen fue su cómplice. ¿Por qué? Porque Cisterna se quitó la vida el 29 de abril del 2009 en la celda donde fue encerrado en la Unidad Penal de Batán. Al recluso lo encontraron pendiendo de un cable coaxil que estaba anudado a su cuello y a los barrotes de un respiradero. "Cisterna se suicidó en la cárcel porque no pudo soportar su conciencia por asesinar a Dalina”, llegó a decir un año y medio más tarde en el debate oral Alejandro De la Tore, el abogado que esgrimió la defensa del segundo detenido.

La circunstancia del suicidio, sin embargo, no condicionó en ningún momento el avance del proceso contra Medina y por eso la Justicia finalmente lo condenó a 21 años de prisión, con el sustento de las diferentes pruebas incriminatorias que acumuló la investigación del exfiscal Marcos Pagella. El mismo letrado defensor llegó a reconocer a los medios que ambos delincuentes se conocían y vivían juntos.

Memoria

Fruto de las multitudinarias marchas espontáneas que impulsaron vecinos y comerciantes de la calle San Juan, el nombre de Dalina Di Mauro aún resuena con fuerza en la memoria colectiva de Mar del Plata. Por eso, la familia de la mujer agradece el acompañamiento “excepcional” de la sociedad y los medios pero lamenta no haber visto la misma actitud de respuesta y contención de parte del Estado.

“Al principio hubo apoyo de funcionarios pero porque no les quedaba otra. Después,  las victimas somos abandonadas a nuestro padecer y ninguna persona se te acerca, te dejan olvidado, a pesar de que en realidad nosotros somos los que padecemos las malas políticas que ellos han implementado durante todos estos años y que han hecho que las cosas estén cada vez peor”, lamenta.

Dalina Di Mauro, la comerciante que quería toda la calle San Juan.

El grito por Justicia que se levantó en las calles fue tan importante en aquel cierre de temporada que el exintendente Gustavo Pulti se vio obligado a acelerar gestiones para reforzar la seguridad en la vía pública. Así, en poco tiempo, se anunció la llegada de agentes federales, a través de la Prefectura Naval Argentina (PNA), para custodiar los barrios y centros comerciales.

La medida, de algún modo, sirvió para apaciguar el malestar social del momento pero no colaboró para resolver la problemática de fondo. La inseguridad hoy sigue muy presente en las calles, tan presente como el recuerdo de Dalina, esa "flaquita de metro y medio" que todos querían en San Juan. "Era la que mejor atendía el kiosco. Era una excelente persona. Dalina era una laburante que se rompió la vida trabajando y la ejecutaron por eso, por levantarse temprano para ir a laburar”, cierra Mariano, con emoción.

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