La novela no termina: la escultura misteriosa de Playa Chica sigue excluida del patrimonio municipal

A pesar de haberse instalado hace un año, la Secretaría de Cultura que dirige Carlos Balmaceda todavía no terminó el trámite para recibir la donación de la obra de Mario Magrini. "En este tiempo, nadie me llamó", reconoce, con desilusión, el autor de la estatua que fue el gran furor del verano pasado. 

La enigmática mujer que mira al mar se instaló, a escondidas, en la madrugada del 5 de febrero del 2021. Foto: 0223.

5 de Febrero de 2022 08:08

La novela de la escultura de la mujer de Playa Chica, la obra que fue gran furor en el verano pasado después de que se colocara a escondidas y de manera anónima el 5 de febrero, todavía tiene capítulos por resolver. Al cumplirse el primer aniversario de la instalación, se ha vuelto un “misterio” saber cuándo la Secretaría de Cultura terminará el trámite para incorporar la estatua al patrimonio municipal.

Mario Magrini, por lo pronto, no tiene una respuesta. El hombre que el 20 de febrero asumió públicamente la autoría de la pieza artística dice que no mantuvo otro tipo de comunicación con el titular de Cultura, Carlos Balmaceda, después de la conferencia que se había organizado en el centro cultural Victoria Ocampo para poner fin a los interrogantes que encendía el anonimato de la intervención en el tradicional paseo costero.

“La verdad es que oficialmente no se incorporó la obra al patrimonio. Hubo una conferencia en la que se dijo que yo hacía la donación pero después no hubo un papel donde yo firmara nada. Y a un año, nadie me llamó tampoco”, confiesa el cirujano plástico con más de 35 años de trayectoria, en una mano a mano que le concede a 0223.

Inclusive, el profesional, que a nivel local también es reconocido por ser el hermano del director de la Guardia del Mar (Alejandro Magrini), señala que las autoridades municipales tampoco le brindaron mayor respaldo cuando hizo llegar su deseo de continuar con otras intervenciones similares en espacios públicos de la ciudad.

“Al intendente me lo crucé, le dije que tenía ganas de hacer otra cosa, y me dijo que sí, que había sido divertido… y nada más. Y Balmaceda me propuso formar parte de un grupo que estaba haciendo trabajos artísticos en plazas, con intervenciones en juegos, como pasó en el Parque Primavesí pero después eso no se extendió a otros lugares. A él también le dije que quería hacer otra estatua pero quedó todo ahí”, lamenta.

Desilusión

Magrini con Balmaceda, durante la conferencia que develó el misterio sobre la autoría de la mujer de Playa Chica. Foto: archivo 0223.

Sin desconocer las grandes urgencias urbanísticas y estructurales que evidencia Mar del Plata, Magrini no evita manifestar la “desilusión” ante la falta de interés que reconoce en la gestión: “Me desilusiona lo que pasa con lo que viene desde el lado de la política pero porque pensé que habían visto esto como una oportunidad. Obviamente que Mar del Plata tiene cosas mucho más prioritarias e importantes que el arte como arreglar las calles, los barrios, las cloacas, las seguridad, pero también es cierto que la municipalidad no gastó nada con la estatua”.

A partir de la frustrada experiencia, el autor de la obra pide a las autoridades de Cultura que abran los caminos para que nuevos artistas puedan dejar alguna huella en la ciudad. “Hay montones de artistas con el deseo de hacer algo que trascienda y que, previo a una evaluación, podrían tener un lugar para exponer. Y eso no le cuesta nada a la municipalidad”, reitera.

El artista, en este sentido, advierte que las distintas “pautas” que define la municipalidad para poder avanzar con intervenciones en espacios públicos “frena a que más artistas hagan estas cosas”. “La norma no estimula mucho este tipo de arte. Yo lo pude hacer porque tuve una cierta dosis de inconsciencia y, ante el hecho consumado y la gran respuesta de la gente, la municipalidad no pudo hacer otra cosa más que aceptar la obra”, reconoce.

“Acá no se trata de sacar la plata que hay para hacer pavimento para que se pueda hacer una estatua sino que solo hay que facilitar las cosas. Hace falta que alguien piense un poquito se pueden hacer cosas igual y sin plata”, apunta Magrini, y recuerda: “Alguien del Ente de Turismo llegó a decir que la estatua había hecho mucho más que toda una gestión política para el turismo… ¿y qué fue? Nada, un gestó que llegó”.

Plena vigencia

La escultura de la mujer se consolidó como el gran atractivo de Playa Chica. Foto: 0223.

A pesar del disgusto con la administración de Guillermo Montenegro, al creador de la enigmática mujer de Playa Chica lo reconforta la repercusión que sigue generando la estatua en marplatenses y turistas en su primer año de vida. “Fue una continuidad de alegrías. Creo que desde que puse la estatua, no pararon de haber manifestaciones positivas. Siguió vigente durante todo el año”, destaca.

“El 2021 evidentemente fue otro año difícil y estas cosas traen una bocanada de aire fresco dentro de todo lo que se viene viviendo. Yo tuve que continuar con mi trabajo de cirujano pero me da mucha alegría seguir viendo lo bien que responde la gente a la estatua. Y en este aniversario vuelve a resurgir un poco todo porque también se vuelve a vivir el clima del momento, de estar en el verano pero con los miedos de la pandemia”, analiza.

Durante el balance anual, Magrini tampoco evita referirse al curioso perro que se instaló al lado de su escultura casi dos meses después y de manera fugaz, ya que el Ente Municipal de Servicios Urbanos rápidamente envió personal a Playa Chica para retirarlo del paseo. “Creo que fue más un símbolo de rebeldía y un gesto hacia la municipalidad. Lo tomé así, no como algo contra mi estatua. No era un hecho artístico sino un alegato”, reflexiona.

La gran protagonista

Los orígenes de la obra de Magrini se remontan a fines de 1996, cuando el cirujano vio la necesidad de canalizar un momento personal “muy difícil” que vivió junto a su familia, relacionado a un problema de salud. Cuando le dio su primera forma hace 25 años, la pieza artística de cemento, estructura de hierro y pintada con acrílico, era de color terracota. Pero al avanzar con la instalación en la costa, la restauró para que se “mimetizara” con las rocas que nutren el paisaje natural que se forma en el camino de Playa Chica.

De la escultura, hay otros dos misterios que el cirujano prefiere no develar: su nombre e intención. Porque el deseo del artista marplatense es que la estatua que representa a una mujer sentada, tomándose las piernas con la vista en el mar, sea protagonista de nuevas historias gracias a la imaginación de cada una de las personas que se detiene a contemplarla.